jueves, 20 de marzo de 2008

El Malvado Zaroff



Uno de esos filmes clásicos en verdad, cine de culto valorado tan solo por unos cuantos aficionados, el ser una obra teóricamente menor de Ernest Schoedsack (creador de ese magnífico filme que es King Kong) no ha beneficiado mucho a esta película, de una hora y cuatro minutos de escasa, pero turbadora duración. Encontrarla hoy es casi imposible, desde que la edición que tuvimos en nuestro país por parte de Manga ha sido desctalogada, lo que aumenta su valor.
El cazador Robert Rainford (Joel McCrea) es parte de la tripulación de un barco que navega en alta mar. En cubierta, Bob y el capitán discuten sobre cazadores y cazados, sobre si es adecuado que el hombre mate por deporte a otras criaturas inferiores. Un naufragio pondrá a Bob, como único superiviente, en una isla de abundante vegetación, donde encuentra un castillo habitado por el conde Zaroff (Leslie Banks) un aristócrata ruso apartado de la sociedad, que vive con unos cuantos criados de aspecto grotesco y con dos hermanos, supervivientes de un anterior naufragio, el borrachuelo de Martin y su hermana Eve (Fray Way, mas tarde la hembra de King Kong). El conde tiene unos modales muy civilizados y acoge con hospitalidad a Bob, pero su comportamiento y su absoluta obsesión por un tipo de "caza mayor" del que habla más bien poco, pone nerviosos a sus invitados. Más tarde, Martin desaparece en compañía del conde para aparecer luego muerto de un flechazo, es entonces cuando el loco conde Zaroff revela su juego: es un cazador de presas humanas, suelta a los náufragos que llegan a su isla (gracias a trampas y falsas indicaciones marinas colocadas por él) con un día de ventaja, y luego les persigue implacablemente con su mosquete, su arco y sus flechas, Ahora, Zaroff espera que Bob, como reconocido cazador que es, se una a él en su próxima cacería. Bob, lógicamente, se niega en redondo a algo así, por lo que el conde decide cazarle a él, y le suelta junto a Eve en la selva. Si sobreviven sin ser atrapados durante un día, obtendrán la libertad...

El conde dedicado a su deporte preferido

Es increíble la poca popularidad de la que goza esta película, y al mismo tiempo, la cantidad de filmes posteriores que beben de ella. Su influencia está por todas partes, en esas películas donde el hombre no es la cima de la cadena alimentaria, ya se trate de animales (Tiburón) o personas que comen personas (La matanza de Texas). Tampoco es gratuito comparar al conde con un vampiro (atentos a la frase pronunciada por Martin "El conde duerme de día y caza de noche", pista importante). Estamos pues, ante un clásico del cine que la gente prefiere imitar a reivindicar, lo que dice no poco sobre esta obra maestra.