domingo, 23 de diciembre de 2007

Estoy vivo



A principios de los años setenta, Larry Cohen era un director de serie B neoyorquino, bastante desconocido. Sus únicas películas comerciales eran unas cuantas blaxplotation (películas de y para negros) como "El Padrino de Harlem" por citar la más conocida. Fue en 1972 cuando dirigió por primera vez para un gran estudio, la Warner Brothers, con un presupuesto ajustado, pero sin duda superior a cualquiera de los anterior, que le permitió contar con el maestro de los efectos especiales Rick Baker y, como compositor, el maestro Bernard Herrman en una de sus últimas composiciones para películas.
Los Angeles. Una acaudalada pareja, los Davies, acude al hospital para que ella de a luz, pues es su segundo hijo, aunque en las primeras semanas del parto pensó en no tenerlo, e incluso stuvo tomando píldoras abortivas. Duante el parto, algo sucede, y cuando el marido entre en el quirófano, descubrirá que su hijo ha asesinado de forma grotesca a los médicos, y ha huido. El bebé era un ser monstruoso y anormal. Los Davies vuelven a casa intentando olvidar la experiencia, pero se levanta un debate social en torno a ellos: él pierde su empleo debido a la mala publicidad, y se cree que el motivo de la monstruosidad del bebé se debe a un fallo en las píldoras abortivas. El farmacéutico fabricante pacta con la policía, para que el cuerpo sea destruido una vez hallado el niño, y así no se pueda descubrir su responsabilidad en los hechos, ya que el padre ha donado el cuerpo a la ciencia cuando sea encontrado, a cambio de un contrato laboral. Sin embargo, el monstruoso niño, que ha seguido matando por la ciudad, buscará a sus padres, y primero la madre, y finalmente el pade, comprenderán que se trata de un humano, por monstruoso que sea, y que es su hijo al fin y al cabo.

El dramático parto

El diseño de la criatura por parte de Baker fue bastante bueno, un ser deforme y de apariencia repulsiva. Los asesinatos también tienen su punto de gore, y parece ser que en la época fueron insoportables, si bien hoy en día su violencia está superada. Respecto al bebé, es apenas mostrado durante la película, solo se nos muestran tomas deformadas de su rostro durante los ataques, si bien al final de la película es mostrado al completo. Es to se debe a que a Cohen, más que el monstruo y sus hazañas sangrientas, lo que le interesa es el periplo de sus padres: el deterioro familiar, o el circo mediático que se monta en torno a ellos, la actitud agresiva y poco transparente de las coporaciones farmacéuticas responsables de las píldoras que han causado la mutación, el miedo a la paternidad... en resumen, la respuesta de la sociedad a un fenómeno. Y esta es brutal, pues el niño (que no puede tener conciencia de sus crímenes, y por lo tanto no puede ser moralmente culpado por ellos) se convierte en epicentro de una caza policial, y levanta un gran debate social donde todos están a favor de destruirlo, incluidos sus propios progenitores. Pero, primero la madre, cuando descubra al bebé en casa y lo protege de su marido, que quiere matarlo, y luego el propio padre, que intenta impedir su muerte cuando está atrapado por la policía, aceptan que se trata de algo suyo, les guste o no. Según el propio Cohen "Trataba de hacer sentir simpatía hacia alguien que es distinto. Es una película muy de los setenta, donde los chicos llevaban el pelo largo, fumaban hierba y llevaban una vida límite. Los padres no podían controlar a sus hijos y los echaban de casa, existía un miedo generalizado de las generaciones mayores por sus propios retoños".
En efecto, la película tiene un aire muy "seventy" tanto en su fotografía, fría y algo extraña, como en ropas, peinados, actitudes, decorados, etc. Sus mayores bazas, además de un monstruo que, por omisión de su aspecto, consigue dar miedo y despertar interés, es una banda sonora perfecta, por encima incluso del aspecto visual del film, que "rellena huecos" que la narración de Cohen, algo primerizo todavía, podía dejar en la película. Esta fue un éxito (dicen que batió el record en taquillas de la Warner Bros, que no había tenido un éxito semejante desde "My fair Lady") y resultó lo bastante interesante para que algunos cinéfilos la nombrasen "película de culto". Tuvo dos secuelas, orquestadas por el propio Cohen, y muy inferiores: "Sigue vivo" donde el padre de la primera parte trata de advertir a otra pareja que va a tener un bebé similar, y "La isla de los vivos" donde el número de bebés es mayor, y se decide, por seguridad o quizás, por miedo, recluirlos en una isla. Ambas son películas de serie B solo para completistas, con alguna buena idea, pero faltas de ritmo y buen hacer fílmico, bastante sosas en comparación. La original queda como una curiosa película por si misma, con logros suficientes para merecer el prestigio de que goza hoy en día, entretenida y perfectamente disfrutable.

martes, 18 de diciembre de 2007

La maldicion de Damien



Dos años después del moderado éxito de "La profecía" sus productores decidieron ofrecer una secuela. Y estamos ante una de las pocas veces en las que podemos decir que es una digna secuela, que si bien, entiéndase, nunca podrá superar a la primera entrega, parte de unas premisas muy interesantes, con el mismo tono épico y excelentes actores. Además es una película que gira en torno a la adolescencia de su protagonista (el Anticristo, nada menos, interpretado por un muy convincente Jonathan Scott Taylor) y que, aunque parezca imposible, consigue reflejar todas las dudas, los cambios y las contradicciones que suelen sucederse en esa época de nuestra vida. La banda sonora vuelve a ser de Jerry Goldsmith, con su inquetante tema "Ave satani", puntuando los momentos de suspense. Una película con virtudes y fallos (que los tiene) realmente fascinante. Incluso, para mi gusto, más fascinante que "La profecía" si bien la dirección es muy inferior. De no haber sido así, podríamos haber estado ante una secuela mejor que la original, pero centrémonos en lo que hay.
Inmediatamente después de los sucesos narrados en "La profecía" asistimos a un prólogo en Israel, donde el sacerdote Bugenhaggen, que aconsejó a Robert Thorn acerca de lo que debía hacer con el Anticristo, ha descubierto que Thorn ha muerto y el chico ha sobrevivido, y ha sido acogido por sus tíos, Richard y Anne Thorn. El monje cuenta lo sucedido a un amigo suyo, arqueólogo americano, y le pide que lleve a los Thorn una carta que lo explica todo, para que ellos puedan luchar contra el Anticristo. El arqueólogo, por supuesto, no le cree, pero Bugenhaggen le dice que hay una prueba, el muro de Yigael recientemente descubierto, donde se nos muestran dibujos del Antricristo en distintas etapas de su vida, y la cara del Anticristo en edad infantil es la misma que la de Damien Thorn. Finalmente, el arqueólogo acude con el monje a ver el muro, pero este se derrumba misteriosamente, sepultándoles a ambos vivos.
Ocho años después, Damien Thorn es un adolescente sano y carismático, que habita en casa de sus tíos con su primo Mark, de su misma edad. Richard Thorn tiene en sus manos Industrias Thorn, una poderosa corporación valorada en más de 100 millones de dólares. Damien, por su parte, no es consciente de su destino, de su verdadera identidad, y ha crecido como un muchacho normal. Actualmente, vive y estudia con su primo en una academia militar.
Mientras ciertas personas descubren o sospechan de Damien, y de un complot teñido en torno a la familia Thorn, van muriendo en extraños accidentes. A la academia militar llega un nuevo profesor, el sargento Neff (Lance Henriksen, el inolvidable Bishop de Aliens el regreso) que no es sino un agente del Diablo, cuya labor es proteger al chico y a la vez, comenzar a guiarle en un proceso de auto descubrimiento, dándole pistas e indicándole donde puede buscar la verdad acerca de su existencia. Por otra parte, uno de los socios de confianza de Richard Thorn, Paul Buhrer, es otro enviado del Diablo para ir allanando el camino en Industrias Thorn, y convertir la corporación en un imperio, para cuando el Antricristo llegue a la edad adulta y pueda heredarlo y, desde una posición de poder, dominar el mundo. Son curiosas las ideas de Buhrer acerca de los negocios, por ejemplo, su proyecto de comprar enormes parcelas de tierra del tercer mundo a un precio ridículo, y cultivar allí alimentos artificiales para acabar con el hambre en el mundo... pero claro, el tercer mundo y su sustento dependerían de esos cultivos de alimentos, en manos de Industrias Thorn.
Poco a poco, Damien toma conciencia de lo que es, y de aquello a lo que está destinado, y va aprendiendo a mover los hilos y a utilizar para su provecho a los agentes enviados por su "padre" ya sea un espectral cuervo que provoca enfermedades o accidentes, o sus propios poderes para causar dichos accidentes. El dulce e inocente niño conoce su futuro ("¿Porque? ¿Porque yo"? preguntará, sin obtener respuesta) da un paso adelante en la madurez, asume su destino y se convierte en un ser frío, calculador, y sobre todo, sabedor de que le esperan grandes días... sin embargo, resulta conmovedor y entrañable que, antes de convertirse en dicho ser frío y sin entrañas, una vez sabe ya quien es, le pedirá a su primo Mark que se una a él. "Te quiero. Eres como mi hermano" le dice. Pero su primo retrocede, horrorizado, e intenta huir, por lo que Damien lo mata. Ya nunca volverá a querer a nadie.
Por su parte, Richard Thorn también recibirá avisos y pistas, y acabará recibiendo el paquete de Bugenhaggen, que contiene las siete dagas de Megido, la única cosa en la Tierra que puede acabar con el Anticristo.

Como todo buen líder de masas, Damien goza de popularidad y buena compañía...


La pareja de este film, formada por William Holden y Lee Grant como Richard y Anne Thorn está estupenda, y no tiene nada que envidiar a Peck y Remick. De hecho, en "La profecía" se le ofreció a William Holden interpretar el papel que interpretaría Peck, pero lo rechazó por estar ocupado en otro proyecto. Jonathan Scott Taylor está brillante en su papel, comienza siendo un niño, un muchacho inmerso en una vida plena, integrado en una familia que le quiere, preparándose para el futuro... y acaba convirtiéndose en el Anticristo, asumiendo su terrible papel. Es de agradecer que aquí no se reincida en la línea argumentar de "La profecía" donde siempre se nos sugería que los hechos acaecidos podían ser simples coincidencias fruto de la locura de la esposa de Thorn. En "La maldición de Damien" no cabe duda: desde los cinco primeros minutos del film, sabemos que estamos asistiendo a las andanzas del hijo del Diablo en la Tierra.
Una película excelente y digna secuela. Por desgracia, la saga se remataría de mala manera en "El final de Damien" donde asistimos a los pasos del Anticristo en edad adulta, en posesión ya de las empresas familiares, pero convertido en un ser demasiado frío, inhumano, y poco carismático, cuando se supone (y en "La maldición de Damien se sugiere) que el Anticristo es y será un líder de masas encantador. Pese a la competente labor de un joven Sam Neill, la película es un auténtico desastre, un caos argumental, donde solo sobresalen los monólogos de Damien frente a un crucifijo. Hubo más tarde una cuarta parte, "La profecía IV: El renacer" donde una niña misteriosa, que resultaría ser la hija de Damien, seguiría sus andanzas. Mala, televisiva y sin nada que aportar. Una verdadera lástima que tras un peliculón como "La profecía" y una película tan interesante como "La maldición de Damien" que acababa, supuestamente, dejando lo mejor para el final, terminase de manera tan terriblemente nefasta.

Alien, el octavo pasajero



¿Terror? ¿Ciencia ficción? Decisión arriesgada y discutible, pero en realidad, está claro para cualquier espectador que esta película de Ridley Scott contiene ambos elementos, también es una estupenda cinta de aventuras en el espacio.
El guión inicialmente escrito era una parodia de ciencia ficción, escrito por Dan O'Bannon, un tipo bastante interesante que se ha movido poco, pero contundentemente, regalándonos joyas de todo tipo, amén de sus estupendos guiones. Su guión fue vendido a la FOX, que tras pasarlo por varios retoques de diversos guionistas e la casa, encargó el trabajo al director inglés Ridley Scott, por aquel entonces todavía desconocido, con una sola película destacable, "Los duelistas". Scott aceptó el reto y comenzó el rodaje, contratando a HR Giger para que diseñase a su Alien, a Jerry Goldsmith para que compusiera la banda sonora, de tintes épicos, y a Sigourney Weaver para que interpretase a la oficial Ripley. El resto es historia...
En un futuro no determinado, el ser humano se ha lanzado ya a la conquista del espacio. Un carguero industrial, el Nostromo, traslada toneladas de minerales para su comercio, con destino a la Tierra. Los tripulantes de la nave duermen en un sueño de hibernación, pues de otra manera no sobrevivirían al viaje, pero algo sucede en las computadoras de la nave, y esta los despierta cuanto todavía faltan varios meses para llegar a la Tierra.
Los tripulantes de la nave se reúnen para tomar café y comer, y finalmente descubren que todavía les queda un largo viaje. Su capitán, Dallas (Tom Skerrit, excelente) les explica que según la computadora, se ha recibido una señal de otro planeta, y están obligados por contrato a comprobar todo tipo de transmisiones desconocidas. Dallas viajará a un inhóspito planeta junto a Lambert (Veronica Carwright) y Kane (John Hurt). Allí hallarán restos fósiles de una civilización antigua, pero aparentemente, no hay vida. Sin embargo, Kane descubrirá una enorme colonia de extraños huevos, y cuando los está inspeccionando, uno de ellos sale disparado, enganchándose a su cabeza. De vuelta a la nave, parece que no hay forma de quitárselo, pero poco después, esa extraña cosa aparece muerta y Kane revive sin recordar nada. Sin embargo, durante la comida, el pecho de Kane estalla violentamente y de él sale un pequeño monstruo que escapará de la tripulación, la cual quiere dar caza al ser, salvo el oficial científico, Ash (Ian Holm) que insiste en preservarlo para estudiarlo en la Tierra...

La tripulacion al completo

La cantidad de cosas que se pueden reseñar acerca de esta película son infinitas. Su extraordinaria banda sonora, que remarca hasta que punto el espacio puede ser un lugar solitario y aterrador, la fotografía, que nos revela un futuro muy parecido al presente, un lugar sucio, oscuro, donde todo falla, las máquinas se averían y las personas pierden el control ante las situaciones extremas, las actuaciones, todas geniales, desde un Tom Skerrit que afronta el difícil reto de ser el protagonista de la película durante la primera mitad de su metraje, para luego morir y dejar paso a la oficial Ripley, que en todo momento se muestra como el personaje más reflexivo, al contrario que la otra fémina de la nave, Lambert, una mujer histérica incapaz de afrontar el terror que llega a instalarse en el Nostromo, Ash, el supuesto "oficial científico" que es en realidad un androide enviado por "La compañía" (misteriosa y todopoderosa corporación que ha enviado la nave al planeta de los aliens a proposito, para conseguir un ejemplar que utilizar como arma) un ser que parece en principio tan reflexivo y frío como Ripley, pero entre ambos se establece una tensión que estallará cuando la tripulación descubra la verdadera naturaleza de Ash... por un lado, están todos estos "tripulantes" y por otro, estableciendo una clase social inferior, los peones de la nave, Brett (Harry Dean Stanton) y Parker (Yappet Kotto) dos "camioneros del espacio" como alguien los definió, cínicos y ajenos a todo lo que sucede. Los operarios se mostrarán siempre irreverentes y preocupados tan solo por su sueldo, hasta que la amenaza cobra vida.
Por otra parte, era en aquel momento extremadamente novedosa la idea y concepción del alien, un ser que pasa por distintas fases de transformación, desde un ser con visos de cangrejo que aprovecha los cuerpos humanos como "úteros" involuntarios, al alien en si, que al principio es una especie de gusano, pero va pasando por diversas fases y cambios de piel, hasta convertirse en un monstruo, una máquina de matar, un superviviente. Los convincentes efectos especiales, de Carlo Rambaldi (Dune, ET, King Kong...) recrean a la perfección tanto los diversos diseños de Giger de una criatura tan terrible que apenas la vislumbramos, como de las muertes (la primera de ellas es prácticamente gore, agónica).
Alien, el octavo pasajero, se convirtió en 1979 en una película revolucionaria, que presentaba a un monstruo contra el que nada se podía hacer, un ser con el que no se puede razonar, frío e inmortal, y nos lo presentaba en un marco muy convincente, con unos más que interesantes personajes. Es particularmente acertada la frase promocional "En el espacio, nadie puede oír tus gritos" que se ocupa de resaltar el hecho de que los personajes no podrán huir ni esconderse, están absolutamente solos, y cuentan únicamente con su propio ingenio. Imprescindible, muy entretenida y disfrutable, y a ratos, desasosegante.
Por supuesto, contó con secuelas, a mi entender, la única destacable es "Aliens el regreso" entretenida cinta de acción, con Sigourney Weaver como ama de la función. Disfrutable, pero lejos de la original. Alien 3 fue una decepción generalizada, una película aburrida que intentaba volver a los orígenes del terror y la soledad del espacio, sin conseguirlo en absoluto Alien Resurrection intentí crear algo parecido, dar empaque al producto, y tiene momentos memorables, pero no se quita el calificativo de mediocre. Innumerables series de cómics sobre los aliens inundan el mercado, donde se los empareja con otro extraterrestre carismático de los ochenta, el Depredador. Como la original, nada.

Piraña



Tras el éxito de "Tiburón" de Steven Spielberg (1975) multitud de productos de todo tipo intentaron copiar su éxito. La mayoría fracasaron burdamente, eran películas extranjeras, hechas con cuatro duros, con un guión calcado al de Spielberg, pero con menos medios y actores terriblemente malos. Solo un número limitadísimo de estas "imitaciones" lograron convertirse en excelentes películas por si mismas. Y el primer ejemplo es "Piraña" de Joe Dante, fechada en 1978.
Hasta aquel día, Dante había sido montador en la New World, modesta productora de cine fantástico, dirigida por el rey de la serie B Roger Corman. En la New World, todo el mundo conseguía tarde o temprano, la oportunidad de dirigir alguna película de bajo presupuesto, y a Dante le llegó la hora con esta joyita. Con un presupuesto algo mayor de lo que solía ser habitual en las películas de New World, y un guión de John Sayles (ambos repetirían en la también magistral Aullidos) contó con actores bastante desconocidos como protagonistas (Bradford Dillman había sido secundario en varias películas de la saga Harry el Sucio) pero con varios secundarios realmente entrañables, como Kevin McCarthy, el protagonista de "La invasion de los ladrones de cuerpos" (también le veríamos en otras pelis de Dante como Aullidos o En los limites de la realidad) la inquietante y siempre bien recibida italiana Barbara Steele, y no olvidar al entrañable secundario Dick Miller, presente en todas y cada una de las películas del director.
Dos adolescentes escapados de casa huyen por la América rural, haciendo autostop. De noche, entran en unas instalaciones militares aparentemente abandonadas, y encuentran una piscina en la que deciden bañarse, pero ambos son asesinados por algo en el agua. Poco después,
una joven cazarecompensas que trabaja para una agencia de detectives, Maggie, contratada por la familia de una chica que se ha fugado con su novio. En su búsqueda llegará a un pueblecito rural donde los chicos han sido vistos por última vez, y con ayuda de un habitante de la zona, Paul, les buscará y llegará hasta las instalaciones militares, donde activan un mecanismo que vacía la piscina en el mar. De pronto, aparece un hombre en estado frenético que trata de impedirlo, pero ya es tarde. Le reducen, y más tarde el hombre dice ser el doctor Hoak, un científico que trabajó en un proyecto secreto que iba a usarse como arma para la guerra de Vietnam, y que consistía en crear un ejército de pirañas voraces, a las que no les afecta el agua salada, y que se reproducen a una velocidad de vértigo... las pirañas se dirigirán a un campamento de verano y a un parque acuático, y la pareja tratará de impedirlo, con ayuda de otra científica (Barbara Steele) que en realidad ha sido enviada a recuperar las pirañas, aunque sea a costa de dejar morir a todos los habitantes de la zona...

La pareja protagonista en busca de las pirañas

Piraña es una película divertida, a ratos inquietante, pero no llega a ser ni una película de terror pura ni una simple comedieta al servicio de parodiar "Tiburón". Por ejemplo, en la primera escena, dos jóvenes son devorados en una piscina, escena que es tratada con respeto, seriamente, para, a continuación, presentarnos en la siguiente escena, a una chica que juega a un videojuego llamado "Tiburón". El terror viene dosificado con momentos de humor, pero también hay en la película momentos crudos y sangrientos (no escatiman ni a la hora de mostrar cadáveres medio devorados, ni a la hora de mostrarnos a decenas de niños atacados brutalmente en el agua de un campamento de verano, niños entre los cuales se halla la hija del protagonista, por cierto). También habla el film sobre la corrupción que impera en el sistema político y militar: el ejército envía a la doctora Mengers para controlar la situación, es decir, para que el secreto no salga de ese pueblo y para recuperar vivas el mayor número de pirañas posibles, y los políticos responsables del proyecto también son accionistas del parque acuático que se va a inaugurar, y no están dispuestos a perder beneficios, llegando a abrir el parque, aunque están sobre aviso de que las pirañas se dirigen hacia allí... por supuesto, el dueño del parque recibirá su castigo al final, a manos de sus propias creaciones.
Piraña fue distribuida por la United Artists, y acabó resultando un éxito en taquilla, aunque los críticos la despedazaron por considerarla una copia, no de Tiburon, sino de "Los pajaros" de Hitchcock, y hasta muchos años espués de su estreno no empezó a ser valorada como se merecía, esta gran joya, una película pequeña, pero a la vez, grande en su modestia, de efectos especiales justos (la película sugiere más que muestra) actores más que correctos, llegando, por ejemplo, Barbara Steele a alcanzar niveles gloriosos (el plano final de la película merece pasar a cualquier antología). En definitiva, un producto ideado para el consumo rápido que acaba trascendiendo de sus objetivos y deviene en una película entretenida, llena de homenajes y con muy bien de ritmo. Totalmente recomendable. A principios de los ochenta se rodó una secuela "Piraña 2, Los vampiros del mar" de producción italiana, donde las pirañas tenían alas y volaban. Fue dirigida por un novato James Cameron, si bien parece que estuvo enfermo durante el rodaje y la película la acabó rodando uno de los productores. Bastante mala, de todas formas. Peor todavía el remake de la original Piraña 95, con William Katt y Alexandra Paul, que ahorra en sangre y violencia, resultando bastante aburrida. Se está preparando otro remake en la actualidad.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Carretera al Infierno



Eric Red es un guionista interesante. Como director ha arrojado unos resultados mucho menos interesantes, pero suyo es el guión de la genial "Los viajeros de la noche" y de esta Carretera al infierno. Ambas son dos road movies con toques de terror.
Se nos cuenta la historia de Jim Halsey (C. Thomas Howell) un joven que conduce un coche a San Diego por encargo. Una noche está tan cansado que está a punto de tener un accidente. Para evitar dormirse, decide recoger a un autoestopista para que le haga compañía, con tan mala fortuna que recoge a un vagabundo, John Ryder, si es que era ese su verdadero nombre (Rutger Hauer brutal, como siempre) que muestra un apreciable desnivel mental, hasta que acaba amenazando de muerte al chico. Aunque aterrorizado, Jim consigue echarle del coche, cosa que el bueno de John se tomará a mal. Al día siguiente, Jim ve al autoestopista en otro coche con una familia, que poco después aparece muerta. A partir de entonces, John cargará todos sus crímenes a Jim, que también será perseguido por la policía, y solo obtendrá ayuda de una camarera (Jennifer Jason Leigh) que le cree y le salva cuando está a punto de ser injustamente acribillado por la policía. Sin embargo, John seguirá persiguiendo implacablemente a la pareja, dejando tras de si un rastro de cadáveres en un viaje infernal.
Lo que más llama la atención de esta película (además de su aire irreal, onírico, como si todo fuera una pesadilla) es la figura de John y su relación con el chico. Al principio parece un simple loco, que ha salido a matar, porque si. Lo que quiere es que alguien acepte su reto, que alguien le plante cara. "Impídemelo" le dice a Jim cuando anuncia su intención de matarle. Y cuando Jim se lo impide, John parece encontrar lo que buscaba, una especie de rival a su altura. A partir de entonces torturará al muchacho, no con intenciones de matarlo, sino de cargarle todos sus crímenes para hacerle pasar una dura prueba. Más que su asesino, John Ryder se erige casi como una figura paternal, ejerce el papel de guía de Jim por el Infierno, a pesar del chico. Cuando se encuentran en un bar, la actitud del psicópata es casi paternal. Cuando la policía aclara las cosas y atrapa a John, el jefe de policía le comenta a Jim "Hay algo raro entre vosotros dos". Y cuando John escape de la custodia policial, Jim sabe que solo él podrá pararlo...

Imágenes del film

Una historia asfixiante, de una persecución a través de la América rural (una América donde la gente se mantiene al margen sin prestar ninguna ayuda al prójimo, y la policía la componen un hatajo de incompetentes furibundos y casi psicopaticos, capaces de matar al tipo equivocado sin pararse a pensarlo dos veces) un psicópata sin nombre, sin pasado, sin motivaciones, un muchacho inocente perseguido por este y por la justicia, y una camarera que tratará de ayudarle, casi parece la estructura de un western...
Varias secuencias contribuyen a crear un clima turbador o irreal, como la primera noche que pasa Jim encerrado. Tiene extraños sueños con lo que ha sucedido, con el autoestopista. Cuando despierta, ve que alguien ha dejado su celda abierta. Camina por los pasillos desiertos de la comisaría, se encuentra un perro policía vagando por allí, y finalmente halla los cadáveres asesinados de los policías: John los ha matado y le ha dejado libre, de forma que las culpas recaerán siempre sobre él. Una secuencia brillantemente planificada...
Recientemente, "Carretera al Infierno" ha contado con una secuela y un remake, ambos bastante inferiores, por no decir otra cosa... y es que habría sido bastante difícil "capturar" repetir los logros de esta extraña y agobiante historia de suspense, capaz de hacer pasar al cinéfilo una hora y media tensa y desasosegante. Un pequeño clásico.

Picnic en Hanging Rock



Peter Weir es de sobra conocido por sus películas más famosas: El club de los poetas muertos, Unico Testigo (aquella de Harrison Ford en una comunidad Amish) y la genial El show de Truman. Lo que pocos saben es que, el director australiano comenzó su carrera con películas de corte fantástico, películas extrañas, atípicas, sobrecogedoras. Nunca llegan a ser películas de terror puras, "de miedo" pero si son películas que dejan al espectador con un poso de desasosiego. De estas películas solo he podido ver dos, la extrañísima, onírica y casi incomprensible (para bien) "La ultima ola" una película irreal, muy digna de ver, y la que nos ocupa.
Advierto ya al espectador que busque en una película sustos baratos, costosos efectos especiales, un par de tiros y alguna que otra explosión, que esta NO es su película. Picnic en Hanging Rock se desarrolla a pleno día, en un soleado paisaje, sin sangre, sin efectos especiales, sin monstruos, demonios ni ningún otro elemento similar. Tampoco le gustará la película a los amantes de las cosas masticaditas, a los que antes de que aparezca la palabra "FIN" quieren que quede todo explicado y ningún cabo suelto. Esta es una película que ayuda a pensar, no a dormir.
Año 1900. Las chicas del colegio femenino Appleyard van de excursión al monte de Hanging Rock (que existe en verdad). Una de las chicas, Miranda, es rica y adorada por todas, ya que tiene un aspecto verdaderamente angelical. Especialmente la quiere Sara, una chica de origen humilde que no val picnic por estar castigada. Una vez en la roca, Weir comienza a mostrarnos algunos elementos extraños: los pájaros que dejan ensimismada a Miranda, el cuchillo que parte en dos la tarta en forma de corazón, o que todos los relojes se paren a las doce en punto. Pequeños detalles que van viciando la atmósfera, calurosa, un día soleado, las chicas visten trajes blancos... se nos prepara para que suceda algo, pero no sabemos cuando, ni qué, ni porqué.
Durante la comida, Miranda y tres amigas piden permiso para explorar la roca. Cruzan varios arroyos y finalmente, se sientan allí a disfrutar del paisaje. Poco después, las demás chicas y las profesoras caen en un sueño prolongado. Al despertar, las cuatro chicas todavía no han vuelto. Se comienza a buscarlas, pero solo aparece una de las chicas, en estado de shock y sin recordar nada.

Las colegialas disfrutando de la naturaleza poco antes de desaparecer

Se da la alarma y la policía comienza una búsqueda, pero sin resultado. El joven Michael, un muchacho que vio a Miranda el día de la excursión y quedó embelesado por su belleza, decide buscarla por su cuenta, y él si parece que consigue cruzar al "otro lado" algo extraño le ocurre, y finalmente consigue recuperar a otra de las chicas, que aunque no está herida, es incapaz de recordar nada, ni de indicar el paradero de las otras dos compañeras.
Más tarde, una de las alumnas se suicida, la directora aparece muerta, y nunca más se tiene noticia de las desaparecidas. ¿Que les sucede? Es evidente que no se pierden, simplemente, ni son secuestradas, ni nada por el estilo. La última vez que las vemos parecen embelesadas, hipnotizadas por la naturaleza. La policía no consigue hallarlas, pero el joven Michael si que consigue "conectar" de alguna manera con las rocas, es capaz de pasar a ese otro lado, sea cual sea, y recuperar a una de las chicas. Ni ella ni la otra compañera rescatada sabrán explicar qué ha sucedido, y de hecho, cuando la segunda chica vuelve a la escuela, será repudiada por las demás y abucheada, como si, tras su viaje, su condición fuera diferente. Michael será el único que la apoyará, pero seguirá enamorado de la hipnótica Miranda.
Por otra parte, enla película se pronuncian una serie de frases ambiguas que aportan un sentido de la irrealidad todavía más fuerte al film. "Todo lo que vemos, o percibimos, es solo un sueño dentro de otro sueño" es el film que pronuncia Miranda, y que abre el filme. "Ahora sé que Miranda es un ángel de Boticelli" comentará una de las profesoras, antes de que se produza la desaparición de las chicas. Por cierto, que antes de partir a la excursión, Miranda se despedirá de esta profesora, como si supiera que no iban a volver. "Debió ser horrible" comenta una de las sirvientas de la escuela, pero nuevamente, no sabemos qué. Nunca una película ha estado tan cerca de mostrar lo inexistente.
Aquellos que busquen una película de terror al uso, de susto fácil, consumo rápido e igualmente rápido olvido deben ignorar este film. Los que, por contra, quieran ver una historia extraña, filmada de forma atípica, sugestiva y misteriosa, con un final terriblemente ambiguo, disfrutarán mucho con esta joya de un primerizo film, y también con la mencionada "La ultima ola".

El baile de los vampiros



Poco antes de entrar en el mercado norteamericano con la reseñada "La semilla del Diablo" su autor, Roman Polanski, tan solo era un director polaco, de películas europeas, duras, rompedoras, pero casi ninguna salía de sus fronteras, no eran excesivamente conocidas, y por supuesto, no suponían éxito comercial alguno. En un intento de crear una carta de presentación para el mercado americano, decidió dirigir una parodia de las clásicas películas de la productora británica Hammer, que en ese momento todavía no había entrado en decadencia. La Hammer renovó el cine de vampiros con sus películas sobre Drácula con Christopher Lee (Dracula, Dracula principe de las tinieblas, Dracula vuelve de la tumba, El poder de la sangre de Dracula...) pero también tenían otros experimentos fílmicos sobre vampiros, como la aventurera "Kronos, cazador de vampiros", la trilogía Karnstein, o El beso del vampiro. Polanski quería parodiar todo lo que la Hammer había convertido en referente de sus películas, y se centró en la estructura de esta última.
El profesor Abronsius (Jack McGowan) está decidido a demostrar a sus colegas científicos que los vampiros existen. Para ello, parte a Europa, acompañado por su fiel ayudante Alfred (el propio Polanski) Tras estar a punto de morir congelados, se refugian en una posada perdida en los Carpatos, donde los supersticiosos aldeanos ocultan algo, ponen cruces y ristras de ajos en las puertas, y parecen temer especialmente por sus hijas jóvenes... durante el transcurso de la vida en la posada, Alfred se enamora de la hija del posadero, Sara (Sharon Tate, más tarde esposa de Polanski) una chica guapa e inocente, pero obsesionada con bañarse. Durante uno de esos baños, Alfred contempla como un extraño personaje de capa roja y negra ataca a la chica y la secuestra. Poco después, el posadero aparece muerto con marcas en el cuello, y tímidamente, los aldeanos indicarán a los protagonistas, llenos de terror, el camino al castillo del conde Von Krolock, el noble local...

Los atribulados "héroes"

La película mezcla algunos momentos de terror con comedia bufa. De hecho, mucha gente odia abiertamente "El baile de los vampiros" y se la acusa de indefinición. Polanski parodia el género de terror gótico vampírico, pero a la vez, parece querer recrearlo. Yo creo que Polanski, realmente no pretende recrear los filmes de la Hammer, sino su atmósfera. De hecho, aquí se deja de fingir que los vampiros del estilo Hammer pueden dar miedo. Lo que Polanski pretendía (y consigue) es demostrar que puede copiar un estilo determinado, recrearlo, hacer que funcione, pero para sus propios fines (la parodia). Por desgracia, mucha gente no ha podido o no ha querido ver esto, y se limitan a clasificar esta extraña y magistral cinta de "bodrio"...
Una vez en el castillo del conde, los dos despistados científicos se enfrentarán a un refinado aristócrata en su enorme e infernal castillo lleno de sorpresas, y a su afeminado hijo (que por cierto, tiene a su cargo una de las pocas escenas en las que el terror y la comedia se hibridan a la perfección, la persecución de Alfred por los corredores del castillo).
Una vez hallada la dama perdida (bañándose, como no) esta les explicará a sus supuestos salvadores que no puede irse, puesto que ha sido invitada a un baile (el baile del título) baile en el cual se nos dará otra precisa muestra del talento de Polanski.

El primer ataque del vampiro

Pese a no ser perfecta, estamos ante una obra maestra del cine. Su humor, en exceso británico, la ha convertido en una película incomprendida por muchos, valorada por pocos, pero solo por su arrebatador sentido de lo visual (esos amplios y blancos espacios nevados... esos planos del castillo...) hacen su visionado imprescindible. Muchos críticos dijeron sentirse engañados, ya que la puesta en escena auguraba una película de terror, y se encontraron con una comedia, pero no puede decirse que no estemos avisados: en el primer plano del filme, el león que ruge, símbolo de la compañía MGM, se convierte en un vampirillo.
Un clásico del cine (pese a quien pese) que abrió a Polanski las puertas de Hollywood, consiguiéndole su siguiente trabajo, La semilla del diablo. El resto es Historia...

martes, 11 de diciembre de 2007

La zona muerta



A comienzos de los años ochenta, Stephen King se hallaba en plena época dorada de su carrera. Sus libros se vendían como churros, y las adaptaciones de estos al cine, hasta la fecha, habían sido impecables, y de un modo u otro, éxtiso (Carrie, Salem's Lot y El resplandor). Dino De Laurentiis, un gran productor de Hollywood, compró por esa época los derechos de su novela más reciente "La zona muerta" con intención de adaptarla. Tras varios problemas de guión (Stephen King escribió el primero, y los que lo leyeron aseguran que era francamente horrible) y para encontrar director, se sumó a la proucción Debra Hill, que contrató al gran David Cronenberg parqa ocuparse del filme. Cronenberg supervisó una reescritura del guión a su gusto, y escogió al inquetante Christopher Walken para interpretar a su torturado personaje, Johnny Smith, y se rodeó de secundarios excelentes: Martin Sheen, Herbert Lom, Tom Selleck...
La historia que se nos cuenta es la de un tímido profesor de literatura, Johnny Smith, que está a punto de casarse con el amor de su vida, Sarah Bracknell. Pero una noche, al volver a casa, tras sentir una extraña premonición en un parque de atracciones, sufre un terrible accidente de coche que le deja a las puertas de la muerte. Aunque sobrevive milagrosamente, queda en coma durante cinco años. Cuando despierta, lo hará para descubrir que su mundo se ha derrumbado: no puede andar, ha perdido su empleo, y Sarah se ha casado con otro hombre. Sin embargo, el destino le ha reservado otra sorpresa: tras despertar del coma, Johnny descubrirá que tiene el "don" (aunque él lo considerará durante toda la película una maldición) de ver el pasado y el futuro de las personas y objetos que toca. Con este don advertirá a una de las enfermeras que le cuida en el hospital que su hija se ha quedado atrapada en un incendio, y más tarde reunirá a su médico, el doctor Weizak, con su madre, a la que creía muerta durante la segunda guerra Mundial.

El protagonista a punto para enfrentarse a su destino

Poco a poco, conseguirá volver a andar, aunque quedará cojo el resto de su vida. Una vez sale del hospital, se refugia en casa con su padre (su madre ha muerto poco antes) e intentará ocultarse del mundo, amargado y torturado por lo que se ha convertido su vida "perfecta". Cuando un policía de Castle Rock (Tom Selleck) le pide su ayuda para atrapar a un asesino de mujeres que asola su pequeño pueblo, Johnny se negará, pero más tarde aceptará. Una vez atrapado el asesino, Johnny decide convertirse en profesor particular, para intentar recuperar algo de normalidad, y salvará a un alumno de una muerte segura. En casa del padre de este chico estrechará la mano de Greg Stillson (Martin Sheen) un ambicioso político que aspira a la Casa Blanca, y verá que este hombre acabará deparando a todo el mundo un futuro fatal...

Al estrechar la mano a Stillson, Johnny ve un futuro negro para toda la humanidad

Lo que más llama la atención de esta película es que parece estar construida con una estructura de sketches, o capítulos independientes: Johnny tiene el accidente, despierta, comprueba poco a poco su poder, luego interviene para coger al asesino en serie, luego intenta advertir a uno de sus alumnos de su muerte inminente, y finalmente se enfrentará a Stillson. Todo ello nos es narrado como si de capítulos separados se tratase, dándole al filme una estructura muy especial.
Ante todo, que nadie se engañe: esta es una película de David Cronenberg, con todo lo que ello conlleva. Aunque aquí no hay sangre, ni repulsivas transformaciones físicas, ni todas esas mutaciones que tanto apasionan al director, se nos presenta a un personaje principal solo, oscuro y torturado, torturado por el poder que posee su propio cerebro, y que él nunca ha querido, como los marginales telépatas de otra película de Cronenberg, la curiosa "Scanners". Lo que se nos narra es un proceso de autodestrucción ( y también de auto conocimiento y aceptación del destino) de un chico que solo quería casarse con la mujer de su vida y ser profesor de literatura, pero se verá abocado a un destino tan grande como incomprendido. Primero, Johnny no comprende sus visiones, le dan miedo (Cronenberg las filma mostrándonos lo tembloroso y debilitado que queda Johnny tras ellas). Poco a poco comprende lo que son, pero las ignora, se esconde, se oculta del mundo y del contacto, no acepta ni comprende su "maldición" que le ha convertido en un ser marginal. Se considera un ser maldecido por Dios, como le dice al sheriff que acude a su casa a pedirle ayuda, pero más tarde, cuando ve en las noticias los terribles crímenes, recapacita y decide ayudar al sheriff.
Es esta parte de la película, el segmento de Castle Rock y del asesino en serie, la que más terror contiene. Las pesquisas de Johnny en un lóbrego puente, o sus visiones de los crímenes (y especialmente, la resolución de estos) son momentos malsanos, inquietantes, que consiguen hacer pasar al espectador unos veinte minutos especialmente desasosegantes. Pero para Johnny, el incidente solo le supone pasar más tiempo en el hospital (recibe un balazo) donde verá a Sarah, al amor de su vida, que ha tenido ya un hijo. Johnny y Sarah pasarán una noche juntos, donde el padre de él constatará tristemente "Es agradable tener una familia en casa". Pero Johnny sabe que esa noche no es el inicio de nada entre Sarah y él, sino todo lo contrario, se está cerrando definitivamente una puerta, es una despedida. Todo empeora cuando el doctor Weizak, que ha estado investigando poderes similares a los de Johnny, le dice que las visiones están afectando a su cuerpo, gastándolo, y que probablemente acabarán destruyendo todas sus energías y acabando con su vida. Esto acaba con las esperanzas de Johnny de, tarde o temprano, volver a llevar una vida normal, y le confirman lo que ya sabe, que le espera una existencia corta y solitaria. En esos momentos vuelve a dar clase, a un muchacho de padre rico con problemas de lectura, y a través del muchacho consigue encontrar algún sentido a su vida. Pero todo se torcerá cuando vea que el chico quedará atrapado bajo el hielo durante un partido de hockey y morirá. Aunque Johnny intenta avisar al padre del muchacho, este se negará a escucharle, pero en el último momento, no permitirá que su hijo acuda al partido. Aunque Johnny le ha salvado la vida, el padre le echa de sus vidas, destrozado por los remordimientos, pues otros chicos han muerto en un accidente que él podía haber evitado.
Durante toda la película se nos han mostrado aquí y allá indicios sobre Stillson, un senador con ambiciones a la Casa Blanca. Su nombre mencionado aquí, un cartel publicitario allá... pero es en casa de su alumno donde conocerá a Stillson (Martin Sheen) un político con el don de la palabra, pero terriblemente corrompido. Cuando Johnny coga una chapa de Stillson, verá algo que no sabe lo que es, algo que él denomina una zona muerta, la cual aparece cuando Johnny tiene posibilidad de cambiar el futuro. Una vez es alejado de su alumno, Johnny se centra en investigar a Stillson, y cuando le estreche la mano durante un mitin político, descubrirá que ese hombre, en su ambición, acabará destruyendo el mundo, o parte de este.
Al final, en la larga carta que Johnny escribe a Sarah, le dice que ahora comprende que todo lo que le ha sucedido tenía un propósito, y que se ha dado cuenta de que sus poderes no son la maldición que él creía, sino un don que le permitirá salvar, literalmente, el mundo, e ironías del destino, nadie nunca lo sabrá, nadie nunca sabrá el porqué de su atentado contra el político, pasará a la historia como un asesino.
Por supuesto, siendo un film de Cronenberg no podía ser de otra manera, la película es triste y deprimente: sucede toda en paisajes helados, cubiertos de nieve, eternamente invernales. Johnny Smith es uno de los personajes más torturados y sufrientes de la historia de su filmografía, pero que al final, devendrá en una figura mártir y se redimirá a si mismo, consiguiendo (de una manera bastante cruel) lo que deseaba.
La película contó, en el año 2000, con una serie de televisión entretenida, pero muy inferior, donde Johnnny se convierte en un ser más simpático y mucho menos solitario y deprimido, habiendo además varios cambios en la historia e introduciendo personajes nuevos (cuando despierta y descubre que Sarah se ha casado, descubre que el hijo de esta no es de su nuevo marido, sino del propio Johnny) y también se fusionan varios personajes. La serie acaba siendo bastante olvidable. La película es otra muesca en la filmografía del canadiense, una historia deprimente, pero a la vez, esperanzadora, que parece intentar decirnos que, por mucho que suframos, al final siempre hay un motivo para todo. Los actores, especialmente Christopher Walken, están excelentes (Cronenberg dijo que quería darle a su Johnny Smith un aura trágica similar a la de la criatura de Frankenstein). Muy recomendable.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Muñeco diabolico 2



Probablemente la única secuela el filme de Tom Holland que merece la pena por si misma, sin perder el alma en favor del público como ha sucedido con las últimas entregas, sea esta segunda parte, dirigida por John Lafia (coguionista de la película original). Esta película, además de ser una digna pieza de suspense y una coherente secuela, cuenta con el actor de la primera, Alex Vincent, de nuevo en la piel del traumatizado infante Andy Barclay, pero además, todos los secundarios de la cinta son viejos conocidos: Gerrit Graham (El fantasma del paraíso) Jenny Agutter (Un hombre lobo americano en Londres) Grace Zabriske...
Algún tiempo después de los sucesos de la primera parte, se ha celebrado un juicio sobre los hechos. El policía Mike Norris ha negado todos los hechos, los rumores acerca de la posibilidad de que el muñeco estuviera realmente poseído. La madre del niño, por contra, ha mantenido la versión de los hechos, y por tanto, ha sido encerrada en un manicomio. Su hijo Andy está en un centro de acogida, donde pronto lo adoptará una pareja madura, con experiencia en niños, que tienen bajo su techo a una adolescente conflictiva, Kyle (Christine Elise).
Por otro lado, tras el juicio, los restos calcinados de Chucky son entregados a la empresa que fabrica los Good Guys, y estos lo reconstruyen por completo para comprobar si en su mecanismo había algún fallo o sabotaje que pudiera haber causado el "malentendido". Las conclusiones son satisfactorias y el muñeco es completamente normal, pero durante su reconstrucción, un operario muere en un extraño accidente. Poco después, Chucky vuelve a la vida, y de nuevo buscará a Andy.
La película se centra de nuevo en los crímenes cometidos por el muñeco para llegar hasta Andy, el niño a cuyo cuerpo necesita transferir su alma para dejar de ser "un pedazo de plástico", pero en la familia adoptiva de Andy no tardarán en creer que los crímenes los ha cometido el niño, perturbado por todo lo sucedido. Hacia la mitad del metraje el protagonismo derivará en Kyle, la adolescente "rebelde" que, una vez comprendida la situación, tratará de salvar a su hermano adoptivo.

El muñeco hace de las suyas

La película está contada casi como una fábula, como un cuento de hadas maligno, en agradables tonos de fotografía (la casa, la escuela, la fábrica de los juguetes) con momentos muy conseguidos, por ejemplo, al llegar a la casa de Andy, Chucky se encuentra con un muñeco Good Guy idéntico a él, y aprovechará para enterrar al muñeco en el jardín y sustituirlo, provocando más de un equívoco con Andy, o todas las secuencias de persecución en la fábrica de Good Guys, el escenario perfecto para acabar donde todo empezó, una vuelta a los orígenes para acabar con los mismos.
Por otra parte, la película tiene no poco humor negro, no solo en las frases de Chucky, sino también en otras situaciones planteadas a propósito, como la lectura en clase de Pinocho (que no es sino una variación de la historia de Chucky, un muñeco que deseaba ser un niño de verdad). Algunas de sus escenas, como Chucky asesinando a la maestra con una regla (escena de gran sadismo) o aquella en la que Andy despierta atado y amordazado en su casa han trascendido de la propia película.
Por desgracia la saga no siguió por estos adecuados derroteros: Muñeco diabólico 3 era una película bastante mala, con menos presupuesto e imaginación, donde Chucky era de nuevo reconstruido para perseguir a Andy, ya un adolescente, a una academia militar (donde la única idea acertada es el momento en que el muñeco cambia las balas de pintura por balas de verdad durante un entrenmiento). Pero, por desgracia, dos niños británicos, tras ver la película, raptaron y mataron a un bebé, lo que rodeó al muñeco y a sus películas de muy mala fama. Parecía que sus días estaban contados, pero en 1998 resucitó de nuevo, esta vez en clave de comedia "La novia de Chucky" y aún mas tarde, la última secuela "La semilla de Chucky". Ninguna llega ni a la suela de los zapatos de la original, son meras parodias que se burlan de si mismas y del género, más parecidas a Scary Movie que a una verdadera película de suspense. Una pena.
Muñeco Diabolico 2 es pues, la única secuela a la altura, un filme de suspense bien hilvanado, donde la acción transcurre con más soltura (en la primera entrega se tarda excesivamente en mostrar al muñeco, en aras de hacer creer al público que Andy podría ser el asesino) mientras que aquí, ya sabemos desde el principio quien es "el malo", mientras que Andy sigue siendo visto por todos los adultos como un niño perturbado y peligroso. La única secuela recomendable.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Dracula



Tod Browning era un genio del cine, que duda cabe. Él, junto con James Whale, puso en marcha el ciclo de monstruos de Universal, que podría entenderse como el nacimiento del cine de terror sonoros, o incluso el nacimiento del cine de terror "moderno" aunque esto sería mucho más arriesgado. Con películas como "Freaks" o "La marca del vampiro" en su filmografía, la valía de Browning como director está más allá de la duda, pero su nombre es recordado sobre todo por la mencionada Freaks y por esta Dracula. Y es que Browning quería hacer un ciclo sobre monstruos clásicos, auspiciado por la Universal, que había comprado los derechos de la obra teatral "Dracula" de Hamilton Deane, siendo pues la novela de Stoker la primera película en producirse, con Lon Chaney. Pero Chaney sufría un cáncer de garganta, y murió antes de comenzar el rodaje. Tras descartar a varios actores, Browning fichó por el actor que interpretaba al personaje en la célebre obra de Broadway, un desconocido Bela Lugosi. Hoy, decir Bela Lugosi es decir Dracula, pero en aquel entonces, Browning tuvo que luchar por conseguir al actor (no sabía hablar inglés, lo que lo hacía todo más difícil).
El guión fue un refrito entre varios autores, pero en los créditos consta Garret Fort, basándose en la obra de teatro que a su vez, está basada en la novela original (excelente e imprescindible, por cierto). Como protagonistas, además de Lugosi, un inolvidable Dwigth Frye y Edward Van Sloan.

El conde y su victima

La película tiene un prólogo inquetante y visualmente impecable, donde un agente de ventas, Rendfield, viaja a Transilvania para reunirse con un aristócrata de la zona, el Conde Dracula,con quien debe cerrar la venta de una propiedad en Londres, donde el Conde piensa trasladarse en breve. Tras recibir toda clase de advertencias de los incultos lugareños, llegará al castillo casi en ruinas, en peculiares circunstancias, le recibirá un sombrío aunque hospitalario Dracula, que le convida a una cena durante la cual arreglan sus asuntos de negocios. En esta escena de la película Lugosi pronuncia algunas frases emblemáticas que le seguirían hasta la tumba "Escuchelos. Son los hijos de la noche. Que maravillosa música la suya" (ante los aullidos de los lobos en el exterior del castillo) o la todavía más célebre "Yo nunca bebo... vino".
Tras la cena, el conde se retirará dejando a Rendfield solo en sus habitaciones, pero el agente inmobiliario tiene ya marcado su trágico destino, y tras ser tentado por tres silenciosas vampiresas, queda hipnotizado, y el Conde entrará de nuevo en el cuarto para beber su sangre y convertirle en su esclavo para siempre.
Más tarde, Rendfiel, ya completamente loco, y su amo, llegan en un barco lleno de cadáveres a Inglatera, donde el primero es recluido por loco en el sanatorio Seward, y el aristócrata vampiro ocupará la finca adquirida e irá introduciéndose en la sociedad londinense al mismo tiempo que sacia su sed de sangre en los callejones más miserables.

Dracula mueve los hilos desde las sombras

Es esta parte del film la que está considerada "en exceso teatral" y no deja de ser cierto, solo hay una convrsación tras otra, en las que se nos informa de lo que sucede, pero poca acción. Sin embargo, yo encuentro maravilloso cada fotograma, y no creo que el cine tenga que ser siempre sinónimo de acción para entretener. Dracula fascina a Lucy, la cual muere, sin una gota de sangre en su cuerpo, lo que llama la atención del doctor Van Helsing, que comienza a investigar, a la vez que Mina Harker se convierte en la siguiente víctima del vampiro, y también vemos la evolución de Renfield, completamente obsesionado por beber la sangre de "pequeñas vidas" como moscas y arañas que se afana en cazar en la ventana de su cuarto en el manicomio.
Estamos ante una joya del cine clásico. Si bien hoy en día ver la película no puede causar ninguna inquietud en absoluto (incluso, a los espectadores menos rigurosos les llega a causar risa) en su día causó un impacto similar al que causaron en su momento películas como "El exorcista". Su aura clásica es fascinante. La fotografía expresionista, de Karl Freund, confiere a la película una estela mítica. Tuvo varias secuelas, la primera "La hija de Dracula" donde la condesa Zaleska, hija del noble, reclama su cadáver para darle sepultura, e intenta después seguir con su vida y con el estigma del vampirismo. También se produjo un hecho extraño, ya que en aquella epoca las peliculas no eran dobladas, por lo que, al mismo tiempo que se dirigía Dracula, se dirigio otra versión, de habla hispana, con los mismos decorados y al mismo tiempo, pero con actores hispanos. El "Dracula hispano" es toda una leyenda, en absoluto despreciable, e incluso en algunos pasajes supera a su gemelo americano...

El otro



Quizá aplicar el calificativo de "única, irrepetible" a demasiadas películas acaba por invalidar dicho adjetivo. Pero, insisto, el presente film "El otro" dirigido por Robert Mulligan, es, además de fascinante, aterradora y desasosegante, única e irrepetible. Una película que muestra la maldad infantil antes del Exorcista, antes de que ninguna película lo mostrase. Y lo hace de una manera tal que es imposible no caer rendido ante la crueldad y la maestría de las imágenes. Hoy es una película prácticamente perdida, pues no ha sido editada en ningún país, en televisión hace mucho que no la ponen y en vídeo es prácticamente inencontrable, por lo que ha devenido en desconocimiento. De ser recuperada, estoy seguro de que serían mayoría los aficionados "novatos" que la descubrirían y disfrutarían.
Se trata e una película recorrida por un hálito fantástico, un aura malsana que deja al espectador intranquilo desde el principio... yo la vi por primera vez siendo muy niño en "Mis terrores favoritos" el programa de Chicho Ibañez Serrador, y aunque no la vi entera, los fragmentos que quedaron en mi memoria eran suficientemente sugestivos para llamar mi atención. Durante años la busqué infructuosamente. Todo esto era antes de Internet, antes del Emule y de la compra por catálogo al extranjero, y las únicas formas de encontrar determinada película era buscar en videoclubs (con lo que siempre te arriesgabas a que te tocase una cinta estropeada) o esperar y rezar a que la echasen por televisión. Entonces, buscar una película podía ser una odisea que podía llevarte varios años, pero el encontrarla tenía más valor, y se disfrutaba mucho más.
Dirigida por Robert Mulligan en 1972. la película nos muestra la vida de la familia Perry, que vive en una granja, en los años treinta en Nueva Orleans. El padre de la familia ha muerto, y la madre no sale de su cuarto, sumida en un profundo trauma. El protagonista, Niles, es un muchacho imaginativo y juguetón, que recorre la granja durante el verano, sin demasiado que hacer. Su único punto de conexión con la realidad es su abuela Ada, que espolea su imaginación y le enseña a jugar "al gran juego" un juego cuyos puntos clave son, precisamente, unos grados de imaginación e inocencia que solo pueden existir en la mente de un niño. Su otro inseparable compañero es su hermano gemelo Holland. Ambos son como dos gotas de agua, salvo en un pequeño detalle: Si Niles es un muchacho tranquilo, complaciente y obediente, que adora a su abuela, Holland es la maldad personificada, un niño rebelde y huraño (salvo con su hermano) que desprecia todas las formas de autoridad adulta e insiste en vivir y jugar según sus propias reglas. La película está recorrida por una tensión increíble. Los extraños sucesos que van a ocurrir en esa granja, los trágicos accidentes, las muertes no tan accidentales... todo ello nos hará comprender que en esa granja vive alguien que dista mucho de ser un simple niño travieso, sino que es la encarnación del Mal en una envoltura infantil. No se me entienda mal, no hablo de posesión diabólica ni nada por el estilo, es más, en el film no hay nada sobrenatural, como tampoco hay sangre ni escenas violentas, se trata simplemente de coger ese antiguo dicho, que reza que los niños son crueles por naturaleza, y elevarlo a la máxima potencia. Tenemos a un personaje realmente diabólico, incapaz de sentir piedad, ni siquiera hacia su madre en el momento central del film. Las palabras "encarnación absoluta del Mal" cobran un significado especialmente espeluznante cuando se refieren a un niño de apariencia indefensa.

Niles Perry al acecho de alguna travesura

"El otro" comienza con escenas de los niños correteando por la granja, y uno auguraría una de esas producciones de la Disney "en carne y hueso" pero lo que se avecina es el horror, la tensión más extrema, la maldad más absoluta. Mulligan no intenta de ningún modo justificar a su maligno personaje, es malo porque si, por que es un niño. No está aquejado de ninguna enfermedad, ni poseído por ninguna fuerza maléfica. De ese modo, la cinta gana muchos enteros, al contrario que cuanto se presenta a un niño maligno en mantalla, pero se excusa esa maldad y se justifica en exceso. Las actos del pequeño protagonista son injustificables y crueles en extremo (en especial, el bebé flotando en un barril de vino y el niño que cae sobre una horca). El otro está narrada en clave casi de cuento de hadas, de fábula cruel y despiadada. Realmente es un filme fantástico, pero sin que en él ocurra nunca nada sobrenatural, cada fotograma está impregnado de magia, de misterio, de crueldad. Es una película que se entiende mejor si se ve de adulto, pero se disfruta más si se ve de niño, porque uno esbozará una sonrisa cómplice ante las travesuras del protagonista, y luego quedará absolutamente aterrorizado por lo que sigue, pero en ningún caso podrá apartar la vista de la pantalla. La película garantiza a cualquier niño varias noches sin dormir..
El otro, en su día fue un fracaso y pasó desapercibida. Hay que tener en cuenta que se trata de una historia psicológica de corte clásico, el mismo año en que se estrenaban películas como "La ultima casa a la izquierda" o "Estoy vivo" películas sangrientas y rompedoras, a solo dos años de "La matanza de Texas" que revolucionaría el género a fondo. No era la historia que el público, ávido de sangre en aquellos días, quería ver. Pero hoy, coagulada ya toda aquella sangre para el espectador, visionar esta pequeña joya resulta un agradable respiro, a la vez que augura un buen rato de tensión y desasosiego. Hoy en día, muchas películas más populares han bebido directamente del final de esta película, filmes tan dispares como "El sexto sentido" "El club de la lucha"... Por desgracia, debido a su fracaso ha caído en el olvido salvo para unos cuantos, y es bastante difícil dar con ella. El día en que esta película se edite en DVD, no debería venderse, debería REGALARSE. Grande en verdad, cine de el de antes, que no pretende impresionar a nadie, y precisamente gracias a esa modestia, consigue más que impresionar. Consigue asustar. ¿Cuantas películas de los últimos diez años pueden decir lo mismo?

El tren del terror



Roger Spottiswoode había sido montador del mismo Peckinpack, y acabó consoliándose como un director algo excéntrico, camaleónico. Nunca se ha afincado en ningún género concreto, ha ido picoteando en todos. Su debut nos llegó en 1981, y se llamó El tren del terror. En apariencia, es solo un slasher juvenil más a la sombra de Halloween, pero si buceamos un poco, encontramos un producto mucho más sugestivo, elaborado y maduro de lo que parece.
En una fiesta de fin de curso, llena de adolescentes salidos, somos testigos de la broma que unos chicos gastan a Kenny, encerrándolo en una habitación con un cadáver robado. En la broma participa Alanna (Jamie Lee Curtis, recién salida de Halloween II) pero como resultado de esta, el muchacho enloquece y cae por una ventana.
Cuatro años más tarde, la misma clase de chicos prepara su fiesta de despedida tras la graduación. La fiesta la organiza Doc a bordo de un viejo tren. Doc fue el principal responsable de la broma, un muchacho irresponsable, inmaduro y con un negro sentido del humor. Alana, que no le ha dirigido la palabra desde aquella fatídica noche, va a la fiesta por obligación, ya que su novio y sus amigas también acuden. Una vez el tren en marcha, aparece y desaparece por los pasillos un asesino, disfrazado con una máscara de Groucho Marx, aunque es capaz de esconderse bajo una gran gama de disfraces. Mientras este asesino acecha todo y a todos, los jóvenes beben alcohol y se divierten, asistiendo a trucos de magia de lo más variados, por cortesía de un joven mago (David Copperfield, nada menos).
Pasa el tiempo, y a diferencia de cualquier slasher al uso, los asesinatos y el gore no hacen acto de presencia. Y cuando los crímenes se suceden, no son estos los que interesan al director, sino sus posteriores consecuencias. Alana encuentra un cadáver en un baño, por lo que pide ayuda a uno de los operarios del tren. Pero al volver al baño, este está vacío y no hay sangre ni signos de lucha, etc.

El mago interpretado por Copperfield vigila a su público de forma más bien sospechosa

Se mantiene durante toda la película la incógnita de la identidad del asesino. Podría ser el humillado muchacho, Kenny (que acabó en un manicomio y asesinó a alguien, según se informa) o podría ser cualquiera. Será Alana quien, finalmente, tenrá que hacer frente al psicópata, tras resultar atacada por este (oculto tras una inquietante máscara de anciano).
Como se puede ver, El tren del terror está mucho más cerca de un producto honesto y de calidad como Halloween que de un slasher hecho en serie y sin alma, como cualquier secuela o imitación de Viernes 13. La película tiene una iluminación llena de misterio, que incluso la conecta con el giallo (rojos oscuros, verdes abruptos...)
En conclusión, estamos ante una película entretenida, que acaba ofreciendo lo que promete, que no supuso ninguna revolución para el género, pero si una muestra convincente de este, sin demasiada sangre, cargado de misterio, de sugerencia antes que de explicitud. Sin llegar a la categoría de clásico (no digamos ya obra maestra) El tren del terror es una pequeña joya ignota que merece la pena recuperar.

La mascara del demonio



La llamada escuela del terror italiana ha conocido genios como Ricardo Fredda, Mario Bava o Dario Argento, pero su calidad ha sido siempre discutible. Muchos críticos acusan a las películas de terror italianas de ser demasiado vacuas, pretenciosas, vacías, exageradas, pasadas de rosca, y mil adjetivos más. Y muchas de esas películas son realmente tal y como las definen. Pero hay una, tan solo una película, que nunca ha sido puesta en duda por nadie, una película que a todos gusta, de obligada parada para cualquier aficionado al cine fantástico que se precie: La máscara del demonio (1960) de ese artesano que es Mario Bava, un mago de la cámara, de la fotografía (pese a los habiuales zooms que salpican sus films) uno de mis directores de cine más valorados. Su prestigio fue puesto en duda siempre, pues alternó obras maestras con películas mediocres, pero el valor de esta, su ópera prima en solitario, es absolutamente incuestionable.
Hace varios sitios, en Rusia, la princesa Asa (una Barbara Steele inmensa, descubierta gracias a este film) es acusada de brujería por su propio hermano, junto con su criado Javutich. Los dos serán atados y azotados, y se les colocará sobre el rostro la "mascara del demonio" una máscara con púas en su interior que es ajustada al rostro por medio de un brutal martillazo. Antes de que dicho castigo se aplique, la bruja Asa jurará vengarse sobre los descendientes de su hermano, y ya muerta, la lluvia impide que su cadáver sea quemado.
Dos siglos después, un carruaje ocupado por el profesor Kruveian y su ayudante André pasará junto a un lúgubre bosque, donde según la leyenda, se encuentra la tumba de la bruja Asa. Pese a las negativas del cochero, los dos hombres echarán un vistazo a una cripta polvorienta, de ajadas tumbas. Un murciélago entra en escena y ataca al profesor, que consigue matarlo, pero durante la lucha, la tumba de la bruja Asa se abre y un poco de la sangre del profesor es suficiente para provocar que esta resucite.

La bruja Asa poco antes de ser ajusticiada

Ajenos a esto, el profesor y su ayudante seguirán su viaje, pero más adelante se encontrarán con una melancólica y hermosa joven que es la viva imagen de la bruja. La chica resultará ser su descendiente directa, Katia, que junto con su taciturno padre y su hermano constituyen una línea de sangre en decadencia, una familia antaño noble y poderosa desterrada por sus miedos, por las supersticiones, por la maldición. Los tres melancólicos seres sobreviven en un castillo derruido y rodeado de bosques descuidados, mirándose en silencio, sabiendo que un asunto del pasado se cierne sobre ellos, presagiando un terrible fin para todos ellos.
Mientras tanto, la bruja despierta a su antiguo criado, Javutich, y le ordena que vaya a por el profesor Kruveian, ya que Asa está débil, y su cuerpo, en estado de descomposición. Para recuperarse del todo necesita más sangre del hombre que le devolvió la vida...
Solo con echar un vistazo a esta breve sinopsis, cualquiera puede darse cuenta de que está ante un film especial, absolutamente único, revolucionador. Rodado en un blanco y negro ténebre, dedudor del expresionismo alemán, se nos cuenta una historia que reúne tantos y tan diversos elementos que es prácticamente imposible aglutinarlos todos en una crítica. La brujería (aquí se ve más bien poco de esto) el vampirismo (Asa y su criado necesitarán sangre de los vivos para completar su resurrección) la inquisición (ese primer plano de Barbara Steele atada, con el pelo revuelto y los ojos llenos de furia junto a una hoguera es impagable) el fuego como elemento purificador, las maldiciones familiares que destrozan generaciones enteras, el destino de inocentes condenados por un pecado cometido en el pasado, el Bien y el Mal juntos (el inevitable plano, los rostros de Asa y Katia juntos en el mismo marco, Asa mirando fría y calculadoramente a su descendiente, Katia, inconsciente, con el rostro pacífico e inocente). Y eso es simplemente quedarse en la superficie. La mascara del demonio es un filme rompedor, de esos que se hacen y se entienden como un paso evolutivo en un medio de expresión, ya sea cine, literatura, pintura... pese a todo, la película no está exenta de fallos, ni mucho menos: algunos fallos de raccord, continuidad, son simplemente espeluznantes, dignos de cualquier novato (se pasa del día a la noche en la misma escena, por ejemplo) si bien, dada la trayectoria posterior de su director, cabe más achacar estos fallos a un tercero que a un descuido del artesano italiano.

El contrapunto de Asa, Katia: mismo rostro, distinta persona

Mario Bava solo conseguiría igualar la maestría de su ópera prima (en solitario, antes había codirigido Calitki, el Monstruo inmortal) con esa obtra brillante joya que es "Las tres caras del miedo" que incluso en el segmento "Los Wurdalaks" llega a superar la maestría de la película que nos ocupa. Bava solo conseguiría, además de esta y la mencionada, buenas películas (Operacion Paura, La fusta e il corpo, Seis mujeres para el asesino, Shock) o divertimentos estilísticos más o menos logrados (Bahía de sangre, Terror en el espacio) y también, mediocres films en su última etapa, como Castillo de sangre o Cinco muñecas para la luna de agosto.
En 1992 se rodó un remake dirigido por el hijo de Bava, Lamberto, con el mismo título, coproducción entre Italia y España, que fue emitida por TVE1. Ni que decir tiene que no se acercaba ni por asomo a la maestría del original (Lamberto Bava siempre ha sido más chapucero que su padre).
Imprescindible si se quiere entender la evolución del cine de género a principios de los sesenta, así como el nacimiento de la escuela del terror italiano. Una obra maestra.

Plan Diabolico



Si tuviese que elegir una película de mi colección para salvarla de un incendio fatal, sería "Seconds" titulada en España Plan Diabolico. Dirigida por el maestro John Frankenheimer (El tren, el mensajero del miedo...) en 1967, contando con el actor Rock Hudson de protagonista, con unos angustiosos títulos de crédito de Saul Bass y una banda sonora sumamente inquietante de Jerry Goldsmith, asistiremos desde el principio a una maravillosa, extraña y enrarecida historia, prácticamente irrepetible.
Todo comienza cuando el director nos muestra la vida de un acomodado banquero, Arthur Hamilton. La vida para Arthur pierde sentido a pasos agigantados. Pese a ser un hombre rico y respetado, desprecia su vida laboral. Se hace viejo día a día, su única hija se ha casado con un médico y se ha ido de la ciudad, y su esposa y él hace mucho tiempo que dejaron de comprenderse y de tenerse mutua confianza. Su única vía de escape era su viejo amigo de la juventud, Charlie, la única persona que le entendía, pero murió hace relativamente poco.
Sin embargo, Arthur recibe misteriosas llamadas nocturnas de un hombre que dice ser Charlie, y que parece conocer cosas que solo Charlie podría conocer de la amistad en común que mantuvieron durante décadas. Finalmente, este hombre le pide que vaya a una dirección, que resultará ser un almacén de carnes, desde donde Arthur Hamilton partirá a la misteriosa "compañía", a un mundo lleno de secretos, casi sectario. La compañia es una siniestra empresa que ofrece cambiar por completo la vida de sus clientes. Proporcionan un cadáver de características físicas similares a las del cliente, y preparan su "muerte" y su entierro de cara al ámbito familiar, mientras que al cliente lo someten a una cirugía completa.
Allí, los burócratas de la compañía manipularán poco a poco a Arthur hasta convencerle de que sea su cliente, y le convierten en Tony Wilson, un joven pintor de éxito, sin familia, exento de responsabilidades. Tras pasar un tiempo en la compañía mientras las cicatrices de la operación se curan, es enviado a un apartamento de lujo en California, donde se integrará en la elitista sociedad que allí vive, gozará de popularidad y se enamorará de Nora...
Pero todo esto no es sino pura farsa. Todos sus vecinos son en realidad "renacidos" como él mismo, que interpretan un papel para rellenar un hueco en esa falsa y superficial sociedad que la compañía ha creado. Allí le dijeron a Arthur que por fin, podría gozar de verdadera libertad, pero ahora no tiene posibilidad de elegir, no tiene libre albedrío. La compañía ni le rehabilita, ni le inserta en la sociedad, ni le da donde elegir, sino que le dejan abandonado a su suerte en un entorno hipócrita y vacío. Ni su amistad, ni su popularidad, ni su amor con Nora (que es una empleada de la compañía cuya función era integrar a Tony en la falsa sociedad) son reales. Todo es pura patraña. Tony toma conciencia de esto y acude a ver a la que fuera su esposa, descubriendo que ella le conocía y le amaba mucho más de lo que él creía. Defraudado, Tony volverá a la compañía y allí hacen caso omiso de sus protestas y le ponen en una lista de espera, sin embargo...

El protagonista comprueba los milagros que la cirugía ha hecho con su aspecto

Plan diabolico es una película opresiva. Desde el princiio sentimos simpatía por ese hombre ya mayor, en el ocaso de su vida, que sueña con una nueva oportunidad. Si pudiera volver a empezar... suspira en varias ocasiones, pero cuando ese deseo le es concedido, comprende que hace falta algo más que un cambio de físico y de identidad para tener realmente esa segunda oportunidad que tanto anhela. La "compañía" no es más que una secta piramidal, obsesionados con la eterna juventud, con ir probando hasta dar con un modo de vida perfecto, pero no comprenden que al privar a los "renacidos" como llaman a sus clientes, de libertad, de libre albedrío, nunca conseguirán su propósito. Ellos quieren organizar todos los aspectos de la vida de sus clientes, darles, en apariencia, todo lo que cualquier persona desearía (juventud, dinero, lujo, fama...) pero realmente les rodean de extraños, les marcan una línea de conducta a seguir y todo el que se salga de esa línea es considerado un rebelde, un fracaso.

Tony disfruta de un momento de paz y romanticismo con Nora... o eso cree él

El final de esta película es absolutamente antológico, presenta al hombre, al individuo, vencido frente a la gran corporación, en una lucha que nunca podría ganar. Una película fascinante, absorbente, franca y angustiosa, en un blanco y negro oscuro, orpesivo, que mantiene a los actores esquinados y a los espectadores en vilo. Bastante olvidada hoy en día, resulta recomendable y muy reivindicable. De lo mejor de la primera etapa de Frankenheimer.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

El príncipe de las tinieblas



"La cosa" de John Carpenter, estrenada en 1982, tuvo una tibia acogida. Era una película casi gore, muy deprimente y extraña. En su época fue un fracaso y la crítica la destrozó, tachándola de "pornográfica" por lo sangriento, pero fue un gran éxito en vídeo y mucha gente la vio solo por los efectos especiales, increíblemente convincentes y especialmente innovadores en la época. El público no reaccionó porque esperaba algo más al estilo de "ET" y Carpenter se lo dio en 1983 con "Starman" una película con Jeff Bridges como un extraterrestre benigno que llega a la Tierra y toma la forma de un granjero recientemente muerto. Su mujer, que no sabrá comoa frontar esta "resurrección" decidirá, tras el miedo inicial, ayudarle a reencontrarse con los suyos en tres días.
Aunuqe es una comedia romántica con toques de ciencia ficción bien rodada, no pasa de ser la típica película que uno ve un domingo por la tarde si no hay otra cosa, y de nuevo, la película fue un fracaso. Peor todavía caería "Christine" en 1984, pese a su calidad.
Y en 1985, Carpenter dirigiría una superproducción (25 millones de dólares) de artes marciales, llena de trampas subterráneas, magos poderosos e inmortales, sacrificios y guapas chicas prisioneras. El estilo de la película y su humor tampoco fueron muy bien recibidos y la película fue un batacazo importante, aunque hoy en día es uno de sus trabajos más valorados. Carpenter comprendió que se había "vendido" a los grandes estudios, y tras tanto fracaso decidió volver al cine de bajo presupuesto con una historia de las suyas, justita y bien narrada. Así nace "El príncipe de las tinieblas". Con apenas cinco millones de dólares de presupuesto, respaldada por un estudio pequeño e independiente, Alive Films, Carpenter reciclaría a varios actores con las que ya había trabajado (Donald Pleaseance, Peter Jason, Dennis Dun, Victor Wong) para contarnos esta historia satánica de tintes apocalípticos.

El grupo al completo antes de que empiecen las muertes

Con unos títulos de crédito de los más largos de la historia se intercalan unas escenas en las que un anciano sacerdote que había hecho voto de silencio muere mientras duerme. Las monjas entregan sus efectos personajes a otro sacerdote (Pleaseance) que encuentra, en un cofre, una llave que abre las puertas del sótano de una iglesia derruida. Al encontrar allí algo inexplicable, el sacerdote pedirá ayuda a un hombre de ciencia, el profesor Birack (Wong) que pedirá a varios alumnos suyos de distintas especialidades que se reúnan con él para pasar un fin de semana en esa igleisa e investigar los fenómenos que allí suceden. Lo que hallarán será un extraño cilindro que contiene un líquido verde en ebullición (y que solo se puede abrir por dentro) y un libro escrito en distintos idiomas, que incluye fórmulas matemáticas que todavía no se habían inventado en la época en la que el libro se escribió.
Poco a poco, descubrirán que el Diablo (así como suena) es una especie de ente de otro Universo que llegó milenios atrás, exiliado a la Tierra. No es un ser "vivo" sino un ente maléfico, y el propio Jesucristo era un extraterrestre con forma humana enviado para destruirle cuando empezó a tomar demasiado poder sobre el alma humana. Aunque no pudo sacarle de esta dimensión, si pudo "sintetizarle" y encerrarle en el cilindro que hay en el sótano de la igleisa. El cilindro es abierto y el líquido, al entrar en contacto con los estudiantes, los convierte en zombies devotos del Diablo, mientras que una pandilla de extraños vagabundos rodea la iglesia, impidiendo que nadie entre o salga. El Apocalipsis se sucederá esa misma noche, si nadie lo impide...
El mayor problema de la película es que se reúnen demasiadas ideas complejas en escaso tiempo para desarrollarlas, pero a pesar de todo queda una película intensa, oscura, de gran ritmo y excelente banda sonora (compuesta por el mismo Carpenter, como suele ser habitual). Aglutina en su metraje la excelente idea de que la Iglesia fue encargada de custodiar el cilindro, y como no podían dar explicación científica a su existencia, decidieron convencer a la gente de que el Diablo era un ser "real" que había nacido del mismo Dios. Se creó la Hermandad del silencio, los únicos que conocían la existencia de tales hechos, y el sacerdote que muere al principio del filme es su último miembro. Otra de las ideas más interesantes es que todos los protagonistas, a lo largo de esa noche eterna, al quedarse dormidos tienen sueños premonitorios, y llegan a la conclusión de que estos sueños han sido "enviados" desde el futuro, para que puedan cambiar lo que va a acontecer. También surgen los dilemas entre el hombre de fe (Pleaseance) y el hombre de ciencia (Wong) que dejarán a un lado las diferencias de sus creencias cuando comprenden la gravedad de la situación. También es interesante que durante toda la película (antes de que sepamos lo que acontece) se nos avisa de que el final está proximo: en la televisión los protagonistas ven noticias sobre extrañas estrellas avistadas en el filmamento, o sobre un extraño eclipse que pronto se sucederá, etc.
Por último, como suele ser habitual en Carpenter, el sentido de enclaustramiento es envidiable, perfecto, y el ritmo de la película es impecable. Cuando los personajes descubren lo que está pasando, unos extraños vagabundos (Alice Cooper es su jefe, en un pequeño cameo) han rodeado la iglesia y matan a todo quien intenta entrar o salir. Ellos (y los insectos) parecen ser los agentes del Diablo. pero todo se complica cuando varios personajes del interior resultan poseídos y comienzan a perseguir a los demás. Walter (Dennis Dun, componiendo a un personaje en exceso chistoso que quizás es el que más sobra) queda atrapado en la misma habitación en la que el Anticristo va a renacer, y mientras el cuerpo de cierto secundario se llena de llagas y se transforma en otra cosa, los demás, desde la habitación de al lado, tratan de romper la pared y sacarle a tiempo, creando realmente una escena angustiosa y al límite, ayudado por la excelente banda sonora (el propio Carpenter la considera su favorita de todas las que ha compuesto, y el tema principal es realmente inolvidable).

El Anticristo apunto de hacer "contacto" con su padre

En suma, esta película trata sobre el destino. Brian (el joven estudiante bajo cuyo punto de vista hemos visto la película) ha tenido varios sueños premonitorios en los cuales ve la iglesia donde todo sucede, y una sombría figura emergiendo de ella, pero no llega a ver a quien pertenece esta figura. Al final, cuando, tras perder a su interés amoroso vuelve a soñarlo todo, pero esta vez el sueño queda completado, y nos damos cuenta de que todo lo que ha sucedido ya estaba escrito, quizá estaba en los planes del mismísimo Maligno, y que el peligro, lejos de haber desaparecido, simplemente se ha retirado para tomar un respiro. Ninguno de los esfuerzos de los protagonistas ha servido de nada, ni siquiera el sacrificio de uno de ellos en un intento desesperado, todo estaba escrito de antemano. Brian despierta, alarga su mano y...
El príncipe de las tinieblas fue recibida con calurosos aplausos como una muestra fresca de talento y buen cine de serie B, pero nunca se ha incluído entre las grandes películas del maestro, quizá por esa dispersión de ideas tan poco desarrolladas en tan poco tiempo, quizá porque ciertos secundarios y sus historias roban minutos a la trama principal, quizá porque en algunas partes del film se acusa cierta falta de ritmo... sea como sea, la cinta es una rara avis, prácticamente única, reformulando el cine satánico para darle una explicación científica, que lejos de trivializar la idea del Mal, la hace mucho más aterradora. Masterpiece a reivindicar.