miércoles, 7 de noviembre de 2007

El príncipe de las tinieblas



"La cosa" de John Carpenter, estrenada en 1982, tuvo una tibia acogida. Era una película casi gore, muy deprimente y extraña. En su época fue un fracaso y la crítica la destrozó, tachándola de "pornográfica" por lo sangriento, pero fue un gran éxito en vídeo y mucha gente la vio solo por los efectos especiales, increíblemente convincentes y especialmente innovadores en la época. El público no reaccionó porque esperaba algo más al estilo de "ET" y Carpenter se lo dio en 1983 con "Starman" una película con Jeff Bridges como un extraterrestre benigno que llega a la Tierra y toma la forma de un granjero recientemente muerto. Su mujer, que no sabrá comoa frontar esta "resurrección" decidirá, tras el miedo inicial, ayudarle a reencontrarse con los suyos en tres días.
Aunuqe es una comedia romántica con toques de ciencia ficción bien rodada, no pasa de ser la típica película que uno ve un domingo por la tarde si no hay otra cosa, y de nuevo, la película fue un fracaso. Peor todavía caería "Christine" en 1984, pese a su calidad.
Y en 1985, Carpenter dirigiría una superproducción (25 millones de dólares) de artes marciales, llena de trampas subterráneas, magos poderosos e inmortales, sacrificios y guapas chicas prisioneras. El estilo de la película y su humor tampoco fueron muy bien recibidos y la película fue un batacazo importante, aunque hoy en día es uno de sus trabajos más valorados. Carpenter comprendió que se había "vendido" a los grandes estudios, y tras tanto fracaso decidió volver al cine de bajo presupuesto con una historia de las suyas, justita y bien narrada. Así nace "El príncipe de las tinieblas". Con apenas cinco millones de dólares de presupuesto, respaldada por un estudio pequeño e independiente, Alive Films, Carpenter reciclaría a varios actores con las que ya había trabajado (Donald Pleaseance, Peter Jason, Dennis Dun, Victor Wong) para contarnos esta historia satánica de tintes apocalípticos.

El grupo al completo antes de que empiecen las muertes

Con unos títulos de crédito de los más largos de la historia se intercalan unas escenas en las que un anciano sacerdote que había hecho voto de silencio muere mientras duerme. Las monjas entregan sus efectos personajes a otro sacerdote (Pleaseance) que encuentra, en un cofre, una llave que abre las puertas del sótano de una iglesia derruida. Al encontrar allí algo inexplicable, el sacerdote pedirá ayuda a un hombre de ciencia, el profesor Birack (Wong) que pedirá a varios alumnos suyos de distintas especialidades que se reúnan con él para pasar un fin de semana en esa igleisa e investigar los fenómenos que allí suceden. Lo que hallarán será un extraño cilindro que contiene un líquido verde en ebullición (y que solo se puede abrir por dentro) y un libro escrito en distintos idiomas, que incluye fórmulas matemáticas que todavía no se habían inventado en la época en la que el libro se escribió.
Poco a poco, descubrirán que el Diablo (así como suena) es una especie de ente de otro Universo que llegó milenios atrás, exiliado a la Tierra. No es un ser "vivo" sino un ente maléfico, y el propio Jesucristo era un extraterrestre con forma humana enviado para destruirle cuando empezó a tomar demasiado poder sobre el alma humana. Aunque no pudo sacarle de esta dimensión, si pudo "sintetizarle" y encerrarle en el cilindro que hay en el sótano de la igleisa. El cilindro es abierto y el líquido, al entrar en contacto con los estudiantes, los convierte en zombies devotos del Diablo, mientras que una pandilla de extraños vagabundos rodea la iglesia, impidiendo que nadie entre o salga. El Apocalipsis se sucederá esa misma noche, si nadie lo impide...
El mayor problema de la película es que se reúnen demasiadas ideas complejas en escaso tiempo para desarrollarlas, pero a pesar de todo queda una película intensa, oscura, de gran ritmo y excelente banda sonora (compuesta por el mismo Carpenter, como suele ser habitual). Aglutina en su metraje la excelente idea de que la Iglesia fue encargada de custodiar el cilindro, y como no podían dar explicación científica a su existencia, decidieron convencer a la gente de que el Diablo era un ser "real" que había nacido del mismo Dios. Se creó la Hermandad del silencio, los únicos que conocían la existencia de tales hechos, y el sacerdote que muere al principio del filme es su último miembro. Otra de las ideas más interesantes es que todos los protagonistas, a lo largo de esa noche eterna, al quedarse dormidos tienen sueños premonitorios, y llegan a la conclusión de que estos sueños han sido "enviados" desde el futuro, para que puedan cambiar lo que va a acontecer. También surgen los dilemas entre el hombre de fe (Pleaseance) y el hombre de ciencia (Wong) que dejarán a un lado las diferencias de sus creencias cuando comprenden la gravedad de la situación. También es interesante que durante toda la película (antes de que sepamos lo que acontece) se nos avisa de que el final está proximo: en la televisión los protagonistas ven noticias sobre extrañas estrellas avistadas en el filmamento, o sobre un extraño eclipse que pronto se sucederá, etc.
Por último, como suele ser habitual en Carpenter, el sentido de enclaustramiento es envidiable, perfecto, y el ritmo de la película es impecable. Cuando los personajes descubren lo que está pasando, unos extraños vagabundos (Alice Cooper es su jefe, en un pequeño cameo) han rodeado la iglesia y matan a todo quien intenta entrar o salir. Ellos (y los insectos) parecen ser los agentes del Diablo. pero todo se complica cuando varios personajes del interior resultan poseídos y comienzan a perseguir a los demás. Walter (Dennis Dun, componiendo a un personaje en exceso chistoso que quizás es el que más sobra) queda atrapado en la misma habitación en la que el Anticristo va a renacer, y mientras el cuerpo de cierto secundario se llena de llagas y se transforma en otra cosa, los demás, desde la habitación de al lado, tratan de romper la pared y sacarle a tiempo, creando realmente una escena angustiosa y al límite, ayudado por la excelente banda sonora (el propio Carpenter la considera su favorita de todas las que ha compuesto, y el tema principal es realmente inolvidable).

El Anticristo apunto de hacer "contacto" con su padre

En suma, esta película trata sobre el destino. Brian (el joven estudiante bajo cuyo punto de vista hemos visto la película) ha tenido varios sueños premonitorios en los cuales ve la iglesia donde todo sucede, y una sombría figura emergiendo de ella, pero no llega a ver a quien pertenece esta figura. Al final, cuando, tras perder a su interés amoroso vuelve a soñarlo todo, pero esta vez el sueño queda completado, y nos damos cuenta de que todo lo que ha sucedido ya estaba escrito, quizá estaba en los planes del mismísimo Maligno, y que el peligro, lejos de haber desaparecido, simplemente se ha retirado para tomar un respiro. Ninguno de los esfuerzos de los protagonistas ha servido de nada, ni siquiera el sacrificio de uno de ellos en un intento desesperado, todo estaba escrito de antemano. Brian despierta, alarga su mano y...
El príncipe de las tinieblas fue recibida con calurosos aplausos como una muestra fresca de talento y buen cine de serie B, pero nunca se ha incluído entre las grandes películas del maestro, quizá por esa dispersión de ideas tan poco desarrolladas en tan poco tiempo, quizá porque ciertos secundarios y sus historias roban minutos a la trama principal, quizá porque en algunas partes del film se acusa cierta falta de ritmo... sea como sea, la cinta es una rara avis, prácticamente única, reformulando el cine satánico para darle una explicación científica, que lejos de trivializar la idea del Mal, la hace mucho más aterradora. Masterpiece a reivindicar.

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