domingo, 25 de noviembre de 2007
Plan Diabolico
Si tuviese que elegir una película de mi colección para salvarla de un incendio fatal, sería "Seconds" titulada en España Plan Diabolico. Dirigida por el maestro John Frankenheimer (El tren, el mensajero del miedo...) en 1967, contando con el actor Rock Hudson de protagonista, con unos angustiosos títulos de crédito de Saul Bass y una banda sonora sumamente inquietante de Jerry Goldsmith, asistiremos desde el principio a una maravillosa, extraña y enrarecida historia, prácticamente irrepetible.
Todo comienza cuando el director nos muestra la vida de un acomodado banquero, Arthur Hamilton. La vida para Arthur pierde sentido a pasos agigantados. Pese a ser un hombre rico y respetado, desprecia su vida laboral. Se hace viejo día a día, su única hija se ha casado con un médico y se ha ido de la ciudad, y su esposa y él hace mucho tiempo que dejaron de comprenderse y de tenerse mutua confianza. Su única vía de escape era su viejo amigo de la juventud, Charlie, la única persona que le entendía, pero murió hace relativamente poco.
Sin embargo, Arthur recibe misteriosas llamadas nocturnas de un hombre que dice ser Charlie, y que parece conocer cosas que solo Charlie podría conocer de la amistad en común que mantuvieron durante décadas. Finalmente, este hombre le pide que vaya a una dirección, que resultará ser un almacén de carnes, desde donde Arthur Hamilton partirá a la misteriosa "compañía", a un mundo lleno de secretos, casi sectario. La compañia es una siniestra empresa que ofrece cambiar por completo la vida de sus clientes. Proporcionan un cadáver de características físicas similares a las del cliente, y preparan su "muerte" y su entierro de cara al ámbito familiar, mientras que al cliente lo someten a una cirugía completa.
Allí, los burócratas de la compañía manipularán poco a poco a Arthur hasta convencerle de que sea su cliente, y le convierten en Tony Wilson, un joven pintor de éxito, sin familia, exento de responsabilidades. Tras pasar un tiempo en la compañía mientras las cicatrices de la operación se curan, es enviado a un apartamento de lujo en California, donde se integrará en la elitista sociedad que allí vive, gozará de popularidad y se enamorará de Nora...
Pero todo esto no es sino pura farsa. Todos sus vecinos son en realidad "renacidos" como él mismo, que interpretan un papel para rellenar un hueco en esa falsa y superficial sociedad que la compañía ha creado. Allí le dijeron a Arthur que por fin, podría gozar de verdadera libertad, pero ahora no tiene posibilidad de elegir, no tiene libre albedrío. La compañía ni le rehabilita, ni le inserta en la sociedad, ni le da donde elegir, sino que le dejan abandonado a su suerte en un entorno hipócrita y vacío. Ni su amistad, ni su popularidad, ni su amor con Nora (que es una empleada de la compañía cuya función era integrar a Tony en la falsa sociedad) son reales. Todo es pura patraña. Tony toma conciencia de esto y acude a ver a la que fuera su esposa, descubriendo que ella le conocía y le amaba mucho más de lo que él creía. Defraudado, Tony volverá a la compañía y allí hacen caso omiso de sus protestas y le ponen en una lista de espera, sin embargo...
Plan diabolico es una película opresiva. Desde el princiio sentimos simpatía por ese hombre ya mayor, en el ocaso de su vida, que sueña con una nueva oportunidad. Si pudiera volver a empezar... suspira en varias ocasiones, pero cuando ese deseo le es concedido, comprende que hace falta algo más que un cambio de físico y de identidad para tener realmente esa segunda oportunidad que tanto anhela. La "compañía" no es más que una secta piramidal, obsesionados con la eterna juventud, con ir probando hasta dar con un modo de vida perfecto, pero no comprenden que al privar a los "renacidos" como llaman a sus clientes, de libertad, de libre albedrío, nunca conseguirán su propósito. Ellos quieren organizar todos los aspectos de la vida de sus clientes, darles, en apariencia, todo lo que cualquier persona desearía (juventud, dinero, lujo, fama...) pero realmente les rodean de extraños, les marcan una línea de conducta a seguir y todo el que se salga de esa línea es considerado un rebelde, un fracaso.
El final de esta película es absolutamente antológico, presenta al hombre, al individuo, vencido frente a la gran corporación, en una lucha que nunca podría ganar. Una película fascinante, absorbente, franca y angustiosa, en un blanco y negro oscuro, orpesivo, que mantiene a los actores esquinados y a los espectadores en vilo. Bastante olvidada hoy en día, resulta recomendable y muy reivindicable. De lo mejor de la primera etapa de Frankenheimer.
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