lunes, 11 de agosto de 2008
Hidden, lo oculto
Jack Sholder es uno de esos modestos artesanos del género fantástico que nunca ha obtenido el reconocimiento ni las oportunidades que se merece. Actualmente está condenado a un mercado mucho menos sugestivo: después de la fallida "Arachnid" producción de nuestra patria Fantasy Factory, lo más reseñable que ha hecho es algún capítulo para la serie de televisión "Temblores" basada en los personajes originales de dicha película.
Pero en sus días más gloriosos, Sholder aportó una imaginería oscura y tenebrosa a una secuela condenada al fracaso, "Pesadilla en Elm Street 2, La venganza de Freddy" película con un guión ridículo que desvirtúa no pocos conceptos interesantes que Craven dejara cultivados en su película, y con unos actores realmente inadecuados, cuya vida, muerte y sufrimientos nos importan bien pocos. Solo gracias a Sholder, que filma una historia infumable con bastante acierto, y a la banda sonora de Christopher Y0ung (la mejor y más sugerente de toda la saga) la película no se hunde en los abismos de la más absoluta mediocridad, donde sus actores y su guión pretendían hundirla.
También es reseñable ese típico y a la vez atípico slasher, "Solos en la oscuridad", con unos nombres en su ficha artística que harían las delicias de cualquier aficionado. Pero es con la presente "Hidden, lo oculto" estrenada en 1987, con la que el director alcanzaría mayor popularidad. Su palmarés así lo demuestra: nominada, en el Academy of Science Fiction, Fantasy and Horror de Estados Unidos, al mejor actor (Michael Nouri) mejor director, mejor película y mejor guión; ganadora, en el festival de Avoriaz, del gran premio a mejor película, en Fantasporto, ganadora del premio a mejor director, y nominada como mejor película; en Sitges, ganadora al mejor actor (Nouri de nuevo) y el Gran premio especial del Jurado. Por lo tanto, estamos ante un filme muy reconocido en su día, que arrastra cierto prestigio a sus espaldas, más o menos merecido.
Todo comienza con una escena en la que un hombre, Jack DeVries (Chris Mulkey) roba un banco, matando a varias personas. DeVries es perseguido por la policía, que efectúa varios disparos contra su Ferrari negro, pero el asesino no parece afectado. Se forma una barrera de coches policiales, capitaneados por el agente Tom Beck (Michael Nouri) que abaten a tiros el criminal. Sin embargo, este sale ileso del coche, pero el depósito de gasolina estalla. Horriblemente quemado, sin embargo, sigue vivo, por lo que es trasladado a un hospital. Lo extraño es que DeVries, un par de semanas atrás, era un ciudadano corriente, un banquero simpático que no había cometido delito alguno.
Poco después llega a la ciudad el agente del FBI Lloyd Gallagher (Kyle McLachlan) que se presenta en la comisaría, explicando que viene persiguendo a DeVries. Beck le informa de que el caso está cerrado, pero en el hospital, algo extraño sucede: el delincuente ha muerto, pero su compañero de habitación, un hombre que estaba en estado terminal, se ha levantado y se ha ido. Gallagher dice a Beck que deben perseguirle, pues el hombre era un compinche de DeVries. Beck, sin embargo, comprueba la ficha del paciente, que es un ciudadano modelo, y se niega a perseguirle, pero poco después, comete un brutal asesinato en una tienda de música...
Lo que el espectador averigua, mucho antes que el personaje de Nouri, es que en realidad no se trata de asesinos humanos, sino de una gigantesca y asquerosa larva venida de otro planeta, que se aloja en el estómago de los seres humanos, controlando sus actos. Este asesino espacial tiene gusto por la música fuerte, la buena comida, el sexo, las drogas y sobre todo, conducir Ferraris. El espectador no tarda en percatarse de que Gallagher no es sino otro extraterrestre en un cuerpo humano, enviado para detenerle. El personaje de Nouri queda a oscuras durante todo el tiempo, sabiendo que pasa algo raro, pero no qué, y que su compañero sabe más de lo que dice.
De Gallagher sabremos poco. Explica que el alien mató a su compañero, a su esposa y a su hija. Acude a una cena familiar en casa de Beck, una escena atípica y extraña, donde Galalgher dice a Beck y a su esposa que su hija pequeña es "especial", mientras la niña parece rehuir al agente, lo cual conecta directamente con el estupendo final de la película.
Finalmente una vez enterado Nouri de la verdad de todo lo que Gallagher le cuenta, ambos deberán detener al asesino, que ha llegado a la conclusión de que podrá cometer sus fechorías con más seguridad si se introduce en el cuerpo de un senador que opta a la Presidencia de los Estados Unidos... el ser no puede ser destruido con armas corrientes, solo con un extraño objeto plateado que Gallagher posee, y los dos hombres se lanzarán a la caza del asesino espacial.
Ciertos toques de humor hacen que la película sea verdaderamente refrescante, sin perder su sentido de lo extraño e inquietante, como las pullas que se lanzan los policías entre ellos, los ruidos corporales que el cuerpo que el extraterrestre posee va realizando, debido a una enfermedad. Es también ciertamente irónico que el extraterrestre decida que podrá satisfacer sus apetitos de manera mucho más impune si posee a un político importante que si solo es otro anónimo asesino en serie indestructible.
"Hidden, lo oculto" es una película de ciencia ficción y suspense muy entretenida. Realmente no evoluciona el género, y ni siquiera es una obra maestra de su subgénero, pero si es una película muy bien filmada, cuyo guión exhibe una lógica interna aplastante, como puede comprobarse a través del personaje de Michael Nouri, quen es el único con quien el espectador puede identificarse: un policía honesto, sencillo, cabeza de familia y buen compañero, que asiste, primero con franca extrañeza y luego con incredulidad a los hechos que se le presentan. Es divertida y muy bien planificada la escena en que Beck exige a Gallagher que le ponga en antecedentes, que le cuente lo que sabe. El agente del FBI le cuenta la verdad, que el ser a que persiguen es un ente que pasa de un cuerpo a otro, cuando su "huésped" está dañado y ya no le sirve. Gallagher, con la mirada triste, le dice "Creo que en la academia no nos preparan para esto", a lo que Beck, con una mirada desilusionada, asiente "Lo hicieron" y el plano cierra y encadena con otro, donde Beck pone a su compañero a buen recaudo... tras los barrotes de una celda. Pero cuando no queda más remedio que creer en la disparatada historia de Gallagher, cuando Beck vacía el cargador de su arma sobre el ser, ahora en otro cuerpo, que ha ido a la comisaría a matar a Gallagher, y este ni se inmuta, no le queda más remedio que creer en Gallagher y pedirle ayuda para acabar con el asesino.
El final de la película puede ser contemplado de varias maneras, pero en cualquier caso, es una excelente metáfora sobre la aceptación de lo diferente, y fue pobremente desarrollada en la secuela, "Hidden 2, el regreso" estrenada directamente en vídeo en 1994, donde la hija de Tom Beck, Juliet, tendrá que enfrentarse a los retoños del extraterrestre de la primera parte, que despiertan en medio de una fábrica abandonada, con la ayuda de otro extraterrestre enviado a combatir a estos seres, que, irónicamente, se llama McLachlan (Raphael Sbarge, visto en algunas producciones de la casa Disney en los ochenta). La película tiene aires de telefilm y no aporta absolutamente nada, siendo totalmente prescindible.
Jack Sholder tuvo su hora feliz con esta "Hidden, lo oculto". Hoy en día, la película sigue siendo una excelente película de suspense y ciencia ficción, cuyos efectos especiales (el cambio de cuerpo del alien) sigue siendo realmente inquietante y asqueroso. Naturalmente, Sholder no pretende haber inventado América, el alien podría decirse, es una mezcla entre el de la película de Ridley Scott, que se oculta en el estómago de sus huéspedes, y el monstruoso ser de resonancias lovecraftianas de "La cosa" de John Carpenter, que se esconde igualmente en imitaciones de los humanos, imponiendo su voluntad.
Pese a ser una historia sobre alienígenas de vacaciones por nuestro mundo, la película rezuma humanidad por los cuatro costados, mostrando las relaciones del protagonista humano, con sus compañeros, con su mejor amigo, con su mujer y su hija... actualmente, ha pasado al panteón de películas sobre "extraterrestres hostiles" y sin llegar al nivel, sin ir más lejos, de las dos antes mencionadas, si que merece realmente todo el prestigio que obtuvo en su estreno.
domingo, 10 de agosto de 2008
Noche de miedo 2
El éxito de Noche de miedo, estrenada en 1985, dejaba abierta la puerta a nueva secuela, o secuelas, y esta llegó, en 1989, servida por Tommy Lee Wallace, director que navega siempre entre las aguas de lo meramente decente y lo mediocre. Aquí se muestra completamente desganado, la película, además de un guión caótico y mal planteado, es fría e incapaz de hacer que el espectador se meta en la historia, como si el film careciera de alma. El guión está escrito por el propio Wallace y otros dos guionistas, y es confuso y contradictorio con lo visto en la primera parte: se suponía que Charlie Brewster (William Ragsdale) había acabado con su vampírico vecino, salvando así a su novia Amy. Así se nos cuenta en un breve flashback teñido de rojo que abre la película, para presentar a continuación a Charlie, ahora universitario. Durante los tres últimos años, ha tenido que ir al psiquiatra para superar tan traumática experiencia, aunque esto no encaja para nada con lo visto al final de la original, y ya ha conseguido superarlo: los vampiros no existen, y su vecino Jerry Dandridge era solo un asesino en serie. Ahora, como última prueba de recuperación, debe visitar a su antiguo compañero de fatigas, el actor Peter Vincent (entrañable, pero aquí desaprovechado Roddy McDowall) a quien Charlie teme, porque Peter vio o creyó ver las mismas monstruosidades imposibles que él. Acude a verle con su novia, Alex (Tracy Lin) pero durante su estancia allí, ve como unos hombres introducen unas cajas de madera en el edificio donde vive Peter, y luego en el vestíbulo se encuentra con una extraña mujer, Regine (Julie Carmen) que después le visitará en sueños... ¿o no son sueños?
La película se antoja casi un remake de la primera entrega, introduciendo nuevos elementos (el hecho de que el protagonista sea poco a poco convertido en vampiro) y añadiendo más sangre, más esbirros de la vampira jefa, más sangre y más momentos de comedia, mal planteados y mezclados con los momentos de supuesto terror.
Los personajes aquí no son más que meros calcos o estereotipos. Así, Charlie intentará convencer a Peter de la amenaza, pero este no le creerá, y le convencerá de que todo es ilusión; pero luego el propio Peter tiene evidencia de que los avatares vampíricos vuelven a sucederse, e intentará convencer a Charlie, que ahora cree que todo es un producto de su traumática experiencia en la película anterior. Respecto a los vampiros, Julie Carmen interpreta a la vampira hermana de Jerry Dandridge, que en su venganza planea matar a Peter y convertir en vampiro a Charlie, para así torturar eternamente al joven. Regine llegará incluso a robarle a Peter el espacio televisivo, añejo, envejecido y muy lejos de lo que fue, el programa "Noche de miedo". Sus esbirros son una colección de seres grotescos sin función definida, a saber: un chófer musculoso que come insectos de todo tipo, una especie de patinador o patinadora (es difícil de discernir) que actúa como guardaespaldas, y un personaje supuestamente humorístico, un novato que no se decide entre irse a la cama con jovencitas o chuparles la sangre, y del que no sabemos en ningún momento si es vampiro, hombre lobo o un monstruo de otra índole, pero que, de gracia, tiene poca.
Así, los momentos cómicos y terroríficos estaban bien diferenciados en la película original: el divertido Peter Vincent y algunas personas que rodean a Charlie se encargaban de los momentos de humor, y el vampiro y su secuaz, de provocar auténtico terror. Aquí los momentos de comedia saltan de unos personajes a otros, llegando los vampiros a protagonizar incluso una escena musical donde juegan a los bolos con una cabeza humana. Demencial y sin sentido.
En resumen, "Noche de miedo 2" no es más que una peliculilla que aprovecha un éxito anterior para ganar algún dinero, sin un guión elaborado, con una dirección completament eneutra. El gran Roddy McDowell poco puede hacer, pues su papel ya fue explotado con gran acierto en la primera entrega, y todo lo demás no son sino forzados añadidos, un papel plano y sin interés en una película que más parece un telefilme de sobremesa que contemplar con una sonrisa irónica, que una película dirigida por un cineasta profesional. Una pena. Por lo menos, es la última secuela, y ningún productor ha intentado retomar el invento... todavía.
sábado, 2 de agosto de 2008
Profesión: El especialista
Esta película, curioso cruce entre film de suspense y comedia negra, es un, por desgracia, bastante olvidado trabajo de Richard Rush, que revitalizó la carrera de Peter O'Toole, nominado al OSCAR por su impresionante interpretación de Elliott Cross. Cuenta también con una enigmática y adecuada Barbara Hershey, y varios secundarios más que sólidos, una banda sonora adecuada a las circunstancias, y sobre todo, un guión que, sin decidirse entre suspense o comedia, no deja un momento de respiro al espectador. Una farsa sobre el mundo de Hollywood, mitificando y desmitificándolo a la vez, con unas considerables dosis de dudas y paranoias acerca de si lo que vemos en la película es real, representación o ambas cosas.
Todo comienza con un fugitivo, Cameron (Steve Railsback) huye de la policía, que intentan detenerle en una cafetería. Al llegar a un puente, trata de hacer autostop, pero el hombre que conduce el coche le echa, y luego intenta atropellarle, por lo que Cameron provoca, accidentalmente, que caiga al río. Poco después aparecen extras en el bosque, y un enorme helicóptero se alza sobre el puente: en él va Eli Cross (Peter O'Toole) director de la película que se está rodando. El director le lanza una mirada siniestra al fugitivo, como si ya hubiese decidido un destino para él.
Cameron sigue huyendo y llega hasta una playa donde se está rodando otra escena bélica, ya que la película trata sobre la Primera guerra mundial. Aquí tendremos varios ejemplos de lo ya dicho, todo es representación: así, tras un supuesto bombardeo, algo sale mal y los actores quedan mutilados y muertos, horrorizando al público, per todo resulta ser un truco de efectos especiales. Luego, una anciana cae al mar, por lo que Cameron se lanza para rescatarla, pero la anciana resulta ser la actriz Nina Franklin (Hershey) maquillada para la última escena del filme. En la playa, llega el helicóptero, donde Cross explica a los demás que el especialista Burt ha desaparecido en el fondo del río. Este será uno de los grandes misterios: ¿ha muerto Burt realmente?
Al reconocer a Cameron, Eli decide utilizarle para librarse del jefe de policía, que pretende echar a toda la gente de Hollywood, usando como excusa el accidente del puente. Así, Eli finge que Cameron es Burt, el especialista, y que si ha sido sacado del río. Luego le ofrece al joven fugitivo una oferta, que tiene no poco de pacto fáustico: Cameron será su especialista durante los tres días de rodaje que faltan, y a cambio podrá esconderse entre su equipo, y Eli hará que todos fingan que es Burt. Así comienza un juego de identidades fascinante donde Cameron se hace pasar por Burt, pero comenzará a confundir la realidad, viéndose él mismo como el personaje que interpreta. A ello ayuda que Burt, el especialista que sale brevemente en una escena, sea el hermano del actor Steve Railsback.
Pronto, Cross aprovechará la absoluta inocencia del joven, que nada sabe sobre trucajes cinematográficos, para hacerle creer que corre peligro real durante las escenas de riesgo, y de esa manera, sus reacciones sean totalmente auténticas. Cameron, en un principio parece que tiene intención de huir, pero se enamora de Nina, una mujer tan misteriosa como neurótica. no sabremos nunca si Cross siente verdadero aprecio por su nuevo especialista, o si solo quiere utilizarle para terminar su película, y tampoco sabremos si Nina realmente siente algo por él, o solo se aprovecha de su inocencia. Todo es equívoco, ambiguo, paranoico. La paranoia aumentará cuando Cameron empiece a sospechar que Cross planea matarle durante el rodaje de la última escena, precisamente, la escena en que deberá conducir el coche por el puente y hundirlo en el río...
Sin duda, el mayor logro del filme, además de darle ese aureola de misterio y sugerencia, es Peter O'Toole. Esta película volvió a poner en marcha su carrera, gracias a un personaje que, según se dice, está inspirado en el cineasta David Lean. Aquí, Eli Cross es un hombre de genio vivo, carismático y despreciable, de intenciones inciertas. Sabemos que lo único que le importa es terminar su película, a cualquier precio. No duda en despreciar, humillar y utilizar a quien se lo impide, y de hecho, aunque en determinado momento dice "Ninguna película vale la vida de un hombre" no le importa en absoluto la muerte del especialista, solo el hecho de que, sin él, no podrá completar el rodaje. De hecho se nos presenta como un ser mefistofélico, que mueve los hilos de todos los que le rodean, un auténtico demiurgo que decide la suerte que cada uno va a correr. Sin embargo, pese a su aparente inmoralidad y egoísmo, O'Toole compone a un personaje carismático, simpático para el espectador. Así le vemos a través de los ojos de Cameron, que siente simpatía y agradecimiento hacia Cross, pese a saberse utilizado por él.
Curiosamente, se nos presenta como Dios y el Diablo, a la vez. De hecho, la famosa frase acerca de Dios está censurada en el doblaje español: si el original era "Si Dios hubiera hecho nuestros trucos, hubiera sido feliz", nosotros escuchamos en la versión doblada "Si el mago Merlín hubiera hecho nuestros trucos habría sido feliz". Cuanto menos, curioso.
Al final, tendremos respuesta a algunos de los interrogantes, pero no a todos, lo cual hace que el halo de ambiguedad y misterio no desaparezca del todo, y quede en nuestras mentes esa atmósfera de desconfianza, fascinación, engaño, carisma y paranoia. Un filme tristemente olvidado hoy en día, y que merece ser reivindicado y descubierto por nuevos cinéfilos.
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