domingo, 10 de agosto de 2008

Noche de miedo 2



El éxito de Noche de miedo, estrenada en 1985, dejaba abierta la puerta a nueva secuela, o secuelas, y esta llegó, en 1989, servida por Tommy Lee Wallace, director que navega siempre entre las aguas de lo meramente decente y lo mediocre. Aquí se muestra completamente desganado, la película, además de un guión caótico y mal planteado, es fría e incapaz de hacer que el espectador se meta en la historia, como si el film careciera de alma. El guión está escrito por el propio Wallace y otros dos guionistas, y es confuso y contradictorio con lo visto en la primera parte: se suponía que Charlie Brewster (William Ragsdale) había acabado con su vampírico vecino, salvando así a su novia Amy. Así se nos cuenta en un breve flashback teñido de rojo que abre la película, para presentar a continuación a Charlie, ahora universitario. Durante los tres últimos años, ha tenido que ir al psiquiatra para superar tan traumática experiencia, aunque esto no encaja para nada con lo visto al final de la original, y ya ha conseguido superarlo: los vampiros no existen, y su vecino Jerry Dandridge era solo un asesino en serie. Ahora, como última prueba de recuperación, debe visitar a su antiguo compañero de fatigas, el actor Peter Vincent (entrañable, pero aquí desaprovechado Roddy McDowall) a quien Charlie teme, porque Peter vio o creyó ver las mismas monstruosidades imposibles que él. Acude a verle con su novia, Alex (Tracy Lin) pero durante su estancia allí, ve como unos hombres introducen unas cajas de madera en el edificio donde vive Peter, y luego en el vestíbulo se encuentra con una extraña mujer, Regine (Julie Carmen) que después le visitará en sueños... ¿o no son sueños?
La película se antoja casi un remake de la primera entrega, introduciendo nuevos elementos (el hecho de que el protagonista sea poco a poco convertido en vampiro) y añadiendo más sangre, más esbirros de la vampira jefa, más sangre y más momentos de comedia, mal planteados y mezclados con los momentos de supuesto terror.

Peter Vincent, intrépido matavampiros, y compañía

Los personajes aquí no son más que meros calcos o estereotipos. Así, Charlie intentará convencer a Peter de la amenaza, pero este no le creerá, y le convencerá de que todo es ilusión; pero luego el propio Peter tiene evidencia de que los avatares vampíricos vuelven a sucederse, e intentará convencer a Charlie, que ahora cree que todo es un producto de su traumática experiencia en la película anterior. Respecto a los vampiros, Julie Carmen interpreta a la vampira hermana de Jerry Dandridge, que en su venganza planea matar a Peter y convertir en vampiro a Charlie, para así torturar eternamente al joven. Regine llegará incluso a robarle a Peter el espacio televisivo, añejo, envejecido y muy lejos de lo que fue, el programa "Noche de miedo". Sus esbirros son una colección de seres grotescos sin función definida, a saber: un chófer musculoso que come insectos de todo tipo, una especie de patinador o patinadora (es difícil de discernir) que actúa como guardaespaldas, y un personaje supuestamente humorístico, un novato que no se decide entre irse a la cama con jovencitas o chuparles la sangre, y del que no sabemos en ningún momento si es vampiro, hombre lobo o un monstruo de otra índole, pero que, de gracia, tiene poca.
Así, los momentos cómicos y terroríficos estaban bien diferenciados en la película original: el divertido Peter Vincent y algunas personas que rodean a Charlie se encargaban de los momentos de humor, y el vampiro y su secuaz, de provocar auténtico terror. Aquí los momentos de comedia saltan de unos personajes a otros, llegando los vampiros a protagonizar incluso una escena musical donde juegan a los bolos con una cabeza humana. Demencial y sin sentido.
En resumen, "Noche de miedo 2" no es más que una peliculilla que aprovecha un éxito anterior para ganar algún dinero, sin un guión elaborado, con una dirección completament eneutra. El gran Roddy McDowell poco puede hacer, pues su papel ya fue explotado con gran acierto en la primera entrega, y todo lo demás no son sino forzados añadidos, un papel plano y sin interés en una película que más parece un telefilme de sobremesa que contemplar con una sonrisa irónica, que una película dirigida por un cineasta profesional. Una pena. Por lo menos, es la última secuela, y ningún productor ha intentado retomar el invento... todavía.

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