jueves, 11 de octubre de 2007
La furia
Carrie de Brian DePalma, basada en la primera novela de Stephen King, fue un éxito, especialmente entre el sector más juvenil de los espectadores (a quienes iba dirigida la pelicula). Sin embargo, más tarde DePalma confesó que no se sentía del todo satisfecho con la comercialización de su película: el estudio la vendió más como una pelicula palomitera para jovenes que como una pelicula de terror "seria" lo que quizás la perjudicó, y por otra parte, al contrario que el Exorcista o La profecía, no contaba con ninguna gran estrella que le diese "empaque" (Piper Laurie era una secundaria, y John Travolta, un novato).
Así que Brian DePalma decidió retomar el tema de la telequinesia de nuevo, en una película mucho más lujosa, que él pudiese controlar, y que sobre todo, contaría con una gran estrella: Kirk Douglas.
Producida en 1978, con el apoyo de la Fox, y basada en una novela de John Farris (que no he podido leer) la película nos presenta un brillante prólogo en una playa de Arabia Saudi: un agente gubernamental, Peter Sanza (Douglas) está de vacaciones con su hijo Robin y su compañero y amigo de toda la vida, el oscuro Childress (John Cassavettes, magistral). Mientras toman café, unos terroristas atentan contra la isla y Peter resulta herido. Childress toma bajo su protección a Robin, creyendo que Peter ha muerto. Pero Peter no ha muerto, y ve como Childress habla con los terroristas: él fue quien planeó el atentado contra Peter, porque Robin tiene poderes mentales, que Childress planea utilizar para su oscura organización.
Algún tiempo después, Peter, que va huyendo, siempre perseguido por los matones de su antiguo camarada, contrata con el estrafalario psíquico Raymond Doonwyde (William Finley, habitual en el cine de DePalma) para que trate de hallar a Robin. Doonwyde descubre en una playa de California a una chica, Gillian (Amy Irving, ya vista en Carrie) que posee un gran poder del que todavía no es conscierte. Gillian ha sufrido ciertos episodios que no comprende, causando daños leves a las personas de su entorno cuando se sentía excitada o enfadada. Cuando un par de parapsicologos acuden a su instituto para hacer una demostración, Gillian se presta voluntaria para una prueba, y obtiene unos resultados sorprendentes, por lo que decide internarse en el instituto Paragorn para personas con poderes telepáticos. Lo que no sabe es que el lugar es una tapadera para la operación de Childress, que todo este tiempo ha estado entrenando a Robin, convirtiendolo en un psicopata que ha acumulado un poder impresionante, y piensa vender al chico como arma a alguna potencia extranjera. Cuando Childress descubra que los poderes de Amy son iguales, o incluso superiores a los de Robin...
La furia es una película hecha "con receta". Una pelicula que quería ser grande, que se planteó y planificó para ser grande. Y aunque en su día parece que fue tibiamente acogida, hoy quedan pocas dudas acerca del trabajo del señor DePalma en esta gran película. A ello contribuyen las interpretaciones de Douglas, que a pesar de sus sesenta años da el pego, tanto como investigador como agente secreto y hombre de acción con un solo objetivo, y Cassavettes como el oscuro y manipulador personaje que se mueve en las sombras y controla todo y a todos, actuando sin control moral alguno, siempre en busca de su propio beneficio, capaz de todo por cumplir sus siniestros objetivos. A pesar de que fue amigo de la infancia de Peter y que se entrenaron juntos en la CIA, le traiciona sin pestañear cuando ambiciona algo que Peter jamás le entregaría, a su hijo Robin. Amy Irving da el pego como Robin, la confusa y aterrorizada muchacha, personaje inocente que nada sabía de poderes telepáticos ni de oscuras organizaciones en cuyos planes pronto entrará, una muchacha que asiste a todo con la misma mirada de incrédulo terror ante los hechos sangrientos y trágicos, y los personajes oscuros o trágicos que desfilarán ante sus ojos. El muchacho que hace de Robin (actor desconocido del que no tengo noticias) lo hace competentemente, comenzando siendo un personaje inocente y confuso, como Gilliam, pero tras las manipulaciones de Childress queda convertido en un psicopata, en una bomba de relojería más que un ser humano, un ser egocéntrico, cruel, sin compasión, dispuesto a destruir a quien se le antoje a su capricho. Carrie Snodgress está bastante bien en su secundario papel como trabajadora en el centro Paragorn, que ayuda a Peter a encontrar a Robin.
La furia fracasó, en parte, porque era una película muy oscura y pesimista. Hay muy pocos personajes inocentes en el film, la gente aquí se mueve o bien por intereses egoístas o bien por sus impulsos primarios. Incluso el protagonista, Peter, acabará comportándose como Childress, usando todos los medios a su alcance para conseguir sus objetivos, justificando los medios con el hecho de que tiene un fin noble, encontrar a su hijo. Además, la película tiene un final muy trágico, quizás en exceso deprimente, que contribuyó a que fracasara. Hoy, ese aura negra de mala leche, de crítica social en parte, es muy de agradecer, aunque la película tiene algunos momentos de humor sorprendentes, como la entrada de Peter en la casa de una familia cuando va desnudo huyendo de los matones de Childress, y es ayudado por la matrona de la casa a reducir al marido y al hijo, que pretendían llamar a la policía, o su huída en un coche policial acompañado por dos agentes que le creen un chiflado.
En suma, una gran película sobre un tema que ha tenido pocas muestras "serias" en el cine. Una película oscura, pero bien realizada, con un guión excelente e interpretaciones magistrales. Una obra maestra del subgénero.
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