viernes, 5 de octubre de 2007

La profecía



En 1976, tras el éxito de "El exorcista" tres años antes, La Twenty Century Fox emprendió el rodaje de su lujosa versión de "niño satánico poseído por el mal". Y para ello contó con un reparto exquisito, comenzando por la pareja protagonista, el gran Gregory Peck y la tristemente fallecida joven Lee Remick. La película está dirigida por el artesano Richard Donner, que ha demostrado moverse tan bien dentro del género (Superman, Legend, Lady Halcon) como fuera de él (Los Goonies, Arma Letal...).
Basada en una novela que tuve la ocasión de leer hace años, y que no me impresionó demasiado, ya que parece más un guión que una novela, cuenta lo que vemos en la película y poco más... los libros, por regla general, suelen ser más completos que las películas que los adaptan. En el caso de "La profecía" estamos ante una adaptación tan fiel que deja a la novela sin ningún aliciente, de esas que lees en dos viajes de autobús.
Respecto a la película, cuenta una intriga de tintes políticos y religiosos: el embajador americano Robert Thorn (Peck) se dirige a un hospital de Roma donde le comunican que su esposa (Remick) ha perdido a su hijo. Un oscuro sacerdote, el padre Spiletto, le dice confidencialmente que esa misma noche ha nacido un niño sano, cuya madre ha muerto, sin más familia... y que él estaría dispuesto a realizar un cambio en absoluto secreto, sin papeleos de ningún tipo. A efectos legales, ese niño sería su hijo, y ni siquiera su esposa necesitaría saberlo, ya que ella todavía no sabe que su hijo ha muerto. Thorn, pensando en la felicidad de su mujer, toma al niño como suyo, y mas tarde le pondrán el nombre de Damien.
Cinco años después, la vida de la pareja es idílica, y en el mundo de la política se rumorea que Thorn podría llegar a Presidente de los Estados Unidos en muy poco tiempo. Mientras la pareja celebra el cumpleaños de su pequeño hijo en su enorme casa, la niñera de Damien se suicida sin motivo aparente, y un extraño sacerdote comienza a rondar la casa, mientras un fotógrafo (David Warner) toma fotos de todo.
Más tarde, la idílica vida de la pareja se romperá cuando la esposa de Robert, Kathy, empiece a sospechar que su hijo no es suyo tras unos extraños acontecimientos, y la nueva niñera, la señora Baylock, parece tomarse su empleo más como guardiana del niño que como su simple niñera. El sacerdote, el padre Brennan, persigue a Thorn intentando explicarle que ha adoptado al hijo del Diablo, que nació del vientre de un animal, y que tarde o temprano le destruirá. El padre le profetiza que su esposa quedará nuevamente embarazada y perderá al niño por lo que parecerá un accidente... más tarde, mientras pasea solo por el parque, las fuerzas meteorológicas parecen intentar cercarle, y finalmente morirá atravesado por la aguja de un campanario.
Cuando Robert descubre que su esposa está nuevamente embarazada, se pondrá en contacto con el periodista, que ha descubierto que todas las fotos que sacó de la antigua niñera de Damien y del padre Brennan revelan unas extrañas marcas que profetizaban sus muertes. Puesto que él mismo se sacó accidentalmente una foto ante un espejo, que también profetiza su muerte, insiste en acompañar a Thorn a Roma en busca de un monje que conoce la verdad sobre todo lo que le está pasando...

Damien, el hijo del Diablo

La profecía es una película muy entretenida, su aspecto de superproducción, su competente dirección y un guión funcional, aunque no es ninguna obra maestra, hacen recomendable su visionado, aunque nunca debería nadie sentarse a verla esperando encontrar una buena muestra de cine de terror. Salvo en dos ocasiones (siendo la más paradigmatica la escena del cementerio romano para pobres donde acuden Peck y Warner, viendose acosados por perros dobbeman) la película está más cerca de un correcto film de suspense (los acontecimientos podrían o no ser simples accidentes y coincidencias) que de una película de terror "pura" como es El exorcista. Sin embargo, aunque no provoque realmente escalofríos, si que sabe utilizar sus bazas para causar momentos de gran tensión y dar giros a la trama (cuando parece que todo es una coincidencia, sucede un hecho que lo desmiente). El final es antológico, digno de entrar en cualquier selección de buenos finales del género.
Una de las bazas con las que juega la película es el niño. Interpretado por el joven actor Harvey Stephens, quien, según parece, no siguió haciendo cine, a diferencia de Linda Blair en el Exorcista, Damien no es un monstruo, no se transforma en demonio, ni siquiera interviene directamente en las muertes (son los agentes del diablo los encargados de ello). Su aspecto y su comportamiento es totalmente inocente, pero ese rostro demasiado angelical hace presagiar dese el primer fotograma que en torno a su inocente presencia se van a suceder hechos escabrosos y trágicos...
La película tuvo dos secuelas, "La maldición de Damien" película bastante competente, sobre la que no me extiendo porque creo que merece un análisis aparte, y la nefasta e incoherente "El final de Damien" donde ni siquiera una buena actuación del entonces novato Sam Neill consigue salvar un guión tremendamente estúpido, que se carga la respetada mitología en las dos entregas anteriores. Más tarde, directa a video llegaría "La profecía IV: El renacer" una tontería suprema que cuenta los avatares de una niña que resultará ser la hija de Damien. Recomiendo firmemente ahorrarse el tiempo en ver las dos ultimas... tambien hay un remake reciente que no he visto, pero que ha pasado bastante desapercibido (la original gozó de bastante fama en su momento). Un pequeño clásico que puede disfrutarse perfectamente hoy en día, siempre que se encare como lo que es, y no se la tome por una gran película de terror.

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