viernes, 12 de octubre de 2007

Tiburon



Tras el éxito sorpresa de su premiada y fascinante "El diablo sobre ruedas" Spielberg se decidió a llevar a cabo una adaptación de la novela "Tiburón" de Peter Benchley. Tras asociarse con los productores Zannuck y Brown, Spielberg encargó varios guiones que adaptaran la novela (la cual, por cierto, es bastante decepcionante, incluso mediocre).
Contrató a actores que ya habían salido en algunas películas, pero que obtendrían su fama gracias a este film. Así, Roy Scheider interpretó al jefe de policía Brody (papel que repetiría en la secuela) Richard Dreyfuss (habitual de Spielberg) interpretaría al simpático experto en tiburones Matt Hopper, y Robert Shaw (en una actuacion especialmente inolvidable) se podría en el pellejo de Quint, un rudo y robusto marinero. Lorraine Gary y Murray Hamilton cargan con carismaticos papeles secundarios (esposa de Brody ella y alcalde de la ciudad él).
La película está narrada en clave de suspense/terror en su primera mitad, mientras que en su segunda mitad se convierte en una cinta de aventuras trepidante y entrañable. Se nos cuentan los avatares de la ciudad costera de Amity, ciudad que vive de los turistas veraniegos, ya que en invierno el pueblo está casi vacío. Una muchacha sale a nadar de noche, y es asesinada en el mar violentamente por algo. Más tarde, el jefe de policía Bordy investiga, descubre los restos devorados de la chica y decide cerrar las playas cuando el forense le comunica que ha muerto atacaa por un tiburón. Pero el alcalde Vaughn, preocupado porque una mala publicidad destruya las buenas perspectivas para el verano, hace que el forense cambie el dictamen, y obliga a Brody a callar el asunto. El jefe de policía vigila de todas formas la playa, preocupado, y más tarde un niño es brutalmente devorado ante la vista de todos, y todo el mundo echa la culpa a Brody, que se siente culpable. Se forma un consejo para decidir que hacer, durante el cual, un viejo "lobo de mar" Quint, ofrece sus servicios para cazar al tiburón, pero el alto precio que exige hace que su petición sea denegada. Se ofrece una suma menor, y un gran número de pescadores sale a la caza del bicho, causando un gran caos. Al mismo tiempo, llega a la cuiudad un oceanólogo, Matt Hooper, que dictamina que la chica fue atacada por un tiburón blanco, la peor especie existente entre los tiburones, una verdadera máquina de matar. Los pescadores vuelven con un tiburón de tamaño medio, y el alcalde decide dar publicidad a la caza para trasmitir a los veraneantes que todo está solucionado, pero Hooper insiste en que el tiburón que han pescado no pudo ser el que mató a la chica, que tenía un tamaño mucho mayor.
El día del 4 de julio, el tiburón acecha a varios chicos que se bañan en una laguna, entre ellos el hijo de Brody. Un hombre acude a rescatarlos en su barca, pero esta es volcada por el tiburón y el hombre muere devorado. El tiburón ataca al hijo de Brody, pero este finalmente, se salva. Más tarde, Brody presiona a Vaughn para que pague a Quint una gran suma para cazar al tiburón. En la expedición, le acompañarán Brody y Hooper.
Aquí es donde termina la primera parte de la película, donde se nos muestran unos brutales ataques, pero no al causante (solo vemos su aleta, o entrevemos su silueta gris sumergida). La espectativa sobre su aspecto se mantiene en vilo hasta la segunda parte de la película, que nos presenta a los tres hombres solos en alta mar contra la misteriosa y todopodera bestia, que si bien hasta ahora solo era una presencia amenazadora sobre los personajes de la película, aquí toma cuerpo y se convierte en un peligro real. Los tres hombres se embarcan y siembran el mar con carnaza. Cuando finalmente aparece la gran bestia, van tras ella, pero el astuto bicho consigue eludirlos. De noche, los tres hombres se emborrachan, y Hooper y Quint intercambian afectuosamente historias sobre sus vivencias en el mar. Es particularmente fascinante el monólogo de Quint sobre el naufragio que vivió, cuando el buque Indianapolis se hundió en alta mar y él y sus compañeros flotaron a la deriva varios días, con el chaleco salva vidas, rodeados de cientos de tiburones de varias clases que devoraron a varios de ellos.
Al día siguiente, la caza se invierte y el tiburón comienza a perseguirlos a ellos...

Los tres hombres contra la bestia

Tiburón es un clásico. Una película de aventuras con elementos de auténtico terror. Las apariciones de la enorme bestia al final de la película, donde es mostrado al completo, son aterradoras. Sus fauces han quedado grabadas a fuego en la cabeza de toda una generación de infantes que la vimos en TV o en video, y ver la aleta surcando la playa se ha convertido en un icono del cine. Spielberg parece decantarse (como lo hacía en El diablo sobre ruedas) por una historia que enfrenta al hombre solo la bestia, en un entorno solitario donde no puede ser asistido ni ayudado por nada, salvo su propio ingenio y las armas que lleve consigo (¿que entorno mas solitario puede haber que alta mar?). La película generó un alud de secuelas, copias e imitaciones. Empezando por las secuelas oficiales, Tiburón 2 es una película correcta, simpática, aunque fallida. Tiburón 3 (titulada en España El gran tiburón) intenta retomar los origenes de la primera enclavando la película en el genero de aventuras catastrofistas (el tiburon invadiendo un parque de atracciones acuatico) y tiene cierto aire nostalgico que la "tolera" aunque está tan mal considerada por la crítica como la cuarta parte, Tiburón: La venganza, un bodriazo inaguantable donde Lorraine Gary interpreta de nuevo a una fatalista Ellen Brody, perseguida por sus propios miedos, por una maldición en forma de escualo asesino que la persigue por todo el globo. El tiburón es patético (se llega a notar lo falso que es en varias escenas) y la historia, lamentable e increíble.
Luego están las imitaciones, que van desde pequeñas obras maestras del subgenero perfectamente validas (Piraña, Orca la ballena asesina, la simpatica Humanoides del abismo) a subproductos italianos realmente nefastos, como la mal titulada "Tiburon 3" en España (de ahí que la VERDADERA tiburón 3 tuviera que retitularse a "El gran tiburon") cintas extranjeras de todo tipo "El devorador del oceano", "El ultimo escualo", "Barracuda" o la malisima "Piraña 2".
Como curiosidad, en 1975 se hizo un pase especial veraniego de la película en una plataforma en alta mar, en California... se proyectó la película en pleno mar, causando no pocos ataques de pánico. Los slogans de la película tambien son pegadizos "Si usted cree que puede meterse tranquilo en el agua... se equivoca" o "Ninguna fantasia humana sobre el mal puede superar a la realidad de Tiburon" (esta ultima para indicar que lo sucedido en la película tiene una base perfectamente real, al contrario que otras peliculas de terror populares de la epoca, como El Exorcista).
Un gran clásico, sin duda.

jueves, 11 de octubre de 2007

La furia



Carrie de Brian DePalma, basada en la primera novela de Stephen King, fue un éxito, especialmente entre el sector más juvenil de los espectadores (a quienes iba dirigida la pelicula). Sin embargo, más tarde DePalma confesó que no se sentía del todo satisfecho con la comercialización de su película: el estudio la vendió más como una pelicula palomitera para jovenes que como una pelicula de terror "seria" lo que quizás la perjudicó, y por otra parte, al contrario que el Exorcista o La profecía, no contaba con ninguna gran estrella que le diese "empaque" (Piper Laurie era una secundaria, y John Travolta, un novato).
Así que Brian DePalma decidió retomar el tema de la telequinesia de nuevo, en una película mucho más lujosa, que él pudiese controlar, y que sobre todo, contaría con una gran estrella: Kirk Douglas.
Producida en 1978, con el apoyo de la Fox, y basada en una novela de John Farris (que no he podido leer) la película nos presenta un brillante prólogo en una playa de Arabia Saudi: un agente gubernamental, Peter Sanza (Douglas) está de vacaciones con su hijo Robin y su compañero y amigo de toda la vida, el oscuro Childress (John Cassavettes, magistral). Mientras toman café, unos terroristas atentan contra la isla y Peter resulta herido. Childress toma bajo su protección a Robin, creyendo que Peter ha muerto. Pero Peter no ha muerto, y ve como Childress habla con los terroristas: él fue quien planeó el atentado contra Peter, porque Robin tiene poderes mentales, que Childress planea utilizar para su oscura organización.
Algún tiempo después, Peter, que va huyendo, siempre perseguido por los matones de su antiguo camarada, contrata con el estrafalario psíquico Raymond Doonwyde (William Finley, habitual en el cine de DePalma) para que trate de hallar a Robin. Doonwyde descubre en una playa de California a una chica, Gillian (Amy Irving, ya vista en Carrie) que posee un gran poder del que todavía no es conscierte. Gillian ha sufrido ciertos episodios que no comprende, causando daños leves a las personas de su entorno cuando se sentía excitada o enfadada. Cuando un par de parapsicologos acuden a su instituto para hacer una demostración, Gillian se presta voluntaria para una prueba, y obtiene unos resultados sorprendentes, por lo que decide internarse en el instituto Paragorn para personas con poderes telepáticos. Lo que no sabe es que el lugar es una tapadera para la operación de Childress, que todo este tiempo ha estado entrenando a Robin, convirtiendolo en un psicopata que ha acumulado un poder impresionante, y piensa vender al chico como arma a alguna potencia extranjera. Cuando Childress descubra que los poderes de Amy son iguales, o incluso superiores a los de Robin...

Peter Sandza

La furia es una película hecha "con receta". Una pelicula que quería ser grande, que se planteó y planificó para ser grande. Y aunque en su día parece que fue tibiamente acogida, hoy quedan pocas dudas acerca del trabajo del señor DePalma en esta gran película. A ello contribuyen las interpretaciones de Douglas, que a pesar de sus sesenta años da el pego, tanto como investigador como agente secreto y hombre de acción con un solo objetivo, y Cassavettes como el oscuro y manipulador personaje que se mueve en las sombras y controla todo y a todos, actuando sin control moral alguno, siempre en busca de su propio beneficio, capaz de todo por cumplir sus siniestros objetivos. A pesar de que fue amigo de la infancia de Peter y que se entrenaron juntos en la CIA, le traiciona sin pestañear cuando ambiciona algo que Peter jamás le entregaría, a su hijo Robin. Amy Irving da el pego como Robin, la confusa y aterrorizada muchacha, personaje inocente que nada sabía de poderes telepáticos ni de oscuras organizaciones en cuyos planes pronto entrará, una muchacha que asiste a todo con la misma mirada de incrédulo terror ante los hechos sangrientos y trágicos, y los personajes oscuros o trágicos que desfilarán ante sus ojos. El muchacho que hace de Robin (actor desconocido del que no tengo noticias) lo hace competentemente, comenzando siendo un personaje inocente y confuso, como Gilliam, pero tras las manipulaciones de Childress queda convertido en un psicopata, en una bomba de relojería más que un ser humano, un ser egocéntrico, cruel, sin compasión, dispuesto a destruir a quien se le antoje a su capricho. Carrie Snodgress está bastante bien en su secundario papel como trabajadora en el centro Paragorn, que ayuda a Peter a encontrar a Robin.
La furia fracasó, en parte, porque era una película muy oscura y pesimista. Hay muy pocos personajes inocentes en el film, la gente aquí se mueve o bien por intereses egoístas o bien por sus impulsos primarios. Incluso el protagonista, Peter, acabará comportándose como Childress, usando todos los medios a su alcance para conseguir sus objetivos, justificando los medios con el hecho de que tiene un fin noble, encontrar a su hijo. Además, la película tiene un final muy trágico, quizás en exceso deprimente, que contribuyó a que fracasara. Hoy, ese aura negra de mala leche, de crítica social en parte, es muy de agradecer, aunque la película tiene algunos momentos de humor sorprendentes, como la entrada de Peter en la casa de una familia cuando va desnudo huyendo de los matones de Childress, y es ayudado por la matrona de la casa a reducir al marido y al hijo, que pretendían llamar a la policía, o su huída en un coche policial acompañado por dos agentes que le creen un chiflado.
En suma, una gran película sobre un tema que ha tenido pocas muestras "serias" en el cine. Una película oscura, pero bien realizada, con un guión excelente e interpretaciones magistrales. Una obra maestra del subgénero.

Childress: El fin justifica los medios...

viernes, 5 de octubre de 2007

La profecía



En 1976, tras el éxito de "El exorcista" tres años antes, La Twenty Century Fox emprendió el rodaje de su lujosa versión de "niño satánico poseído por el mal". Y para ello contó con un reparto exquisito, comenzando por la pareja protagonista, el gran Gregory Peck y la tristemente fallecida joven Lee Remick. La película está dirigida por el artesano Richard Donner, que ha demostrado moverse tan bien dentro del género (Superman, Legend, Lady Halcon) como fuera de él (Los Goonies, Arma Letal...).
Basada en una novela que tuve la ocasión de leer hace años, y que no me impresionó demasiado, ya que parece más un guión que una novela, cuenta lo que vemos en la película y poco más... los libros, por regla general, suelen ser más completos que las películas que los adaptan. En el caso de "La profecía" estamos ante una adaptación tan fiel que deja a la novela sin ningún aliciente, de esas que lees en dos viajes de autobús.
Respecto a la película, cuenta una intriga de tintes políticos y religiosos: el embajador americano Robert Thorn (Peck) se dirige a un hospital de Roma donde le comunican que su esposa (Remick) ha perdido a su hijo. Un oscuro sacerdote, el padre Spiletto, le dice confidencialmente que esa misma noche ha nacido un niño sano, cuya madre ha muerto, sin más familia... y que él estaría dispuesto a realizar un cambio en absoluto secreto, sin papeleos de ningún tipo. A efectos legales, ese niño sería su hijo, y ni siquiera su esposa necesitaría saberlo, ya que ella todavía no sabe que su hijo ha muerto. Thorn, pensando en la felicidad de su mujer, toma al niño como suyo, y mas tarde le pondrán el nombre de Damien.
Cinco años después, la vida de la pareja es idílica, y en el mundo de la política se rumorea que Thorn podría llegar a Presidente de los Estados Unidos en muy poco tiempo. Mientras la pareja celebra el cumpleaños de su pequeño hijo en su enorme casa, la niñera de Damien se suicida sin motivo aparente, y un extraño sacerdote comienza a rondar la casa, mientras un fotógrafo (David Warner) toma fotos de todo.
Más tarde, la idílica vida de la pareja se romperá cuando la esposa de Robert, Kathy, empiece a sospechar que su hijo no es suyo tras unos extraños acontecimientos, y la nueva niñera, la señora Baylock, parece tomarse su empleo más como guardiana del niño que como su simple niñera. El sacerdote, el padre Brennan, persigue a Thorn intentando explicarle que ha adoptado al hijo del Diablo, que nació del vientre de un animal, y que tarde o temprano le destruirá. El padre le profetiza que su esposa quedará nuevamente embarazada y perderá al niño por lo que parecerá un accidente... más tarde, mientras pasea solo por el parque, las fuerzas meteorológicas parecen intentar cercarle, y finalmente morirá atravesado por la aguja de un campanario.
Cuando Robert descubre que su esposa está nuevamente embarazada, se pondrá en contacto con el periodista, que ha descubierto que todas las fotos que sacó de la antigua niñera de Damien y del padre Brennan revelan unas extrañas marcas que profetizaban sus muertes. Puesto que él mismo se sacó accidentalmente una foto ante un espejo, que también profetiza su muerte, insiste en acompañar a Thorn a Roma en busca de un monje que conoce la verdad sobre todo lo que le está pasando...

Damien, el hijo del Diablo

La profecía es una película muy entretenida, su aspecto de superproducción, su competente dirección y un guión funcional, aunque no es ninguna obra maestra, hacen recomendable su visionado, aunque nunca debería nadie sentarse a verla esperando encontrar una buena muestra de cine de terror. Salvo en dos ocasiones (siendo la más paradigmatica la escena del cementerio romano para pobres donde acuden Peck y Warner, viendose acosados por perros dobbeman) la película está más cerca de un correcto film de suspense (los acontecimientos podrían o no ser simples accidentes y coincidencias) que de una película de terror "pura" como es El exorcista. Sin embargo, aunque no provoque realmente escalofríos, si que sabe utilizar sus bazas para causar momentos de gran tensión y dar giros a la trama (cuando parece que todo es una coincidencia, sucede un hecho que lo desmiente). El final es antológico, digno de entrar en cualquier selección de buenos finales del género.
Una de las bazas con las que juega la película es el niño. Interpretado por el joven actor Harvey Stephens, quien, según parece, no siguió haciendo cine, a diferencia de Linda Blair en el Exorcista, Damien no es un monstruo, no se transforma en demonio, ni siquiera interviene directamente en las muertes (son los agentes del diablo los encargados de ello). Su aspecto y su comportamiento es totalmente inocente, pero ese rostro demasiado angelical hace presagiar dese el primer fotograma que en torno a su inocente presencia se van a suceder hechos escabrosos y trágicos...
La película tuvo dos secuelas, "La maldición de Damien" película bastante competente, sobre la que no me extiendo porque creo que merece un análisis aparte, y la nefasta e incoherente "El final de Damien" donde ni siquiera una buena actuación del entonces novato Sam Neill consigue salvar un guión tremendamente estúpido, que se carga la respetada mitología en las dos entregas anteriores. Más tarde, directa a video llegaría "La profecía IV: El renacer" una tontería suprema que cuenta los avatares de una niña que resultará ser la hija de Damien. Recomiendo firmemente ahorrarse el tiempo en ver las dos ultimas... tambien hay un remake reciente que no he visto, pero que ha pasado bastante desapercibido (la original gozó de bastante fama en su momento). Un pequeño clásico que puede disfrutarse perfectamente hoy en día, siempre que se encare como lo que es, y no se la tome por una gran película de terror.