domingo, 29 de junio de 2008

Gattaca



Es impresionante descubrir filmes como este, de ciencia ficción inteligente, con un buen guión, que plantea preguntasa los espectadores, pero sin caer en el aburrimiento o en la hard-cifi, películas cuyos planteamientos filosoóficos o científicos son demasiado densos como para que el público normal pueda seguirlas con interés.
Dirigida en 1997 por Andrew Nicol, cuenta la historia de Vincent (adecuado Ethan Hawke) un joven que nace concebido de modo "tradicional" en un futuro no muy lejano, donde los padres pueden elegir a sus hijos: el sexo, el color de cabello y de ojos, y dotarlos de lo mejor de la genética, evitándoles, desde que nacen, enfermedades, miopía, malformaciones, calvicie... Vincent, es, sin embargo, un niño completamente normal, con todos los defectos (y virtudes) de un niño tradicional. Además, ya desde el momento de su nacimiento se le diagnostica una incapacidad cardiaca, que le da una esperanza de vida no superior a los treinta años. No es igual su hermano Anton, hermano pequeño que parece mayor, pues si fue concebido "in vitro", con todos los dones y ventajas, un auténtico atleta y super hombre, que siempre gana todos los juegos.
La única cosa que salva a Vincent de caer en la desesperación es su sueño de ser astronauta, sueño que todos le dicen que no puede alcanzar, ya que su dolencia le incapacita. En este futuro, la personalidad y la inteligencia dejan de tener importante, y no se hace prueba alguna a ningún candidato, salvo saber si es o no un "nacido perfecto", un válido, como los llaman. Vincent acaba desesperándose y huye de su hogar, yendo a trabajar como limpiador a Gattaca, la escuela de astronautas desde donde contempla los lanzamientos de naves al espacio. Allí comprobará que es prácticamente imposible que alcance su sueño, por mucho que se esfuerce: nadie valorará ese esfuerzo, solo la forma en que nació. Finalmente, recurre a un misterioso hombre que puede "trucar" sus análisis, y darle sangre de un válido caído en desgracia, Jerome Morrow (excelente Jude Law).

Vincent a punto de cumplir su sueño

Jerome era un destacado atleta y nadador, que tras sufrir un accidente ha quedado supeditado a su silla de ruedas. Convertido en inválido, su única forma de sobrevivir es vender su identidad a los no válidos que deseen utilizarla para llegar más lejos. Así, Vincent se convertirá en Jerome, usando su sangre y su orina en las distintas pruebas para llegar a ser admitido en Gattaca, donde enseguida destacará, y en un año le es adjudicado el privilegio de volar a Titán, un misterioso satélite. Cuando aprece que está a punto de conseguir su sueño de abandonar el planeta, un asesinato atrae a la policía a Gattaca, corriendo grave peligro de ser descubierto, y conocerá también a una compañera, Irene (espléndida Uma Thurman) de la que se enamorará, y a la que poco a poco, irá dando pistas de su auténtica condición de no válido...
¿Hasta donde existe el alma humana? ¿El espíritu de superación, los sueños y aspiraciones, el impulso se sacrificio y esfuerzo, reside todo ello en los genes? Gattaca nos dice que no, que el hombre, no puede alcanzar la perfección a ningún nivel sin que ello le cueste un precio. Véanse si no esas ordenadas filas de trabajadores de Gattaca, como robots, todos perfectos, altos, delgados y guapos, como si del sueño de Hitler hecho realidad se tratase. Robots fríos, autosuficientes, arrogantes y fríos, un mundo de apariencia donde los válidos gozan de lujo, comodidad y buena posición, sin haber ganado nada de ello, ni haber luchado por eso, mientras los "hombres" tradicionales se dejan la piel como limpiadores y ciudadanos de tercera clase, supeditados a sus genes imperfectos, pero en ellos laten los sentimientos, las ilusiones y el verdadero espíritu humano.
Una película pequeña, sin efectos especiales, sin complicados fuegos de artificio, solo una historia sobre personas, sobre la discriminación el el futuro, que seguirá siendo igual de lamentable que hoy, pero basada en otros cánones de perfección. Sobre cómo una sociedad establecida en torno a la sangre "pura" resulta ridícula y vacía, puesto que sus miembros son imperfectos y pueden llegar a ejercer la violencia para conseguir sus fines, sin escrúpulo, gozan de todo lo que desean sin habérselo ganado; y aquellos que son marginados pueden engañarles, igualar sus logros y por supuesto, superarlos. Atención también al gran mensaje de la película (no se puede jugar con la naturaleza durante mucho tiempo) propiciado sobre todo por el estupendo secundario Xander Berkeley.
Una de las últimas obras maestras de la ciencia ficción que nos deparó el siglo XX. Esperemos que, dentro de un siglo, ese "futuro no muy lejano" no haya llegado todavía entre nosotros.

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