viernes, 30 de mayo de 2008
Entrevista con el vampiro
Las novelas de Anne Rice sobre las Cronicas Vampíricas tienen mucha fama, sin duda, aunque la saga en su conjunto resulta mediocre y blanda, los dos primeros libros "Entrevista con el vampiro" y "Lestat, el vampiro" son especialmente apreciables, los mejores y más salvables, construyendo la mitología y a personajes bastante interesantes.
Por lo tanto, cuando se anunció que Neil Jordan iba a llevar a cabo la adaptación del primer libro, ya había muchos adeptos al libro, que acataron el asunto con bastante escepticismo. La propia autora se encargaría de adaptar su texto al cine (haciendo no pocos cambios). La dirección de Neil Jordan no podría ser más adecuada, teniendo en su filmografía esa fascinante película de género que es "En compañía de lobos" y los actores están bastante bien en sus papeles (incluso Tom Cruise, del que la autora dudaba y recelaba, pues prefería a Rutger Hauer o Tom Berenger).
Un vampiro, "creado" a finales del siglo XVIII, Louis (Brad Pitt) cuenta, en el presente, su historia a un asombrado periodista (Christian Slater). Tras perder a su esposa y a su hijo, el plantador sureño de origen francés cae en un estado de apatía, al borde del suicidio. Esa indiferencia ante la muerte, junto con sus riquezas, llamarán la atención de un vampiro, Lestat (Tom Cruise) que convertirá a Louis en uno de los suyos. Pero ambos son muy diferentes, como pronto aprenderá Louis: mientras él sigue aferrándose a su humanidad, negándose a consumar el acto supremo del vampirismo, el asesinato, y se alimenta de ratas y otros animales, pasa las noches haciéndose inteligentes preguntas existencialistas sobre su nueva condición. Su compañero y (supuestamente) superior, Lestat, es todo lo contrario: es un monstruo, un ser vil, superficial, materialista, frío, cruel y mentiroso, que solo obtiene placer destruyendo todo aquello que en realidad, envidia.
La relación entre los dos, a través de las décadas, tiene sus altibajos. En una de las mejores escenas del film, Lestat asesina de forma cruel a dos prostitutas para intentar convencer a Louis de que debe aceptar lo que es y comenzar a vivir como un monstruo, alimentándose de aquellos que son sus teóricos inferiores, los humanos. Pero esto solo los distancia más, Lestat en realidad no comprende a Louis, y piensa equivocadamente que todos los vampiros son iguales a él, y que la negativa de Louis a alimentarse de humanos es simple cobardía. Sin embargo, el discurso de Lestat lleva a Louis a las calles, donde hallará en un barrio azotado por la peste a una niña aferrada al cadáver de su madre. Se alimentará de ella (más por compasión que por lujuria) y este hecho, observado por el cruel Lestat, cambiará para siempre sus no-vidas eternas.
Lejos de estar dispuesto a perder a su pupilo, Lestat convierte a la niña moribunda en vampira, en un acto supremo de desprecio por la humanidad y la caridad. La niña, Claudia (Kirsten Dunst, sin duda la gran revelación del filme) es solo un instrumento más en manos de Lestat, que solo sirve para que Louis se encariñe con ella y no le abandone.
Claudia hereda los apetitos de su "padre" y no tiene los remilgos de Louis, sin embargo ella quiere más a este, y con el paso de los años, empezará a hacerse las mismas preguntas existenciales que él. Decididos a descubrir cuanto puedan sobre su condición, tramarán un plan para deshacerse del diabólico Lestat...
El diseño de producción y el vestuario de la película son sencillamente maravillosos, permitiéndonos sumergirnos en la historia con gran facilidad y sin que nada chirrie. Los actores están maravillosos en sus papeles, Pitt de "monstruo" atormentado que se aferra a su humanidad como la única cosa que puede salvarle, Cruise como un verdadero monstruo, ruin, falso y manipulador, Dunst como un ser increíble, que debido a haberse educado como lo ha hecho, jamás ha tenido los conceptos de "Bien" o "Mal" asumidos, y considera a la especie humana como un surtido de alimento del que no importa hacer uso cuando lo necesite, aunque sin llegar a los extremos de la crueldad de Lestat. Antonio Banderas se erige como otro personaje fascinante, Armand, el líder de la secta vampírica parisense, un ser fascinante, introvertido y sabio, del que uno no sabe si desea compartir sus secretos, o si es tan manipulador como el propio Lestat, utilizando esas "respuestas" que tanto anhela Louis para mantenerle a su lado. Stephen Rea (habitual del director) es otro vampiro cruel e hipócrita, otro verdadero monstruo, pero este oculto tras una fachada de humanidad más elaborada. Slater tiene un papel más breve como el periodista que recibirá todas estas revelaciones en la noche...
Resulta curioso que los vampiros de París se vistan como vampiros de ópera y actúen por las noches en un espectáculo llamado "Teatro de los vampiros" alimentándose de jovencitas ante centenares de espectadores que creen que todo es representación. Jordan construye otra obra maestra del género, la mejor película de vampiros de la década junto con el Drácula de la época. Y es que, en la mayoría de las películas de este subgénero de los noventa, como "Blade" o "Abierto hasta el amanecer" los vampiros acaban siendo lo de menos, una mera excusa para mostrar efectos especiales...
La película tuvo una secuela que poco o nada tiene que ver con esta (o con la novela en la que supuestamente se basa) "La reina de los condenados" un film del que realmente, nada positivo se puede reseñar.
viernes, 23 de mayo de 2008
The Vindicator
Invencible, Imparable, Indestructible. Está suelto y fuera de control. Esas son las palabras publicitarios con las que se vendió este filme en 1986, un subproducto directo a vídeo, que pese a sus pretensiones y al hecho de que sea una serie B, y se le note, resula una película bastante entretenida para el aficionado,. Cuenta, como productor, con pierre David, responsable de los primeros trabajos de David Cronenberg, con Stan Winston como creador del robot protagonista, y en su ficha técnica resale como ella sola Pam Grier, antes de ser redescubierta por John Carpenter y Quentin Tarantino.
La película comienza contando los avatares laborales y familiares del científico Carl Lehman (David McIlwraith) joven, prometedor, casado con su mujer, Loreen, que está embarazada de su primer hijo. Su mejor amigo es Burt (Maury Chakin) compañero suyo en la Aerospace Research Corporation, una prestigiosa compañía científica, cuyo jefe es el ambicioso y frío Alec White.
Carl ha descubierto que White ha desviado fondos para un proyecto secreto. Esto perjudica el trabajo de Carl, por lo que este se enfrentará a su jefe, el cual promete explicárselo todo en breve. Nada más lejos de sus intenciones, White y sus colegas del proyecto secreto preparan un "accidente" en la compañía, y Carl muere. Sin embargo, la osadía científica de White no tiene límites, y decide utilziar el cuerpo de Carl en su experimento.
Este consiste en enviar un cuerpo metido dentro de un indestructible traje a Marte. Al no necesitar alimento ni oxígeno, al ser su exterior casi impenetrable, podría ver y descubrir cosas que una expedición humana no podría. Además, se le ha añadido un programa a su cerebro, que le obliga a matar todo aquello que le toca, incluso en contra de su voluntad.
Tras preparar el cerebro de Carl e introducirlo en el traje robot, el experimento parece haber fallado, pero poco después despierta, matando a una de sus asesinas, y huye, terriblemente confuso. Pronto tendrá que debatirse entre sus instintos naturales, que le obligan a volver junto a su esposa, y su programación cibernética (al estilo Robocop, y curiosamente un año antes de que esta se estrenase) que le obliga a exterminar todo aquello que le toca, en contra de su voluntad. Pronto se sucederán crímenes involuntarios que atormentarán al científico.
White y sus colegas, para recuperarlo, contratan a una feminista y agresiva caza recompensas, Hunter (Grier) que con un equipo de expertos barrerá la ciudad para encontrar al "hombre del espacio"...
Si esta sinopsis no basta para encontrar comparaciones con el "Frankenstein" de Shelley, resulta que el film también se conoce como "Frankenstein'88". De hecho, el actor que interpreta a Alec White (Richard Cox) con su frío, cínico y arrogante comportamiento, siempre dispuesto a violar cualquier barrera, humana o científica, nos recuerda constantemente a Peter Cushing en ya sabéis que papel...
Aunque no sea ninguna maravilla, y en realidad esté técnicamente más cerca de cualquier película casposa de la época, "The Vindicator" resulta un filme entretenido que da lo que promete, y un poco más, pero no mucho más. Digna película de ser descubierta por cualquier aficionado al género.
El policia psicópata
Mucho daño hizo al cine fantástico la, en principio pasable, aunque mediocre "Viernes 13" de Sean Cunningham. Aunque esta no habría existido sin la excelente "La noche de Halloween" de John Carpenter, fue el estilo "Viernes 13" el que generó un sinfin de clones, la mayoría, olvidados. Así, en los ochenta tuvimos que sufrir, por cada película modesta e imaginativa del género, una veintena de fotocopias sin ningún tipo de interés.
Esta "El policía psicópata" es una película nacida ya en el declive del cine fantástico, en 1989. En la primera mitad de los años noventa, el fantástico estaba casi muerto, salvo las aportaciones de gente tan incombustible como John Carpenter, Tim Burton, David Cronenberg... solo hay que comparar, que en los años ochenta se hiciesen siete secuelas de Viernes 13, y en los 90, tan solo dos; de "Halloween" cuatro secuelas en los ochenta, en los 90, solo dos, y así sucesivamente...
Así pues, tenemos un filme que no solo nace en la decadencia de su género (ya de por si bastante devaluado) sino que además pertenece al execrable subgénero de "coge la cámara del tío Paco y vámonos al chalet de la tía Magdalena para rodar una película", es decir, un rodaje no profesional, ejercitado por actores desconocidos (llamarlos actores es ya un insulto para los de verdad) con un guión que copia al asesino de "Maniac Cop" apreciable film de William Lusting, y lo enmarca en una casa de campo donde hay unos adolescentes, copiando Viernes 13. A nivel visual o narrativo, poco tiene que envidiar a películas amateur como "El proyecto de la Bruja de Blair". Es decir, un absoluto estropicio, un desperdicio de "medios".
Sin embargo, dentro de sus aplastantes limitaciones, es un filme que puede funcionar como comedia de humor negro para espectadores poco exigentes, aunque por supuesto, no como película de terror, o ya de suspense.
Si repasamos el "argumento" (¡ja!) tenemos un prólogo donde dos chicas se ven abandonadas en una carretera desierta, de noche, con el coche estropeado. La aparición de un enorme y sonriente policía las hará sentirse aliviadas... hasta que son asesinadas por este, sin contemplaciones, sin motivos.
Luego se nos presenta a un grupo de adolescentes que van a pasar un fin de semana a la casa de campo de uno de ellos. El patetismo de los actores es terrible, la película adolece de todos los fallos que exhiben las secuelas de "Viernes 13": diálogos sin interés, que dificilmente serán pronunciados alguna vez en la vida real, y que se ven estirados hasta la náusea porque hay que rellenar metraje hasta que aparece el asesino, primero espiando a los chicos entre los árboles, y luego asesinándolos.
En realidad, esa es toda la película. Por un lado, adolescentes manteniendo conversaciones que no interesan en absoluto, y por otro, el asesino matándolos y dejando extraños símbolos satanistas en el bosque. No hay explicación hasta el final, donde un policía aparece de la nada para socorrer a los supervivientes, y explica que el policía es Joe Vickers, un adorador del Diablo que desapareció, creyéndole todos muertos, pero parece que ha resucitado para cometer crímenes que complazcan al Príncipe de las Tinieblas. El porqué un policía aparece por esos lares, y conociendo toda esa información, es otra de las pruebas del delirante guión. No hay motivo para nada, y todos los recursos son muy forzados.
Los actores, como ya he dicho, son completamente desconocidos, desde ese enorme y satánicamente sonriente policía hasta los adolescentes, que recitan sus frases como lo harían unos críos en un teatrillo escolar, aprendiéndolas de memoria para luego recitarlas sin más esfuerzo.
La película tuvo una inconcedible segunda parte, "Psycho Cop Returns" en 1993, contando con el mismo actor que hace de policía satanista.
Nada positivo puede sacarse del filme, salvo unas risas si se ve acompañado de los amigos . Ni siquiera como muestra de cine de psicópatas tiene nada que mostrar, el malo lo es porque si, porque lo dice el guión. No hay personajes, no hay historia, solo algunos momentos humorísticos que, por si solos, no justifican el visionado de esta, ejem "obra del séptimo arte".
jueves, 22 de mayo de 2008
Coma
Michael Chrichton demostró que, además de ser un escritor destacable, era un estupendo creador de atmósferas cinematográficas. Empezó a sentir interés en el cine tras ver a Robert Wise dirigir "La amenaza del Andromeda" pelicula basada en una novela suya, y pronto aprendió la lección y se convirtió en un pequeño artesano. Casi todas sus películas son hoy en día filmes de culto, como la estupenda película que nos ocupa, basada en un best Seller de Robin Cook, la película de culto "Almas de metal" o la divertida y entretenida "Runaway" con Tom Selleck.
La presente es un filme de carácter médico, ambientada en un hospital y protagonizada por un par de doctores. En concreto, todo comienza en un enorme hospital de Boston, donde la doctora Susan Wheeler (Genevieve Bujold, excelente actriz francesa) queda muy extrañada cuando una amiga suya que iba a ser operada de una simple apendicitis queda en coma tras la operación sin explicación aparente, sin que nadie se extrañe, ni siquiera su novio el doctor Mark Bellows (Michael Douglas) que cree que Susan, simplemente, reacciona de esa forma ante el dolor por la muerte de su amiga. Susan comienza a investigar después de que otro paciente completamente sano quede también en coma tras una operación rutinaria, y descubre que un número elevado de pacientes entraron en dicho estado el año anterior. Pide los archivos, pero el jefe de anestesistas George se niega a prestárselos, por lo que se cuela en su consulta y descubre que todos los casos de coma se dieron en operaciones realizadas en el Quirófano 8, y todos los afectados fueron trasladados al Instituto Jefferson para su cuidado.
Sospechando ahora algún tipo de extraña conspiración, Susan es abordada por un encargado de mantenimiento que promete desvelarle lo que sucede en el hospital, pero antes de hacerlo muere electrocutado y Susan es perseguida por todo el hospital, aunque consigue evadir al perseguidor.
Durante la persecución, sin embargo, Susan se pierde y va a dar a la sala de generadores, donde encuentra un mecanismo que libera una gran cantidad de monóxido de carbono en los depósitos de anestesia del quirófano ocho. Se lo cuenta a Mark, pero este no la cree, por lo que Susan decide visitar el Instituto Jefferson, donde descubrirá que todos los pacientes en coma son mantenidos en un estado de vida artificial, y que un grupo de médicos dirigidos por un tal doctor George, subastan sus órganos en el mercado negro. Susan regresa al hospital decidida a contárselo todo al director del mismo, el doctor Harris (Richard Widmark)...
Coma se erige pues como un thriller de base científica, hábil, entretenido y con unas dosis de suspense realmente efectivas, que siempre nos ponen del lado de la doctora Wheeler, incomprendida, nadie la escucha, solo ella sabe que algo extraño está pasando en el hospital, y cuanto más se acerca a la verdad, más peligro corre. Algunas escenas en las que Susan es perseguida tienen un talante verdaderamente amenazador, una atmósfera opresiva, como la visita al instituto médico donde todos los pacientes en coma están suspendidos y rodeados de tubos, una escena angustiosa y perfectamente punteada por la banda sonora de Jerry Goldsmith, con ecos de las bandas sonoras que Herrman compuso para Hitchcock.
Michael Douglas, en sus primeros pasos como actor, elegía los papeles con bastante cautela. Aquí interpreta a un médico de carácter quizás algo machista (esas conversaciones entre ambos, en las que él critica a Susan por no prepararle la cena y cosas por el estilo son totalmente impensables en el cine actual) pero en el fondo, un tipo simpático, que sencillamente, quiere que las cosas sigan como están, y se niega a creer en historias fantásticas. El memorable Richard Widmark, recientemente fallecido, interpreta un papel con muchos matices, y es inolvidable su discurso final a Susan sobre la medicina, sobre el que no me extenderé.
Por si ser un escritor de reconocido prestigio no bastara, Crichton es además, un excelente artesano capaz de conseguir atmósferas de misterio y amenaza realmente logradas, y este filme es la primera muestra de ello. Pese a su estilo algo "setentero" a nivel visual. El tema de la película puede recordar ligeramente a "La semilla del diablo" con una mujer envuelta en una conspiración, sin nadie que la crea. En cualquier caso, "Coma" es una película interesante, intrigante a ratos y divertida a veces. Sin ser ninguna obra maestra del género, fue una de las últimas películas realmente interesantes de los setenta, una película sustentada en un suspense inteligente y unos actores sólidos. A solo dos años de esta se estrenaría "Viernes 13" que no tardaría en "reinventar" el género, con unos códigos mucho más simplones, por lo que el presente filme no podría ser más recomendable.
Tiburon 2
Tiburón de Spielberg fue un auténtico éxito, un fenómeno de masas a la altura de "Superman" o "La guerra de las galaxias" y en su momento fue la película más taquillera de la historia del Cine, creando además verdadera psicosis entre los bañistas aquel verano. Así pues, era lo más natural del mundo que sus productores, Richard Zanuck y Robert Brown, se planteasen una secuela para explotar el éxito. Aunque Steven Spielberg no quiso oír hablar del tema, fueron muchos los directores interesados, el primero de ellos, John Hancock, fue despedido del rodaje (uno de los múltiples problemas que hubo) y fue sustituido por Jeanot Szwarc.
El filme cuenta la historia de la isla de Amity tres años después de los ataques producidos por el primer tiburón. La isla es ahora un lugar seguro, y los problemas causados por el tiburón han sido completamente olvidados. El alcalde Vaughn (Murray Hamilton nuevamente) prevee un excelente verano por delante, pero un fotógrafo submarino muere atacado por algo en el mar. Se denuncia su desaparición pero solo es hallada su cámara, que una vez revelada muestra una serie de sombras en el agua... al ver la foto, el sheriff Brody insiste en que se trata de un tiburón, y más tarde hay en el mar un misterioso accidente en el que mueren dos chicas que hacían esquí acuático. Brody advierte a las autoridades de lo que sucede y dice que esta vez no piensa intervenir para salvarles el pellejo y sufrir el infierno que sufrió la última vez, pero comienza a vigilar las playas celosamente. Al creer ver un tiburón, desaloja la playa y efectúa varios disparos, pero la sombra solo resulta ser un banco de peces, y Brody es despedido por causar el pánico entre los bañistas.
Poco tiempo después, una chica que va en barca con su novio observa aterrorizada como un enorme escualo vuelca la barca y devora a su novio. Al encontrarla poco después en estado de shock, Brody comprende que había estado en lo cierto desde el principio, y al enterarse de que sus dos hijos han ido de merienda en barco con unos amigos, roba una embarcación y se hace a la mar, sin sospechar que el tiburón está acechando ya la barca de los jóvenes...
El principal problema del film, que en su día sufrió un tremendo batacazo, es la disconformidad entre los productores, que querían un film de aventuras similar a la primera, y el director inicialmente previsto, Hancock, que quería convertirla en una película de terror puro. Swarzc, que venía del mundillo de los documentales, consiguió organizar un plan de rodaje decente, pero en ciertos aspectos, se podría decir que la película carece del espíritu de la primera parte. El tiburón sale demasiado pronto y demasiadas veces para resultar aterrador, e incluso levantaba risas entre el público de la época. De hecho el momento más aterrador del filme es aquel en el que emerge un cadáver carbonizado del agua ante Brody, y las escenas de más interés aquellas que reúnen en un mismo plano a Roy Scheider (que inicialmente no deseaba repetir su papel) Lorraine Gary como su esposa, y futura protagonista de la saga, y Murray Hamilton como el alcalde, los tres excelentes en sus papeles.
La saga continuaría, ya en los ochenta, con "El gran tiburón" titulada así porque una producción italiana había sido estrenada en España como una "falsa" Tiburón 3, donde los hijos del sheriff Brody trabajaban en un parque acuático y se enfrentaban a un enorme escualo hembra. El film es bastante más entretenido de lo que se le suele calificar, presentándose más en clave de cine de catástrofe que de película de terror, resulta bastante nostálgico. aunque lejos de la maestría del original. No sucede lo mismo con la desastrosa Tiburón-La venganza, cuarta y hasta el momento última entrega de la saga, donde muere uno de los hijos del sheriff Brody, y su madre se convierte en una mujer acosada, que cree firmemente que una maldición persigue a su familia por el "asesinato" del primer tiburón a manos de su fallecido marido. A pesar de contar con el gran Micahel Caine, la película es un verdadero horror de escaso presupuesto, y se nota (la escena en la que el gran tiburón asoma sus fauces es siempre la misma, repetida hasta la saciedad, y se nota que es un mal muñeco de plástico). Con todo, esta segunda parte que nos ocupa es un filme estupendo, entretenido y más oscuro que la primera parte, disfrutable sin problemas y hoy en día, mucho mejor valorado que en el momento de su estreno.
miércoles, 7 de mayo de 2008
Las novias de Dracula
Drácula fue el segundo éxito realmente importante de la casa Hammer, tras la maravillosa "La maldicion de Frankenstein" gemela de esta en cuanto a equipo técnico, protagonistas e intenciones. Y por supuesto, amabas estuvieron dirigidas por el sin par Terence Fisher, artesano de la casa que ha devenido en uno de los más interesantes realizadores del género que jamás han existido, ya sea con sus sagas Frankenstein y Dracula, con la maravillosa "La maldicion del hombre lobo" narrada casi en clave de cuento de hadas, o las fascinantes "La gorgona" y "Las dos caras del doctor Jekyll".
Dos años después del exitoso Drácula, llegaría la secuela, dirigida por supuesto, por Fisher, con un guión que pasó por varias etapas: así, al principio, el barón Meinster tendría como némesis al personaje de Latour, en lugar de Van Helsing, y Christopher Lee habría de aparecer al final de la cinta en un breve papel. Sin embargo, la negativa de Lee a volver a interpretar al personaje de Stoker (negativa que mantuvo durante toda su carrera, un caso similar a Sean Connery/James Bond) y la incorporación del extraordinario Peter Cushing en su rol de Van Helsing propiciaron cambios diversos hasta convertirse en el film que hoy conocemos (también se eliminó una secuencia con un ataque por parte de cientos de murciélagos, idea aprovechada en la siguiente película vampirica de la Hammer)
Una voz en off nos pone al corriente: Drácula ha muerto gracias a la acción de Van Helsing, pero son muchos sus discípulos, vampiros o humanos, que continuan persiguiendo la profanación de todo lo sagrado y la destrucción de la vida.
Una cándida joven, Marianne Daniele, se dirige a una escuela de señoritas para impartir inglés y francés, pero por el camino se detiene en una posada, siendo observada por un inquetante hombre de negro. El cochero la abandona sin explicación, y consternada, la joven pide asilo por una noche en la taberna. A esta llega una anciana de aspecto altanero, la baronesa Meinster, aristócrata de la zona y dueña de las tierras circundantes, que tras conocer la situación de la muchacha, la invita a cenar a su castillo, con la promesa de que será llevada a su destino por la mañana. La joven acepta, pese a las advertencias del tabernero, y cena en el decadente y enorme castillo, donde su anfitriona le explica que su único hijo murió tiempo atrás, de una misteriosa dolencia, y por eso ella vive sola en el castillo, con una única y vieja sirvienta, Greta.
Sin embargo, desde la terraza de su habitación, Marianne observa a otra persona en el cuarto contiguo, y descubre confinado en una habitación al joven barón Meinster (adecuado David Peel) un joven de rostro angelical que está allí encadenado por su madre. El muchacho le pide que le libere, para lo que Marianne deberá robar la llave del cuarto de la baronesa. El barón, obviamente, es un vampiro, que vampirizará a su madre. La muchacha huirá de la mansión y cae desvanecida, siendo recogida al amanecer por el carruaje en el que viaja el profesor Van Helsing, que se dirige a la posada al haber oído rumores de vampirismo. Marianne es llevada por fin a la escuela, donde poco después aparecerá el Barón Meinster para pedir su mano...
Pese a ciertas licencias argumentales (por ejemplo, en Dracula, Van Helsing aseguraba que los vampiros no podían transformarse en murciélagos, y aquí si) estamos ante una de las mejores películas de la casa, un film fascinante por lo que cuenta y por como lo cuenta, cercano incluso a "La maldicion del hombre lobo" en cuanto a su condición de "cuento", con esa fotografía de colores abruptos, esa historia de una familia aristócrata decadente que cayó en desgracia y fueron explorando terrenos de depravación cada vez más profundos (se nos cuenta que la baronesa participaba y animaba a su hijo en sus "juegos" y excesos, una insinuada relación incestuosa).
Pese a su enorme calidad, el filme tiene algunos fallos de guión, por ejemplo, que el barón Meinster esté atado por una argolla en su tobillo. ¿Porque no se convierte en murciélago y sale volando? ¿Quizás porque la argolla es de plata? ¿Repele la plata a los vampiros? Detalles que no se explican en la película, haciéndola ligeramente incompleta (la cruz en el molina al final peca de lo mismo). Pese a estos fallos, estamos ante una auténtica obra maestra del género, y una de las mejores películas de vampiros de todos los tiempos. La casa Hammer repetiría, con una trama ya sin Cushing en "El beso del vampiro" un filme inferior, pero con todo muy interesante; y la última obra maestra del ciclo sería "Drácula, Príncipe de las tinieblas" de nuevo con Fisher en la dirección y Christopher Lee retomando su papel. Por desgracia, la saga seguiría por derroteros correctos, aunque menos interesantes, en "Drácula vuelve de la tumba" para acabar con bodrios de los que nada se puede destacar, el díptico "Dracula 73" y "Los ritos satánicos de Dracula".
Sirva esta oieza maestra del género para testificar que, en su día, la Hammer fue una auténtica productora pionera, creadora de clásicos y realmente competente.
lunes, 5 de mayo de 2008
La casa de los 1000 cadaveres
Rob Zombie me es desconocido como músico, pues su trabajo abarca géneros musicales que, la verdad, nunca me han interesado demasiado. Por ello, hablaré de su ópera prima como cineasta sin influencias, sin la parcialidad que algunos admiradores suyos pudieran tener.
La casa de los 1000 cadáveres es un intento loable de reproducir el cine que Zombie (y muchos de nosotros) admira: el horror rual de los años setenta, los mad doctors, los psycho killers... todo metido en una batidora y servido de manera algo indigesta. Porque "La casa de los 1000 cadáveres" se queda en eso, en intento nada más, de proporcionar al espectador nostálgico una cinta con la que pueda conectar y disfrutar, pero sin conseguirlo.
Para empezar, tenemos un prólogo que ya nos muestra lo que vamos a ver: desquiciamiento en estado puro, mal gusto desde prinicpio a fin, estética sucia, personajes incultos y desagradables (en el mejor de los casos) sangre y palabrotas. Se nos presenta a un personaje enloquecido, el Capitan Spaulding (Sid Haig) que vestido como una especie de enfermizo Tío Sam, regenta una gasolinera (en la mejor tradición de horror rural) que incluye un museo de cosas raras "para freaks y descerebrados". Allí llegan cuatro jóvenes en una furgoneta, que están haciendo una ruta por las carreteras americanas, en busca de cosas inusuales y raras, cuanto más mejor, para escribir un libro sobre folklore oculto americano. Allí, asistirán al Museo del Capitán Spaulding, que les habla sobre el doctor Satán, una "celebridad" local, un mad doctor que utilizaba a las personas para sus experimentos, y que fue ahorcado, pero su cadáver desapareció. Los chicos insisten en ir a ver el árbol donde el Doctor fue ahorcado, pese a que Spaulding les recomienda que no lo hagan. Finalmente, les hace un mapa, y los chicos comienza el viaje...
Por el camino paran a recoger a una joven autoestopista a la que parece faltarle un tornillo, y que les pide que la lleven a su casa. Allí, serán invitados a cenar con sus habitantes, la familia Firefly, comandada por la madre (Karen Black, ni más ni menos) y cuyos miembros más carismáticos (por decir algo) además de la joven y hermosa (pero podrida por dentro) Baby (Sheri Moon) el desquiadísimo Otis (Bill Moseley, ya presente en la secuela de "La matanza de Texas"). La pesadilla para los cuatro jóvenes no ha hecho sino comenzar...
En resumen, una película que pretende ser un paquete precioso y conciso que reúna todo aquello que hacía que los fanáticos del cine fantástico fuéramos al videoclub hace veinte años, pero en realidad, el paquete es bastante vacío, y la película es un simple remake encubierto de "La matanza de Texas" pero con más: es decir, más asesinos, (mucha) más sangre, más aberraciones, un mal gusto que realmente, no tenía el filme de Hopper (cualquier miembro de la familia de Leatherface podía asustar sin necesidad de recurrir a gritar y decir palabrotas). A nivel visual, la película no se decide entre la estética sucia de los slasher más charcuteros y casposos y los viejos colores que lucían los tebeos marca EC, especialmente Tales From The Crypt.
A la postre, resulta mucho más interesante a todos los niveles la secuela "Los renegados del diablo" aunque se toma algunas licencias respecto a la primera parte, es una road movie desaforada, violenta y polvorienta, más creíble y disfrutable, intentando ( y esta vez si, consiguiendo) homenajear otro tipo de cine (las películas de venganzas perpetradas por la Cannon y los western y/o road movies. Gracias a "Los renegados del Diablo" Zombie parecía ser un autor interesante a tener en cuenta, pero tras "Halloween, el origen" ha resultado ser un simple reciclador, en la onda de Tarantino, pero con otras apetencias e influencias, y sobre todo, muy inferior.
sábado, 3 de mayo de 2008
Las colinas tienen ojos
Wes Craven nunca ha sido santo de mi devoción. Es un hombre al que hay que respetar, puesto que al menos, lleva treinta años haciendo cine, el cine que le gusta, con más o menos éxito económico y algo de prestigio crítico (cada vez menos). Sus películas, sobre todo las más emblemáticas, tienen legiones de seguidores. Personalmente, me parece "Pesadilla en Elm Street" su única película redonda (aún así, mal rematada, con un final típico de Craven). Su primer filme, mano a mano con Sean S. Cunningham, fue "La ultima casa a la izquierda" una de las películas más gráficas, repulsivas e innecesarias que he visto, cuyos "actores" hacen difícil seguir el filme con un mínimo de credibilidad, y su aspecto visual no difiere mucho de cosas como "El proyecto de la bruja de Blair".
Su siguiente filme, en 1977, fue algo más apreciable, "Las colinas tienen ojos".
El film no fue precisamente mejor, a nivel técnico o interpretativo, pero el guión parece algo más elaborado (no mucho) y Craven ya no parece tener tanta insistencia en mostrarnos algo repulsivo cada cinco minutos. También incorpora a algunas actores cuya labor posterior será muy reconocida, aunque aquí no brillan demasiado: el deforme Michael Berryman, siempre fiel al género, la madura scream queen Dee Wallace Stone y Janus Blhyte (vista en El fantasma del paraíso, de Brian DePalma).
Todo comienza en una gasolinera en medio del desierto. Su anciano propietario habla con una muchacha que parece salvaje; según dicen, hay "algo" escondido en las montañas, a lo ambos personajes no son ajenos, y los militares tienen intención de hacer una intensiva búsqueda en las colinas.
La muchacha se esconde cuando llega una feliz familia americana en su caravana, los Carter: el padre es policía retirado, la madre es un poco "fanática religiosa" la hija mayor (Dee Wallace Stone) viaja con su marido y con su hija pequeña, apenas un bebé, y los otros dos hijos adolescentes no hacen más que pelearse. La familia viaja a California, pero antes, quieren pasar por una vieja mina de plata que les han dejado en herencia. El viejo intenta desanimarles, como mandan los cánones del género, pero no lo logra, y emprenden el viaje. Unos extraños personajes a los que nunca vemos observan los avances de la familia con unos prismáticos, y se comunican con walkie talkies. Finalment,e la caravana sufre un accidente que les obliga a parar el viaje; el padre decide volver a la gasolinera, y su yerno va a ver si puede encontrar ayuda, pero se hallan en medio del desierto. Los perros de la familia salen corriendo, uno de ellos muere destripado, la noche cae rápidamente, y el horror se desata sobre la familia Carter...
Lo que mora en las colinas, según explicará el viejo de la gasolinera a Papá Carter, es la familia de su propio hijo. En los años cincuenta, el vieo y su esposa tuvieron un hijo que no era normal, peludo y pesado. Se comía vivas a las gallinas, se divertía echando a los perros en los pozos... una noche en la que el viejo salió a comprar comida, aquel engendro quemó la casa con su madre y una hermana pequeña dentro, por lo que el viejo le abrió la cabeza y le tiró al desierto, donde esperaba que muriese desangrado o del calor. Pero el hombre sobrevivió, secuestró en la ciudad a una prostituta por la que nadie preguntaría, y ha formado una manada de hijos locos que sobreviven alimentándose de perros, alimañas... y ocasionales viajeros que pasan por allí. El asedio de la familia caníbal a los Carter no se hará esperar, y no va a haber tregua...
Las escenas crueles "Made in Craven" se pueden contar con los dedos de una mano: el perro destripado, el hombre crucificado y quemado vivo, la violación de la hija en la caravana... el supuesto mensaje que Craven quiere transmitirnos no deja de ser un tópico pueril: ninguna de las dos familias es enteramente "buena" o "mala"; los Carter pueden convertirse en salvajes tan violentos como ellos, y alguno de ellos puede sentir piedad y compasión. Un argumento trillado en exceso, y que es desarrollado por Craven sin demasiada convicción.
Del guión, lo mejor que puede decirse es que es una copia más o menos enmascarada de la por entonces en el candelero "La matanza de Texas" de Tobe Hopper. Así, tenemos a un grupo de caníbales que viven en un paisaje agreste, caluroso y asfixiante, y a un grupo de personas representantes (más o menos) de la normalidad, que se pierden en ese lugar y son rodeados y asediados por la familia caníbal, en busca de su carne (además, ambos films comparten a Robert Burns, director artístico que ha participado en no pocos filmes de género). El equipo técnico (once personas) no debe diferir mucho de aquel que rodó "La última casa a la izquierda" pues los resultados, a niven visual y técnico, fueron muy similares.
Las colinas tienen ojos alcanzó un buen éxito económico en el circuito de auto cines, y ganó además el premio a la mejor película de la Academia de Cune Fantástico y Ciencia Ficción de Los Angeles. En España se estrenó mancillada con la dichosa letra S, que identificaba productos (supuestamente) sexualmente explícitos o demasiado violentos. Hoy en día, ambas cosas han sido superadas scon creces, y la película de Craven apenas podría entrar en antologías de gore, y si en el subgénero de terror rural.
El filme contó con una secuela, dirigida en 1981, pero no estrenada hasta 1985, después del fulgurante éxito de Craven, Pesadilla en Elm Street (1984). El filme es mucho, mucho peor que el primero, y no ofrece nada interesante: repesca a Janus Blythe y Michael Berryman para otra aventurilla por el desierto, esta vez por parte de un grupo de chavales que van en autobús a una competición de motos, y se pierden en el desierto. Técnica y artísticamente nula, Craven ha reconocido que la hizo por dinero, porque en aquel momento, nadie quería producir la película de Fred Krueger, y él necesitaba dinero. Es uno de los puntos más bajos de su filmografía, y además rellena su metraje con escenas de la película anterior.
Como anécdota, con esta película se inició una pequeña serie de homenajes privados entre Craven y Sam Raimi: si aquí vemos un poster de la película "Tiburón" roto por la mitad en la caravana de los Carter (quizá para conseguir una comparación, queriendo indicar que el terror humano siempre será más aterrador que el animal) en la ópera prima de Raimi, Posesión Infernal, aparece, en el sótano de la casa, un poster de Las colinas tienen ojos, también roto. Craven devolvió el homenaje cuando, en Pesadilla en Elm Street, la protagonista veía Posesión Infernal en la televisión...
Se habló durante un tiempo de una tercera parte, que tendría un argumento de ciencia ficción, pero lo que nos ha llegado ha sido el remake de Alexandre Aja, que me ha parecido de lo peorcito: mucha sangre sobre maquillajes, muchos gritos, pero en esencia, la misma historia contada con los cánones actuales de cine de terror (que no son precisamente mejores que los de los años setenta). La pelicula de Aja ha tenido secuela, que no he podido ver...
Las colinas tienen ojos, de Wes Craven, no revoluciona el género, no lo hace evolucionar, simplemente presenta una película chapucera técnicamente (y aristicamente, salvo algunas excepciones contadas) pero al fin y al cabo, una historia entretenida y al límite. Sabiendo lo que uno va a ver, no es en absoluto un film despreciable.
Martin
George A. Romero ha sido considerado muchas veces como un mero directorcilllo de serie B, que únicamente merece algo de reconocimiento por su trilogía de muertos vivientes. Ha sido muchas veces puesto al lado de Tobe Hopper, quien solo tiene una película realmente notable "La matanza de Texas". Sin entrar a valorar a Hopper, Romero tienen un mundo propio, que ha ido explorando consecuentemente a lo largo de su carrera. Además de su célebre trilogía zombie, tiene películas fantásticas, como Creepwshow, la extraña y dificilmente clasificable "Los caballeros de la moto" cine de suspense de calidad (La mitad oscura, Atracción diabólica) y este curioso experimento ¿vampírico? que es Martin (en España fue absurdamente titulada "El regreso de los vampiros vivientes").
La película fue rodada en 1976 (otras fuentes indican 77) tras pasar Romero una larga mala racha, que había acabado con su economía y con su salud. El rodaje de La noche de los muertos vivientes trajo el éxito a su puerta, no así la fortuna, ya que varios productores se aprovecharon del éxito para vender copias piratas sin tener que rendir cuentas al resto de los miembros del rodaje. La siguiente película ni siquiera era de terror, "There always vainilla" un filme extraño y totalmente improvisado, aburrido, estirado y descafeinado, a decir de los que la han visto. El tremendo fracaso del filme motivó que se estrenara en EEUU con otros varios títulos, pero el espectador no picó. Hoy es un filme desaparecido, y no conozco a nadie que la haya visto.
Las cosas se ponen más claras con Jack's Wife, conocida como Season of Witch, una película de brujería y feminismo que incluso fue editada en DVD aquí, aunque no con muy buena calidad. Más conocida todavía resulta "Los crazies" un film con zombies, contagiados tras la caída de un avión del ejército que portaba un virus como arma biológica. Aunque fallida y técnicamente deficiente, tiene algo de interés.
Finalmente, llega Martin. Martin Matias es un joven absolutamente introvertido y callado, que viaja en tren a Pittsburg para reunirse con su familia, tras la muerte de los parientes con los que vivía en Indianápolis. En el tren, Martin entra en el departamento de una chica para drogarla y beber su sangre, tras cortarle las venas con una cuchilla. ¿Es Martin un vampiro? es una pregunta que flota alrededor del filme, y que realmente, no obtendrá una respuesta clara.
Tras llegar a Pittsburg, es recogido por su anciano primo Cuda, un fanático religioso convencido de que su familia está maldita, y de que Martin es el noveno nosferatu, un diablo inmortal que bebe la sangre de los vivos para sobrevivir. Cuda pega ajos y crucifijos en casa, para consternación de su nieta Cristina (Christine Forrest, posteriormente esposa de Romero) la cual, de pensamiento algo más liberal, no termina de creerse las historias de su abuelo.
Martin comienza a hacer vida en la ciudad, ayudando a su primo, que posee una tienda de comestibles. Martin hace recados y se convierte en repartidor a domicilio. También sale por las noches, a cometer crímenes para beber la sangre de sus víctimas. Un día conoce a una vecina, la insatisfecha esposa de un marido ausente, la señora Santini, y se enamora de ella...
Para empezar, ¿que es Martin? Cree ser (toda la familia lo cree) un vampiro. Pero en realidad no lo es, al menos no un vampiro de los que el cine nos tiene acostumbrados. Su apetito por la sangre humana y su supuesta longevidad (dice tener 84 años) son las únicas señas de que podría ser algo antinatural. El sol, los crucifijos o los ajos no tienen ningún efecto en él. Como el propio Martin señala "no es magia. Solo es una enfermedad". una rara enfermedad convertida en otra cosa en el seno de una extraña familia, fanáticamente religiosa, que cree todavía que los demonios caminan por la tierra.
Romero hace un magnífico examen de la mentalidad imperante en la América profunda: ese Pittsburg sucio y destartalado, donde parece haber una estricta mentalidad victoriana: incluso las desagradables señoras que frecuentan la tienda de Cuda se escandalizan porque un joven va a vivir en la misma casa que una muchacha soltera, como si de un horrible y pecaminoso asunto se tratase, un verdadero escándalo. Es " una ciudad de viejos" como varias personas indican a lo largo del filme, donde no será bien visto el nuevo sacerdote de ideas progresistas (interpretado por el propio Romero). Es, pues, el lugar ideal para que se refugie un muchacho introvertido en exceso, reprimido y de imaginación demasiado fantástica. Lo más probable es que Martin y su familia de verdad crean en su vampirismo, pero lo suyo parece más un problema mental, que quizá "lleva en la sangre" (se dice que hay otros nosferatu en la familia, dos más, que viven en Europa).
A menudo se nos intercalan imágenes en blanco y negro que cuentan el supuesto primer crimen de Martin, sucedido casi un siglo antes, pero bien podrían ser alucinaciones del muchacho perturbado. Martin se erige como un personaje tan oscuro como fascinante. Aunque sea tímido y reprimido, no es un loco común, sino un frío asesino que planifica sus crímenes con cuidado y con antelación, haciéndolos pasar por suicidio a veces, y también parece importante para él tranquilizar a sus víctimas antes de matarlas, no solo sedándolas, sino hablándoles mansamente para que no tengan miedo. Aficionado a los trucos de magia, Martin se limita a vivir su vida, ajeno a los intentos de su primo Cuda para "salvar su alma" y algo menos ajeno a los problemas de su prima, encerrada en un pueblo de ideología medieval donde la mujer no significa nada, intentando convencer a su novio Arthur (Tom Savini, que se ocupó de los FX, en un breve papel) para que se marchende allí. También parece que Martin tiene necesidad de llamar la atención, cosa que hace al llamar a un programa de radio de confesiones noctunas para, bajo el apodo de "Conde" contar sus experiencias vampíricas, llegando a cosechar una pequeña legión de admiradores...
¿Es Martin un vampiro? Al final, la respuesta es lo de menos. Lo importante es que hemos asistido a un implacable examen psicológico, de un pueblo que parece haberse quedado en el siglo XIX, de una familia que ha sido destruida por el ilógico fanatismo religioso, y de un muchacho cuya mente ha quedado arruinada por culpa de su familia, pero también por su excesiva imaginación...
La película se rodó en Pittsburg con el ínfimo presupuesto de 100.000 dólares, aunque oficialmente, la cifra se aumentó ahsta 250.000. Según Romero, fue el primer rodaje que disfrutó desde "La noche de los muertos vivientes" y además le permitió conocer a la que luego sería su mujer, Christine Forrest. Hubo una versión más larga del filme, que superaba las dos horas y aumentaba información sobre la ciudad, diversos personajes secundarios, la pasión de Martin por la magia... el montaje fue declarado demasiado largo, y Romero tuvo que recortarlo hasta la duración que conocemos, con la esperanza de presentar el montaje completo en posteriores ediciones, pero parece ser que dicho montaje se considera desaparecido. También tuvo que cortar diversos planos gore, algunos realmente absurdos, como el corte que Martin hace a la primera chica; el plano tuvo que ser retocado para que el corte no fuese tan largo, una tontería. Esos insertos gore si los tenemos en posteriores ediciones de vídeo...
Martin no es la mejor película de Romero, pero, a pesar de que es de las más olvidadas y desconocidas por el público, si es una de sus mejores películas, una joya sencilla, oscura y psicológica, perturbadora y con no poco humor negro... se hace más que recomendable descubrirla, siempre que no se espere de ella una historia de vampiros convencional.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)