domingo, 16 de septiembre de 2007

El terror no tiene forma



Chuck Rusell es otro de esos directores de segunda fila capaces de imprimir a su trabajo cierta dosis de calidad. Suya es la tercera entrega de "Pesadilla en Elm Street" y suya es la inclasificable "La mascara", de Jim Carrey, y también es responsabilidad suya este remake de "The Blob" película clásica con Steve McQueen que se cuenta entre las mejores del género clásico de extraterrestres. El remake es, en general, bastante respetuoso con el original.
Se nos presenta al personaje de Brian Flagg, el típico chaval delincuente, con un pie en la cárcel, repudiado por todos, tanto por los adultos que le consideran una figura anti autoritaria peligrosa y una mala influencia, como por sus propios compañeros, que le ven como a un negado. También conoceremos a un pequeño grupo de jugadores de fútbol americano en el instituto y a sus novias (animadoras, por supuesto).
Es de noche, y todos los chicos planean llevar a sus novias al huerto. Un vagabundo ve caer del cielo un enorme cometa, y decide investigar. El cometa está partido en dos, y de él sale una criatura viscosa que se adhiere a su brazo y lo devora. Poco después, Brian, paseando, se encuentra con Paul y Meg, la típica "parejita" les explica que ha tenio un pequeño percance con su moto y les pide que le lleven.A regañadientes, acceden, pero poco después, atropellan al vagabundo. Lo llevan al hospital, donde desaparece fagocitado por una masa viscosa. Brian decide que el asunto no le conviene y se marcha, y poco después, Meg ve como su novio es absorbido por la cosa, que va cambiando de tamaño conforme se alimenta. La masa escapa en los bosques, donde devorará a varios adolescentes.
Meg no es creída por la policía cuando cuenta lo que le sucedió a su novio, las autoridades insisten en creer que es cosa de Brian. La chica escapa de casa y busca a Brian, que se ha refugiado en su bar favorito. Brian accede a testificar a la policía sobre lo que vio, pero poco después, prácticamente todo es absorbido por la masa. Los jóvenes se encierran en el congelador, y cuando todo ha pasado, salen a advertir a la gente, pero se encuentran con el doctor Meaddows y su equipo. Resulta que la masa no vino del espacio, sino que cayó por error de un satélite donde se había creado biológicamente como arma definitiva. Los científicos ponen en cuarentena a todo el mundo, y todos quedan contentos al ver lo rápido que se está resolviendo la situación. Pero Brian escucha una conversación entre Meadows y su ayudante, y descubre que el equipo no desea destruir a la criatura, sino recuperarla para usarla como arma, y están dispuestos a sacrificar a todo el pueblo si es necesario...
Una película curiosa, que actualiza la historia original y también algunas premisas: por ejemplo, en la respetada escena del ataque en el cine, en la película original la gente ve una comedia en blanco y negro, pero en el remake, los adolescentes corean las bestialidades de un asesino enmascarado en una demencial película titulada "El asesino de la podadora". Por otra parte, en los films de los años cincuenta era el Gobierno y el Ejército el encargado de destruir la amenaza que venía de fuera. Aquí, es el gobierno quien ha creado la amenaza, y por culpa de su incompetencia, esta ha llegado a convertirse en un peligro real para todos los habitantes. Y, lejos de querer corregir el error, el ambicioso doctor Meadows planea sacrificar a cuantas personas haga falta para recuperar su arma.
En general, un remake modélico, que no una obra maestra como lo eran La cosa o la Mosca. Una película entretenida, bien hecha, con grandes dosis de humor negro y correctos efectos especiales. Disfrutable.

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