sábado, 22 de septiembre de 2007
La casa de los horrores
Tras el éxito de La matanza de Texas, Tobe Hopper no consiguió un éxito similar, ni con la desastrosa y barata "Trampa mortal" ni con la miniserie "El misterio de Salem's lot" que si le devolvió algo de prestigio con el tiempo.
Visto esto, Hopper decide perpetrar un slasher, tan de moda en la época gracias a Viernes 13. Para ello utilizaría la novela escrita por Dean R Koontz bajo seudónimo "La feria del terror" (que más tarde fue reeditada con su nombre verdadero). Sin embargo, he tenido la oportunidad de leer la novela, y resultan sorprendentes los cambios abismales entre las dos obras. Baste con decir que la película no se acerca a la novela en el argumento, ni muestra las motivaciones de ciertos personajes, pasando por alto precisamente la mejor trama de la novela (la cual es bastante mediocre, por cierto). En general, ambas historias solo se acercan en el agobiante final.
La película tuvo constantes problemas de rodaje, retrasos considerables, con todo el ajetro que tiene el rodar en un parque de atracciones, llenandolo de gente que lo haga funcionar. La película creó grandes quebraderos de cabeza a Hopper y a sus productores, y todo ello se resiente, y a la vez, beneficia a la cinta. Se resiente porque su carrera comercial fue nula: no se estrenó en cines en muchos lugares, estrenándose en vídeo en la mayoría (en su año de producción, 1982, esto no era tan normal como hoy) y su campaña publicitaria dejó mucho que desear. Pero todos los inconvenientes también consiguieron que la película denotase un aire malsano, irreal y pesadillesco, cercano al que veíamos en "La matanza de Texas". Hoy, La casa de los horrores está considerada una de las mejores películas de su director, y una más que digna película de terror de bajo presupuesto.
Hopper comienza la película con un golpe de humor maestro: desde la aparición de La noche de Halloween en 1978, muchas películas habían copiado la famosa escena de apertura con la máscara y el cuchillo, algo parecido a lo sucedido con la escena de la ducha de "Psicosis". Hopper, por tanto, nos muestra tras los créditos a una chica que se desnuda y se mete en la ducha. A continuación, pasamos a la vista subjetiva, donde alguien de respiración enervante persigue a la protagonista, parándose para coger una máscara y un cuchillo, entra en el baño, descorre la cortina y... descubrimos que se trata del hermano pequeño de la protagonista del film, un adepto a las películas de terror, gastándole una broma a su hermana Amy. Tras reprenderle, la chica se prepara para salir con sus amigos, Richie y Liz, y con un chico nuevo, Buzz. Estos insisten en ir a la feria que acaba de llegar a la ciudad, pese a que la madre de Amy le ha advertido que algunos jovenes han desaparecido allí. Finalmente, van a la feria, y comenzará su odisea de horror. La atmósfera se vicia desde el principio... el siniestro borracho que vagabundea por la feria, la vieja bruja que se mete con las chicas, el conductor de camión que apunta al hermano de Amy con una escopeta... se nos pone sobre aviso: lo que va a suceder no será agraable. Este sentimiento se refuerza en la feria, llena de atracciones grotescas (la de William Finney es especialmente alucinante e inolvidable) y finalmente, en la casa de los horrores, que fascina a los chicos, con lo que deciden volver y pasar la noche allí una vez la feria esté cerrada.
Una vez allí, los chicos serán testigos del asesinato de la pitonisa de la feria a manos del hijo del dueño de esta, tras un escarceo sexual más que chungo (sobre todo porque intuimos que el hijo no es una persona normal... habla gurturalmente y esconde su rostro tras una máscara de Frankenstein). Cuando el borracho dueño de la feria sepa lo ocurrido, decide proteger a su chico, como ha hecho otras veces. Pero entonces descubrirá que hay cuatro testigos y comenzará una persecución a muerte en la casa de los horrores.
La película es oscura, difícil de ver por su ambiente enrarecido (que en sus mejores momentos se hace prácticamente irrespirable para el espectador) pero no veamos películas de culto donde, sencillamente, no las hay. La casa de los horrores es un slasher con buenos momentos, imaginería visual rancia y de estética sucia y oscura, pero salvo la primera escena, los momentos en los que Hopper vicia la atmósfera, y ese climax final en la sala de calderas, no podemos decir que estemos ante una obra maestra, pero si ante una de las mejores películas del subgénero. Es recomendable su visionado hoy en día, por su sucia textura visual, sus detalles morbosos, su aura terrorífica.. y por ver a un Tobe Hopper en estado de gracia. Tras su reclusión en el lamentable mundo del telefilm, donde ha perpetrado aberraciones como "Peligrosa de noche" o "Terror sin fin" este hombre no levantó cabeza. Y eso que en sus primeras películas prometía, y mucho.
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