lunes, 17 de septiembre de 2007
La matanza de Texas
Tobe Hopper era un desconocido. Un muchacho con ganas de llamar la atención, al que le gustaban Roger Corman, Edgar Allan Poe, Mary Shelley... trabajó como montador en emisoras locales de radio y televisión, dio carpetazo a su primer trabajo "Eggshells", película hoy totalmente perdida, que nunca fue comercializada y nadie recuerda haber visto, pero que, por lo que parece, trataba un mundo surrealista donde un personaje de ficción se batía en duelo con su creador para adquirir el derecho a ser real. Fue una época turbulenta para la comercialización cinematográfica independiente, y la película nunca pasó de verse en algunos campus universitarios y festivales de arte y ensayo.
Es en 1973 cuando Hopper y su guionista y amigo Kim Henkel comenzarían a escribir un guión sin título, inspirado en las tropelías cometidas por Ed Gein, un granjero de Wisconsis nacido en los años veinte, que vivió una vida turbulenta y anormal, con un padre borracho y paralítico, un hermano con una extraña enfermedad ósea y una madre fanática religiosa. Al fallecer su madre, Gein se convirtió en un perturbado, con un interés poco natural por el género femenino. Desenterró varios cadáveres de mujeres recién enterradas para practicar la necrofilia y el canibalismo, y usaba como mobiliario y vajilla huesos y pieles humanas. Su granja se convirtió en un basurero, y a finales de los años cincuenta, comenzó a matar mujeres jóvenes. Tras la desaparición de una lugareña, la policía se presentó en su casa y halló a la mujer colgada de un gancho y destripada. Varios de sus órganos fueron encontrados en la nevera envueltos en trapos viejos, junto con otros indescriptibles "víveres". Gein fue encerrado en un manicomio sin mediar juicio alguno, donde murió de insuficiencia respiratoria en 1984. Sus restos descansas en una tumba anónima junto a la de su madre en el cementerio de Plainfield, Wisconsin.
Aunque nunca fue la intenció de Hopper adaptar fielmente estos sucesos (para ello, acudir a la imprescindible "Deranged") el joven cineasta si planeaba captar la truculencia, el morbo y la enfermedad que denotaban los crímenes. Plasmó toda la decadencia de la "América profunda" en su giuión. Prácticamente todos los directores de cine alardean de lo duro que fue su primer rodaje, pero lo de Hopper parece que fue serio: rodando con dinero recogido de inversores particulares, en escenarios naturales, sin el respaldo de ninguna compañía ni estudio, con actores no profesionales, la mayoría, estudiantes de escuelas de arte dramático. Rodaron tres meses, el verano de 1974, con temperaturas que sobrepasaban los 40º, jornadas muy largas (hubo una que duró 27 horas) los desmayos, inconvenientes y deserciones se producían casi sin cesar.
Sin embargo, todo ello actuó en bien de la atmósfera de la película. La matanza de Texas está todo lo cerca que puede llegar una película a captar la atmósfera de una pesadilla, retratando un lugar de podredumbre física y moral, donde el tiempo parece haberse detenido y todos han perdido el juicio.
Verano de 1973. Cuatro jóvenes se dirigen a pasar el día a la casa de dos de ellos, Sally y su hermano paralítico Franklin. De paso, desean comprobar si la tumba de su abuelo está intacta, ya que en la zona se han sucedido varias profanaciones recientemente descubiertas. Todo parece estar en orden, aunque se encuentran con un lugar que parece fuera del mundo, una gasolinera sin gasolina, unos policías dedicados a flirtear más que a investigar, y un viejo e inquietante borracho que anuncia "Por aquí pasan cosas que no se dicen". Sin embargo, concluida la parte desagradable del viaje, los chicos continuan su viaje. Por el camino recogen a un autoestopista chiflado que, tras hablar del matadero local donde trabajaba su familia y hacerse un profuno corte en la mano, ataca a Franklin y es echado de la camioneta. El viaje llega a su fin, y los jóvenes pueden por fin descansar, pero dos de ellos se alejan buscando un riachuelo para bañarse, llegan a una extraña casa aislada donde son asesinados por un hombre enorme que porta una máscara hecha con piel humana. Cuando los demás vayan a buscarles, correrán idéntica suerte, salvo Sally, que conseguirá huir, sin imaginar que la peor parte de su pesadilla aún está por emepezar...
La película esta rodada en 16mm y pasada posteriormente a 32mm, lo que le proporciona ese aspecto rancio, enfermizo y amarillento, que contribuye a hacer del visionado de la película algo mucho más desagradable de lo que ya era. La película comienza mostrando unos extraños flashes de cadáveres, luego vemos un cadáver podrido subido a una estaca, mientras en off oímos hablar al locutor de radio de las profanaciones cometidas. Cuando llegan los cuatro chicos, ya estamos predispuestos a ver algo fuera de lo común. Cuando aparece el autoestopista, conseguirá crear un estado de incomodidad general, que durará hasta que nos echemos a la cara la palabra "fin". A todo esto ayuda considerablemente la decoración de la casa. Hopper le dijo a su diseñador que quería que la casa "oliera a muerte y supiera a muerte". Se decoraron las habitaciones con huesos y plumas. Hay quien dijo que Hopper hizo traer auténticas pieles humanas de la India, y lo que si está comprobado es que se usó un bote lleno de dientes humanos para la película. En cualquier caso, la casa consigue crearnos un fuerte sentimiento de rechazo, de "esto no es normal" que unido a la forma de comportarse de sus habitantes (una familia de caníbales que trafican con joyas para costearse los vicios, tienen una carnicería en una de las habitaciones y tratan a los jóvenes como si fueran ganado) consiguen, por decirlo suavemente, repugnarnos.
Los asesinatos son especialmente traumáticos y crueles, y el de Pam está considerado como uno de los más sufrientes de la historia: tras entrar en la casa en busca de su novio y encontrarse con algo completamente inesperado, consigue salir de la casa, pero es atrapada por el hombre enorme, que la mete en su "matadero" y la cuelga de un gancho. Es una de las escenas más terribles, que logran crear al espectador una sensación indescriptible, porque además, las acciones de los miembros de la familia nunca se ven (la película escasea realmente en sangre) los asesinatos están filmados por medio de una ingeniosa elipsis: mientras uno de los caníbales trabaja sobre uno de los chicos, nosotros vemos a otro de ellos, asistiendo como espectador obligado. Y solo con ver el horror y la locura en los ojos de esos jóvenes tan normales la película consigue crearnos más inquietud que si mostrara explícitamente los desmembramientos.
La película fue tachada de "vomitiva y horrenda" y anunciada de forma más bien sensacionalista "¡Miembros humanos siendo arrancados y devorados!". Nada de ello apareció en la película, claro, pero ayudó a que se vendiera. Todos los que querían ver algo más allá de lo permitido fueron a verla. La MPAA, organismo censor del cine americano, exigió que se practicasen numerosos cortes, a lo que Hopper se negó tajantemente. La película estuvo retenida tres años y finalmente se estrenó como película X. En Inglaterra ha estado prohibida hasta el año 2001. Su repercusión llegó a todas partes y dura hoy en día.
Masterpiece imprescindible para cualquiera que pretenda cultivar un poco su cinefilia. Eso si, no apta para caridiacos...
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