sábado, 15 de septiembre de 2007

Noche de miedo



Tom Holland es un artesano, que sabe imprimir a sus (escasas) películas, una atmósfera, según le interese. Suya es esta sugerente pieza vampírica, que fue la culpabled de revitalizar el subgénero vampírico junto con "El ansia", "Salem's Lot" y "Jovenes ocultos".
La película comienza con un engaño: vemos un plano general de una casa vieja, y oímos un sonrojante diálogo, lleno de tópicos del cine draculiano. En ese momento, el espectador menos paciente podría clamar "¿He pagado por ver ESTO?". Sin embargo, un plano nos permite colarnos por una ventana de la casa siguiente, donde descubrimos que el diálogo pertenece a una añeja película de vampiros que tiene puesta en su televisor el adolescente Charlie Brewster (William Ragsdale) mientras se enrrolla con su novia Amy. Charlie y Amy discuten porque ella "no quiere hacerlo". Él coge unos prismáticos y atisba, descubriendo que en la casa de al lado, que lleva tiempo deshabitada, dos hombres están metiendo una extraña caja en el sótano.
Poco después, la madre de Charlie le informa que la casa ha sido vendida a un tal Jerry Dandridge, que nadie ha podido ver todavía, y que vive con un misterioso hombre que vigila la casa durante el día... la curiosidad impulsa a Charlie a tratar de espiar la casa, y una tarde ve entrar allí a una prostituta, que poco después aparece muerta y decapitada en un descampado de la ciudad. Charlie comienza a vigilar en serio la casa, y por fin, sucede lo inevitable: consigue espiar una noche a su nuevo vecino, acompañado por una prostitua... y Charlie ve sus dedos largos, acabados en garras, y sus colmillos. El vampiro le lanza una mirada siniestra, los papeles se invierten: donde antes Charlie era un simple observador, ahora él es parte observada.
Podemos ver la película desde dos puntos de vista: el ser amenazador que amenaza la comunidad, o los humanos que se entrometen en sus asuntos y le molestan en su territorio, son los intrusos. En cualquier caso, Jerry Dandridge comienza a perseguir a Charlie, y este acude a Peter Vicnent, antiguo actor de películas de vampiros (claro homenaje a Peter Cushing) que ahora presenta en televisión el programa favorito de Charlie, Noche de miedo. Vincent, por supuesto, no le cree, pero más tarde, Amy, preocupada por su novio, le soborna para que finga una charada, según la cual demostrará que Dandridge no es un vampiro. Todo se complicará cuando Jerry Dandridge descubra en Amy la reencarnación de un amor perdido...
La estupenda fotografía contribuye a crear un clima de terror perfecto, una situación insostenible para el muchacho protagonista, que le lleva al borde de la locura y le aleja de sus seres queridos; la banda sonora es perfecta, plagada de canciones de la época bien seleccionadas, y con un tema principal compuesto por Brad Fiedel, sugestivo, sensual e inquetante, que permanecerá en vuestros oídos mucho después de que la película termine. Por último, el misterioso poster ayudó mucho a vender la película: sobre la casa del vampiro (vemos su sombra en la ventana) unas extrañas siluetas en la niebla forman el rostro de una mujer vampiro...
Aquí se respetan más o menos los cánones vampíricos: los vampiros mueren si la luz del sol les toca, temen al agua bendita y a la cruz, pero solo si esta es empuñada por alguien con fe (sugestivo detalle que proporciona varios buenos momentos a la trama). Además, el vampiro se convierte en lobo, murciélago o niebla, y no puede entrar en una casa sin ser antes debidamente invitado por su dueño. Por otra parte, hay algunos detalles innovadores en la personalidad de Dandridge: que silbe cuando entra en una casa ajena, que coma manzanas (cuando en el cine, los vampiros no suelen ingerir más que sangre) que tenga varias apariencias, desde su rostro humano normal con pequeños colmillos, a un rostro monstruoso e inhumano de desproporcionadas fauces, y en general, que sea un personaje moderno, y no el típico vampiro recién resucitado en la actualidad y desconectado del mundo...

Jerry Dandridge, el vampiro moderno

Una pequeña joya, auténtico mito de videoclub en la época, perfectamente disfrutable hoy en día (efectos especiales de máxima calidad). Contó con una secuela, donde los mismos héroes de la primera luchaban contra la hermana de Dandridge, pero resultó una película vacía, mal planteada y en resumen, fallida.

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